Voltaire

Dice Voltaire que la idiotez es una enfermedad extraordinaria, no es el enfermo el que sufre por ella, sino los demás. 

No debemos pensar que cuando Voltaire se refiere a la idiotez como enfermedad, se está refiriendo a la enfermedad de la “…idiotez, idiotismo o idiocia es, en términos médicos, equivalente al retraso mental profundo, una enfermedad mental que consiste en la ausencia casi total en una persona de facultades psíquicas o intelectuales.”  Más bien este término hay que traducirlo como sinónimo de estupidez, en el sentido de Carlo Cipolla, quien afirma que existen cuatro categorías morales: los buenos, los incautos, los malos y los estúpidos. 

El estupido es aquel que aun pretendiendo hacer el bien lo único que  logra es azararle la vida a los demás. En ese sentido en un comentario anterior había señalado el caso de un sujeto, cuyo nombre no quiero acordarme, que vivió en el campo donde nací, que por su escasa capacidad para el razonamiento complejo, pretendía ser el portador y dueño absoluto de la verdad. De modo que se sentía con la autoridad de decirle a los demás, como era forma de criar a los hijos, como era la forma correcta de sembrar los campos, de hacer negocios, mientras él era un fracaso en todos los ámbitos de la vida. Un idiota no diagnosticado. 

Pero no cometamos el error de pensar que la estupidez, a la que se refiere Cipolla, o el idiotismo, al que se refiere Voltaire es un padecimiento de las personas de escasos niveles académicos. Pues resulta que existen cantidad de estúpidos, con maestrías, doctorados e incluso llegan a ocupar los mayores cargos políticos a nivel mundial.