Edickson Minaya

Prof. Edickson Minaya

Los hombres se enfrentan a hechos en un espacio y tiempo definidos. En este enfrentamiento surgen las perspectivas o puntos de vista, y en ellas se resuelven las interpretaciones y comprensiones distintas del mundo en que se vive.

Así, el ser humano se siente comprometido en la búsqueda de la verdad de las cosas y en ofrecer su parecer ante ellas mismas. Para ello, se recurre a la información y a la comunicación. Al diálogo y a largas cadenas de razonamientos. A repetir argumentos de otros y a renovarlos. En definitiva, se buscan «razones» para justificar la comprensión que tenemos de nuestro entorno.

En la descripción, partimos de la observación detallada de las cosas. En los diálogos, a interaccionar con otros esquemas mentales y de personalidades. En la narración, a contar historias, hechos, relatos, ya sean reales o imaginados. En suma, apelamos a nuestras capacidades lingüísticas y cognoscitivas para configurar, presentar y exponer las experiencias sobre la realidad vivida.

Cabe añadir, cosa que no estaría de más en lo que anteriormente planteábamos, que la vida humana es de por sí una trama, digamos, un drama enormemente complicado. La misma se encuentra mediatizada o matizada por los intereses, las expectativas, las ilusiones, los recuerdos. Siendo así las cosas, a pesar de que el hombre se encuentra en un constante estado de apertura ante el mundo y que se integra a éste interpretando y organizando sus contenidos, no siempre el hombre puede interpretar el mundo de forma natural y espontánea, sino que éste mismo ha ido construyendo, desde tiempos remotos, un conjunto de saberes que le han permitido establecer una mayor comprensión de él y de los elementos o cosas que lo forman.

En este amplio sistema de saberes, aparece la filosofía. En el contexto complejo de la vida humana, aparece la filosofía como saber crítico. Y saber crítico significa aquí, aquel que busca esclarecer ideas sobre nuestro mundo y existencia, oponiéndose a lo que se establece como «verdad absoluta» y que, por tanto, no permite la diversidad o pluralidad de pensamientos. La filosofía, como interpretación crítica, rompe con aquellas opiniones que no dejan ver lo tan rico que es la experiencia de la realidad. Y que por el contrario, impone única y exclusivamente una visión.

En oposición a esto, se decía en el anterior número del cuaderno Arjé, que la filosofía, como reflexión, es un saber que nos ofrece un entendimiento crítico del hombre en su mundo, pero dicho entendimiento no es receptor pasivo de todas las opiniones y de todas las acciones y prácticas de la vida cotidiana que se establecen en la sociedad. Más bien, la filosofía es entendimiento crítico que posibilita a la sociedad vivir cuestionándose sobre su propio hacer y deber.

Por eso, replanteamos una tesis del filósofo francés Andrés Noiray, con vistas a esclarecer el pretendido trabajo «originario» de la filosofía, que además se enlaza con la exposición que hemos realizado en los dos primeros párrafos sobre la condición del hombre en su mundo. Condición que podemos decir, es primaria a cualquier actividad programada por él mismo.

Dice Noiray: «La filosofía es el intento de expresar, mediante un trabajo sobre el lenguaje, el sentido que el hombre da a su experiencia, a su condición, a su historia, a este «mundo» en que vive y a las relaciones que mantiene con él». (1)

En vistas a una mejor presentación didáctica, podemos reestructurar este planteamiento en el siguiente guión esquemático:

1- Que la filosofía, como actividad de construir conocimiento, hace un exhaustivo trabajo con el lenguaje para significar la realidad. Es decir, elabora conceptos o series de conceptos y términos que expresen significados que delaten cierto contenido de las vivencias humanas, puesto que el mismo lenguaje es nuestra primera experiencia cultural. La filosofía hace referencia al lenguaje.

Dicho de otro modo: «La filosofía, con mayor rigor, es la disciplina que consiste en crear conceptos. (…). Crear conceptos siempre nuevos, tal es el objeto de la filosofía». (2)

Pero no se crean conceptos en el «vacío», sino dentro de un discurso específico y en relación a una determinada pregunta. La filosofía hace que comprendamos las preguntas más fundamentales de nuestra existencia en el mundo. Aquellas como, ¿qué es la vida?, ¿qué es la moral?, ¿cómo se relacionan el hombre, el mundo y el lenguaje?

Por esta razón, «hacer filosofía» es reflexionar o pensar los problemas fundamentales del hombre. Mientras que por otro lado, «aprender» filosofía es asimilar el impacto que han tenido tales reflexiones en la cultura y la historia del hombre occidental. Bajo este aspecto, puede decirse que la filosofía rediseña -es decir, replantea nuestras concepciones y afirmaciones- el modo de mirar el mundo y de contemplar la vida. Que vale lo mismo decir: que el inicio de la reflexión filosófica retoma «lo que ya sabemos» durante toda la experiencia cotidiana, tornándola en pregunta, esto es, cuestiona el sentido y la verdad que tenemos acerca del orbe. Así pues, la filosofía se afana por llevar a cabo un esclarecimiento de ciertos significados de la condición y vida humana: aquellos que pasan desapercibidos ante nuestros ojos, pero que tienen real importancia en la configuración de nuestra vida individual y colectiva. Ahora cabe preguntar: ¿a qué intenta responder la filosofía? Diríamos pues, a la experiencia humana misma, puesto que es desde ella que la filosofía, no solo formula preguntas, sino que extrae discursos, conceptos y argumentos para desentrañarla; para que podamos ver «un poco más claro» el sentido de nuestras prácticas cotidianas. Tiene razón Klappembach cuando afirma, al tratar el valor que tiene la experiencia propia en la enseñanza y aprendizaje de la filosofía, que:

Por complicado que sea un tema filosófico, siempre tiene alguna relación con la experiencia propia. Esta es una de las diferencias que existen entre una cuestión científica y un problema filosófico. En las ciencias se plantean temas imposibles de comprender para quien no se haya dedicado previamente a esa especialidad: la discusión sobre la superconductividad o los neutrinos sólo tiene sentido para los especialistas que han estudiado durante años esos temas. La filosofía, en cambio, intenta responder a problemas propios de la vida humana, de cualquier vida humana a condición de que se adopte ante ella una actitud reflexiva. Los problemas filosóficos no son problemas «de especialistas» sino problemas de la vida», entendiendo por vida todo aquello que nos sucede». (3)

Y es que la filosofía se ocupa propiamente del hombre en su mundo. El lenguaje filosófico es el ámbito en el que la experiencia humana recobra sentido, posibilitando una comprensión «originaria» sin la necesidad de marchitar las diferencias de cada grupo cultural y social. Maceiras Fafian, al respecto, afirma con suma razón: «los filósofos pierden su tiempo para ganar el nuestro, en cuanto que (…) establecen, no un antes y un después, sino un ámbito que simultáneamente nos brinda su palabra y su mundo para que nosotros podamos comprender mejor el nuestro». (4) La filosofía, por lo tanto, recoge a través de sus variados planteamientos y por medio de la creación del concepto, una «experiencia real» del hombre. El pensamiento filosófico es un esfuerzo por encontrarla.

La filosofía es un modo de entender el mundo. Ello hace que cada filosofía ofrezca a todo lector unas posibilidades de vivir el mundo, sean cuales fueran las circunstancias en que ella se originó». (5)

«Posibilidades de vivir el mundo». Significa: oportunidad de aprender a ver. Ver no sólo con los ojos sino con el pensamiento. Esto es, dar razón crítica del sentido de un asunto humano en cuestión. (6).

De esta forma nos ajustamos a un proceso de restauración y evaluación de nuestras propias ideas, confrontando opiniones e intercambiándolas. Esto trae como consecuencia cierta movilidad. Simplemente no podemos aferrarnos a ninguna ideología, sino que hemos de introducirnos en el mundo con una mayor apertura, es decir, con mayor sentido de ambientación y valoración de los contenidos que subyacen en la cultura.

Ningún humano puede vivir el mundo sin entenderlo. Ningún ser humano puede vivir fuera del mundo. Y para estar en él -al menos para soportarlo- se necesita entenderlo.

Sin embargo, la filosofía no nos descubre el mundo tal y como es, sino que nos muestra de qué forma algunas de nuestras experiencias se manejan dentro de él. Precisamente, la naturaleza de la filosofía consiste en posibilitar un diálogo que resulta de provecho a los contenidos y significados que cada cual reconstruye a su manera de tratar la vida.

De establecer cierta relación comunicativa entre nosotros. Simplemente hay en nosotros necesidad de entendernos.

No cabe duda de que la filosofía se ha arraigado en nuestra cultura. Esta situación la coloca en un plano de importancia tal que tiene que ser enseñada, puesto que ha contribuido, al igual que otros saberes, a fomentar el espíritu crítico a lo largo de la historia occidental, al menos desde la civilización griega. Desde entonces se han abordado diversos temas acerca de la realidad humana, como la justicia, el poder, la moral, el conocimiento, la vida social y política, entre otros, que siguen teniendo un vínculo estrecho con el presente.

REFLEXIONA:

1- La filosofía como saber crítico tiene una estrecha relación con la experiencia cotidiana, ya que su objeto de estudio son los problemas fundamentales del hombre y su vida en el mundo. La filosofía busca dar sentido y significado a estas experiencias, mediante la reflexión y el análisis crítico de las mismas.

2- La filosofía intenta responder a los problemas propios de la vida humana, desde la reflexión crítica y el análisis profundo de los mismos. Su objeto de estudio es el hombre y su vida en el mundo, por lo que sus respuestas buscan dar sentido y significado a las experiencias cotidianas.

3- La filosofía tiene múltiples ocupaciones y tareas, entre ellas: la reflexión crítica sobre los problemas fundamentales del hombre, la creación de conceptos y teorías que permitan una comprensión más profunda de la realidad, la evaluación crítica de las teorías y posturas filosóficas existentes, la búsqueda de respuestas a los problemas éticos, políticos, sociales y culturales, entre otros.

4- La proposición «la filosofía es una crítica del sentido» significa que la filosofía busca analizar y evaluar críticamente el sentido y significado de las experiencias humanas en el mundo, con el objetivo de dar respuestas más profundas y significativas a los problemas fundamentales del hombre. La filosofía busca cuestionar las concepciones y creencias establecidas, para crear nuevas perspectivas y teorías que permitan una comprensión más profunda y significativa de la realidad.


– Maceiras Fafian… op. cit., Pág.: 149. 6- Cfr.

Ortiz-Osés, Andrés: Mundo, hombre y lenguaje crítico. Sígueme, Salamanca, 1976. Pág.: 134.