Prof. Eulogio Silverio

La Sociedad Filosófica Andrés Avelino, en aras de mantener la chispa filosófica que le da origen, lleva a las aulas universitarias el caso de Belkis y René.

Esta pareja de jóvenes se conocieron en la escuela de Bajabónico, provincia Puerto Plata, cuando ella tenía 17 años y cursaba su último año de bachillerato, mientras que él contaba con 25 años y se desenvolvía como comerciante mayorista de productos agrícolas. Desde el inicio del noviazgo, sus padres y vecinos suponían que pronto se realizaría el matrimonio, ya que el cariño que ambos se profesaban saltaba a la vista. Efectivamente, el 28 de diciembre de 1997 fue la fecha señalada por ambos, tenían tres años y medio de amores, con separaciones forzosas producto de la distancia que les imponían los estudios de Belkis en Santo Domingo. Esto los lleva a la conclusión de que la vida comenzaba a tener significado a partir de su unión matrimonial; de modo que comenzaron los preparativos de la casa que sería su residencia, Para tales fines, René disponía de $150,000 pesos; pues quería que Belkis conservara la comodidad que poseía en la casa de sus padres.

El día 15 de septiembre de 1997 habían acordado reunirse en Santo Domingo para ir a los centros comerciales a comprar los electrodomésticos; pero a la altura del kilómetro 40 de la carretera Altamira Santiago, un toro de una finca de los alrededores apareció de repente en medio de la vía sin darle tiempo a frenar. El impacto fue de tal magnitud que arrojó a René al pavimento a través de los cristales de su vehículo.

Un mes después, los médicos de la Plaza de la Salud dictaminaron que René quedaría con parálisis permanente de la cintura hacia abajo. Sin embargo, éste continuó con los planes de boda para diciembre 28; debido a lo cual entregó los ahorros a Belkis para que adquiriera los electrodomésticos previstos antes del y no sovitustu accidente.

Belkis le sugiere emplear ese dinero para pagar los gastos médicos, pero él insiste en continuar con los preparativos de boda, situación que se agravó conforme se acercaba el día señalado.

Pregunta:

¿Qué debe hacer Belkis frente a la nueva situación?

Joseph, el estoico. 

Creemos que Belkis debe asumir el compromiso, aunque René esté imposibilitado de complacerla sexualmente, porque el matrimonio no puede ser reducido a placer sexual; pues el amor crea un compromiso que trasciende los placeres de la carne; y llega al amor verdadero, aquel que aprecia al ser humano por los valores internos que posee, y René no ha faltado en ningún momento a este amor. De ahí que consideramos injusto abandonar a un ser humano sólo por sus impedimentos físicos, que, además, se le produjeron en una diligencia de ambos encaminada ha concretizar su boda. O, ¿acaso esta ven no tiene corazón, o está corroída por el germen de la sociedad de los placeres?

Amelia, la cristiana.

Joseph, recuerda que lo importante no es saber si el matrimonio es sexo y no sexo; lo determinante sería valorar que dice el Señor respecto al matrimonio, y Su palabra dice que serán una sola carne; pero que no harán yunta desigual, lo cual resulta significativo en este caso; primero porque aún no existe matrimonio entre ellos, y segundo, ¿como juntar a dos personas con diferencias tan notables?, pues esto obligaría a Belkis, pasado algún tiempo en serle infiel o divorciarse, pues todo ser humano tiene derecho a tener hijos y familia de modo que la misma doctrina justificaría la búsqueda de los hijos con otra pareja y en tal caso les acarrearía mayor malestar que felicidad, a ellos y sus familias.

Esteban, el aristotélico.

Aunque comprendo las posiciones de Joseph y Amelia, entiendo que ambos se ubican en sendos extremos del caso, y nunca es posible hacer lo correcto desde los extremos; sólo el punto medio ofrece soluciones que no lesionan a nadie en particular; por lo tanto, creo que Belkis no puede abandonar a René, por el hecho de no estar casados, ya que en este momento es cuando mayor apoyo emocional necesita. Además, considero que el compromiso no termina por la desgracia de un miembro de la comunidad, de modo que esta es una magnífica oportunidad para ella probar su fortaleza moral; ya que es la única que posee los medios para hacer el bien; claro René aunque quisiera hacerlo está impedido en parte por carecer de las capacidades adecuadas en este caso.

Alex, el kantiano.

Profesor Novas, creo que se debe tener mucho cuidado con las afirmaciones de Joseph, sobre el sacrificio estoico; y de Amelia sobre la palabra del Señor y su yunta desigual, y, por último, con la posición de Esteban sobre el punto medio de las cosas. Porque habría que ver quién establece ese punto medio, porque recuerde que, en las cuestiones morales, las cosas no se presentan como fenómenos sino como noúmenos (cosas en sí), es decir, que no se les puede conocer a simple vista. De ahí la necesidad de formular una metafísica de los valores; esto significa establecer de manera a priori el fundamento racional de la moral.

La moral no puede depender de circunstancias, ya que el individuo debe conducirse por máximas racionales que les sirvan de modelo para todos los casos y ésto se presenta de manera a priori, o sea anterior a la experiencia sensible. Lo que Belkis debe hacer es lo que le gustaría que René hiciera con ella en igual circunstancia; ahora bien, muchos podrían preguntar ¿Cual es la intención de René?, ¿ha hecho él lo justo?, ¿dejó libre moralmente a Belkis para que decida su propia vida?, ¿o pretende atarla a su condición por medios egoístas? Y, basados en estos conceptos, creer que en ese caso Belkis quedaría libre moralmente por los fines egoístas de su novio, olvidando de ese modo que la acción moral del ser racional no depende para nada de lo que hagan o dejen de hacer los demás; pues, por el simple hecho de estar dotado de una racionalidad, ella y cualquier otro ser podrían determinar que es lo correcto aunque nadie se lo enseñara y no existiera una comunidad moral de referencia.

Luis Manuel, el pragmático.

Profesor, ¿con la afirmación de Alex no queda negada la teoría aristotélica de que el hombre es un producto social y por tanto, la moral? pero no sólo niega la teoría de Aristóteles sino que desconoce la concepción latina (romanas), sobre la moral; que utilizaron el concepto «more» o moral como lugar de morada de las costumbres en la comunidad.

De todos modo mi opinión sobre el caso de Belkis y René es que, de hecho, no es un caso de moral, sino de pragmática, ya que un análisis del caso nos muestra las consecuencias prácticas que obtendrían con el matrimonio de Belkis y René: a) René no podría satisfacer sexualmente a Belkis; b) Belkis podría asumir por un tiempo esa carga, pero tendría que abandonarlo pasado el tiempo y, en el peor de los casos, serle infiel, para obtener el placer sexual que necesita y, en tal caso, terminaría destruyendo a René; c) si René asumiera un matrimonio en estas circunstancias por una pragmática propia que lo lleva a buscar el placer al precio de la infidelidad de su esposa, entonces su matrimonio no sería por una cuestión moral sino práctica. 

Mi recomendación para Belkis es que asuma su vida desde el aquí y ahora, que olvide los compromisos pasados, que «las palabras son del aire y van al aire, las lágrimas son agua y van al mar» y a René que se acostumbre a la idea de lo que es, no de lo que pudo ser; pues aunque la tragedia no es culpa suya, tampoco es de Belkis; de modo que nuestra solución -como pragmático- procura los mayores y mejores resultados y casándose, ambas vidas se desperdiciarían en un absurdo lamentable, mientras que si Belkis rehace adecuadamente su vida puede ser útil a la patria, a su familia e incluso al mismo René.

Karlos, el existencialista.

Luis Manuel, coincido con tu pragmática; pero estamos obviando lo más importante de la cuestión moral, la libertad del sujeto que debe decidir y elegir su destino; todos ustedes han analizado la perspectiva de Belkis; pero nadie excepto Luis Manuel, se refiere a René, que es un sujeto que siente la desgracia, de perder sus movimientos físicos y sus ilusiones, momentos antes de casarse. Claro está, yo defiendo la libertad que tiene Belkis de tomar el camino que entienda mejor, pero ella debe saber que la situación por la que atraviesa hoy no le fue impuesta sino que ella misma la eligió el día en que se comprometió con René en la escuela de Bajabónico; de ahí que su decisión debe tener presente lo siguiente:

  1. a) que el hombre está condenado a ser libre, a tener que elegir; 
  2. b) que el hombre es libertad; 
  3. c) que el hombre es el porvenir del hombre; d) que la libertad es la consciencia de la responsabilidad y, en tal sentido, sólo ella podrá decidir lo correcto, pues se trata de su libertad, lo que de plano no significa que casarse implique la pérdida de la misma, porque, precisamente, ésa habrá sido su elección, la cual debe asumir con tanta responsabilidad, como si decidiese no casarse.

Al pobre René, debo decirle, que la vida es tal y como es; los seres humanos deben decidir a cada momento su vida y siempre será su responsabilidad; que asuma su vida desde las nuevas circunstancias o que opte por salir de ella de forma elegante, sin crearles traumas a nadie, pues en definitiva, es mejor morir dignamente que degradarse hasta el punto de ser motivo de lastimas y falsas misericordias; ¡estamos solos!, ¡arrojados!, ¡somos-seres-para-la muerte!.

Rubén, el hedonista.

Profesor Novas,aunque estoy de acuerdo con Sartrecito -Karlos- en la mayoría de las cosas. Ese último punto, es desafortunado, porque, esta bien que la vida es disfrute y placer, pero no es menos cierto que el placer no se reduce a sexo, por lo que considero que la muerte no es solución para nada, ni para nadie; ¿pues; cual es la virtud que se obtiene después de la vida? Ahora bien, si todas las posibilidades de placer son agotadas y la vida sólo es sufrimiento, podría valorarse una eutanasia, nunca un suicidio.

Definitivamente, asumimos la visión generalizada de que el matrimonio es una relación placentera de disfrute, entre la pareja; tanto es así que, una de las causas legales de divorcio en las leyes dominicanas es la imposibilidad de un cónyuge de satisfacer sexualmente a su compañero. De la única manera que un hedonista toleraría la idea de casarse con un impotente es si éste es el único medio que se tiene de asegurar el estatus económico y social que le permita comprar o buscar placer por medio de un tercero. Sólo así se puede asumir un compromiso social de este tipo, nunca como carga, sino como conveniencia; pues, el matrimonio es placer y disfrute, y no hay placer dianoético que supere o que se compare al placer de los sentidos de dos cuerpos ardiendo de pasión.

Pula, el nihilista.

Profesor Novas, no entiendo por qué tanto rodeo con un asunto sin trascendencia; pues las reglas morales y todos los absolutos que buscan normativizar la vida del hombre, en el fondo no son más que los intentos de los débiles para evitar que los fuertes cumplan su razón vital, el hombre tiene una sola virtud, la de ser puente entre el mono y el superhombre (es decir un hombre que no esté sujeto a convenciones trascendentales y que realiza sus propias ansias de dominio y  poder). El hombre que cae y no se levanta, muere; René es el débil y no puede frenar la naturaleza de Belkis que es fuerte y sólo se realizará rompiendo con todas las reglas morales, religiosas, políticas, sociales y culturales que pretenden controlar su vida social y sus instintos. 

Las expresiones de Joseph, de Amelia, Esteban y Alex, no son más que una mera repetición de un esquema que se traga al individuo, tratando de hacer de este un todo colectivo, que se pierde en este, irremisiblemente; mientras que las afirmaciones de Rubén y Karlos tratan de romper con éste discurso, pero sin embargo, se quedan en las marañas del grupo. Contrario a todos ellos, creo que los valores de las masas son valores inferiores e incapaces por ellos mismos de hacer del hombre algo bueno, a no ser un individuo temeroso, ignorante e incapaz de crear, de introducirse en su propio desierto para transformarse en algo nuevo y resplandeciente; un hombre que no necesita del hombre para ser, que se baste a sí mismo, porque no necesita al prójimo, ni a Dios.

Profesor Novas.

Bien, iniciamos la última ronda con Joseph analizando los puntos de discusión de los que se han expuesto sobre el caso.

Joseph, el estoico.

Profesor, quiero preguntarle a la cristiana. ¿Qué clase de religión es ésa que juzga la conveniencia, antes que el deber?. O, ¿acaso cuando Él habla de yunta desigual no está refiriéndose a las cuestiones del espíritu y de la fe? No comprendo cómo Amelia trae por los moños la frase bíblica «serán una sola carne», como si ésto quisiera decir placer sexual; no querrá significar lo contrario? Entendiendo la carne como compromiso ante la suerte del compañero, sea esta buena o mala. Pero a ella se le ocurre pensar como hedonista y utilitarista, y no como cristiana, lo cual deja mucho qué decir; pues el verdadero cristiano jamás aceptará como principio moral, el simple placer o la utilidad material de un acto.

Por otro lado, nos habla de infidelidad, lo que nos conduce a suponer que ella como cristiana ha hecho una proyección de sí misma ante la potencialidad de que su marido quedara inválido e impotente.

El otro aspecto que quiero destacar es el externado por Esteban el aristotélico, al referirse al punto medio como fórmula mágica de solución; porque, en primer lugar, no estamos hablando de lo lógico, sino de lo moral, y, aunque no hay valor moral sin racionalidad, no es menos cierto, que ésta no se reduce a ella, sino que tiene su propio ámbito. De ahí que planteamos que el individuo no encontrará la felicidad, sino es por medio del sacrificio permanente de los placeres del cuerpo, prefiriendo siempre los del espíritu, porque ¿quien siente mayor placer, el que da o el que recibe? Supongamos el caso un estudiante universitario que, justo cuando marcha hacia la cafetería a tomarse, un refrigerio porque tiene ese deseo y posee un sobrante para ello, aparece un amigo al que le falta un pasaje, y, evidentemente, lo único que le producirá felicidad plena al joven que tiene el sobrante será sacrificar su anhelo de tomarse el aperitivo, para ayudar a su amigo, y de no hacerlo, la consciencia se encargará de recordarle su acción. De modo que la postura de Esteban se nos muestra como evasora del deber moral que manda el sacrificio de los placeres del cuerpo por los del espíritu.

Por otro lado, debemos referirnos a Pula el nihilista, dado que su postura está fuera de toda racionalidad, pues no es posible permanecer siendo humano si asumimos el individualismo como norma de conducta; aunque comprendo su posición, debido a que nadie puede dar lo que no posee y parece que él ha asumido la vida desde la visión trágica del mundo, haciendo el día a día, probando todos los placeres, incluso aquellos que lo enajenan; él y Rubén son dos casos perdidos, pues el individualismo los conduce al crimen, a las drogas, a la homosexualidad a la pedofilia y a otros bajos placeres.

Amelia, la cristiana.

Profesor Novas, creo que cuando un sujeto es ajeno a la cuestión de la fe, cree que todo es posible entenderlo mediante la razón, y no se da cuenta de que existen cosas en la palabra de Dios que están vedadas para los sabios y que empero son obvias para los ignorantes, y precisamente es ese el sentido de las palabras que dicen que serán una sola carne; pues aquí el Señor quiere perpetuar la descendencia, así como, lo ha puesto en forma instintiva en los animales irracionales, pues en el reino animal el individuo débil y enfermo no pasa sus genes defectuosos, a una próxima generación.

En lo referente a la yunta desigual, no sólo está referido a la cuestión espiritual, sino que incluye lo material, ya que el ser humano es un sistema trial, compuesto de cuerpo, alma y espíritu. No es que nosotros, los cristianos, seamos hedonistas al buscar la presencia del placer en el matrimonio y mucho menos utilitaristas al querer que la sociedad se mantenga sana y fuerte en la fe al preferir combatir el mal antes de que éste se haga manifiesto en el cuerpo social. Reconocemos la posibilidad de infidelidad en un matrimonio disfuncional, porque hay que ser tonto para creer que nuestra religión no conoce que la naturaleza humana es mala y defectuosa; de modo que, no sólo la infidelidad ocurriría, sino cosas peores, si al ser humano no se le evitan las tentaciones. Por otro lado, él se refiere a mí como posible pecadora en las circunstancias de Belkis y está en lo correcto, pues soy humana y pecadora, pero Dios no sólo exige virtud y obediencia de mí sino también de mi pareja y, si fuera el caso, el deber del hombre es dejar libre a su compañera para que realice su vida conforme a los planes del señor, ya que no se mueve la hoja de un árbol en el universo sin su voluntad. Solo Dios sabe por qué ocurren las cosas.

Por otro lado, profesor Novas, no sé si usted asume el punto de vista de Esteban sobre el punto medio, pero creo que es erróneo, dado que si lo adoptamos, los asuntos cosas morales serían pura convención y no leyes divinas.

Profesor Novas.

– Debo decirles que mi papel en este debate no es el de tomar posiciones a favor o en contra de los criterios morales y enfoques éticos que se han planteado. La misión del docente es dirigir el debate por buen camino, evitando las contradicciones internas de los diferentes discursos, porque, al fin y al cabo, éso es lo que son: discursos que intentan apropiarse de un ente problemático como los valores. Ahora bien, al final me corresponderá hacer las reflexiones finales y, si esto implica asumir una posición, así será.

Esteban, el aristotélico.

Quisiera iniciar mi segunda intervención, respondiéndole a Alex, sobre quién es que establece el punto medio. El punto medio o de equilibrio en la acción moral está dado por la razón de los miembros de una comunidad. Segundo, debo decirle a Joseph y Amelia que no hay evasión de la responsabilidad en el punto medio, por el contrario, el fin último del punto medio es evitarle a las comunidades las aberraciones morales que se cometen bajo el pretexto del sacrificio, o el seguimiento ciego de unas normas de tipo religioso que conducen a los individuos como borregos-cotorras que siguen el sendero de la manada y repiten como pericos lo que se ha dicho, sin comprender nada. En la doctrina del punto medio, está claro que sólo obra bien quien posee los medios, que no basta la intención o el sacrificio; pues, ¿qué acto posee más valor moral, el de aquél que queriendo hacer el bien se ve impedido por la carencia de los medios o el de aquel que sin tener ninguna intención o sin manifestarlo hace el bien por tener los medios?

Pula llama a nuestros planteamientos, como de masas e inferiores, y de enfermizos, más yo le pregunto, ¿cuál es el modelo que propone? O, será que su permanencia en el mundo de los psicotrópicos le han hecho inventar una moral independiente de la comunidad, en cuyo caso lo felicitaría por su originalidad y por haber cavado la tumba de la humanidad, dado que lo único que hace humanos a los hombres es la moral, y ésta sólo es posible en la comunidad; nunca entre los dioses o entre los salvajes.

Karlos como existencialista tiene puntos de vista interesantes, al asumir la libertad como valor supremo del ser humano; pero se cae cuando opta por sugerir como solución el suicidio, y aqui coincidimos con Rubén en el sentido de que la muerte no es solución para nada, si consideramos la gran cantidad de cosas positivas que René puede hacer con su vida:

1) Servir de ejemplo a sus amigos y familiares llevando una vida sobria, sin caer en debilidades, buscando el placer espiritual por medio de la lectura, las artes y otras actividades.

2) Seguir siendo una magnífico comerciante, pues ha probado ser bueno y nada le impide continuar.

3) Formar una asociación de personas traumatizadas por accidentes de tránsito y, de ese modo, dar su testimonio a personas que pasan por semejante momento crucial en su vida.

Por otro lado, Rubén asume como solución puntos muy relativos, y por ese camino no se construye humanidad; pues, aunque estamos de acuerdo en que el matrimonio no es la solución, más incorrecto es abandonar como un desperdicio a un hombre que no ha faltado nunca a su compromiso, y no podemos considerar como falta la intención ha manifestado de casarse que estando impotente; pues habría que tomar en cuenta que no existe en él, el equilibrio emocional y racional necesario para decidir sobre algo tan trascendental en su vida. De aquí nuestra sugerencia a Belkis, de que le regale tiempo para que él pueda asumir lo que deberá ser de todos modos.

Alex, el kantiano.

Profesor, me parece interesante la discusión que se ha originado esta tarde y, en cierto modo, muestra algo diferente a la opinión generalizada de las personas comunes de nuestra sociedad que consideran que la discusión filosófica no posee un espacio en este mundo agitado y convulso. La satisfacción que siento es tan inmensa que por un momento me he visto tentado a conciliar con las posturas de algunos de los compañeros; pero, como dice el alacrán, «está en mi naturaleza» o, más bien, en la del discurso filosófico; es decir, la única conciliación posible es entre la razón y la verdad, de ahí que tenga, por necesidad, que objetar los puntos de vista de todos mis compañeros no porque los considere falsos, sino más bien por particulares e interesados; pues reitero mi posición inicial sobre la moral: ésta debe fundarse en la razón y sólo en la razón,

Profesor Novas.

Sí, pero entiéndame bien, yo comprendo su posición, sin embargo la crítica que se le ha hecho contiene una parte de la verdad; pues se argumenta que ustedes quieren fundar la moral sobre un juicio a priori y esto de plano es puro formalismo y no toman en cuenta el hecho moral como tal, sino la forma del acto. Y desde ese punto de vista el acto moral esta incompleto, pues la simple intención no prueba nada; creo que hace falta la parte material de la acción para completar el acto.

Alex, el kantiano.

Profesor, es correcta la apreciación sobre lo a priori de mi concepción moral y es precisamente el punto más fuerte que tiene la postura kantiana, dado que si reducimos el valor moral al acto mismo nunca alcanzaríamos hacer el bien o lo correcto, sin las relativizaciones eternas de los demás modelos; pues el hombre en el acto moral no es un esclavo sino quien ordena el mundo; es su razón la que le da sentido al mundo y a la cuestión moral. El ser humano no debe actuar por condicionamiento del grupo o por inclinación, sino por deber. Por ejemplo Kant plantea: si un hombre que está sufriendo una grave enfermedad le que hace insoportable su propia existencia y su inclinación natural le aconseja suicidarse, pero el deber le ordena soportar hasta el último momento y no suicidarse; pues si él, por inclinación (dolor), decide acabar su vida, estaría enviando un mensaje negativo a sus hijos, hermanos, familiares y amigos, de que hagan lo propio en iguales condiciones.

Nuestra negativa en fundar la moral en cuestiones materiales o interesadas es para evitar las contradicciones en que incurren los compañeros; veamos el caso de Joseph el estoico que funda la moral sobre el sacrificio de los sujetos para lograr la felicidad o el bien moral, pero quien asegura que el individuo que hace el sacrificio, no lo hace por inclinación o por imitación y no porque él mismo comprenda la necesidad de su acción; pues podría darse el caso de que el amigo propuesto en su ejemplo actúe bien no por voluntad, sino por la imposición de la cultura y de las tradiciones que le muestran mil veces las mismas acciones sin que para ello medie la voluntad del sujeto. Si aceptamos este caso como ejemplo de moral, tendríamos que aceptar como moral summa la acción que realizó una gata que vivía con cuatro crías en un garaje de la ciudad de New York y que, al verse atrapada en un incendio que amenazaba con quemar sus cachorros, penetró varias veces al lugar hasta retirar al último; pero no pudo evitar graves quemaduras que le provocaron la muerte.

Partiendo del criterio de Joseph sobre la moral por el sacrificio, habría que atribuirle a esta gata los máximos valores morales por salvar la vida a sus criaturas

Por otro lado, no puedo aceptar la visión de Amelia, sin antes hacerle una crítica de fondo. Lo primero sería establecer ¿cual es la diferencia de la máxima del cristianismo con la kantiana? pues, mientras el cristianismo busca el cumplimiento de sus máximas por el dogma, la fe, el miedo, el temor al castigo, la kantiana busca el cumplimiento por medio de la autonomía moral del sujeto, que no necesita vigilante que fiscalice sus acciones, sino que él mismo asume la responsabilidad de sus actos sin esperar reconocimientos. De modo que ésa es la debilidad de los sistemas morales heterónomos, pues no está claro si el individuo actúa por deber o por inclinación.

Esteban nos obliga a responderle de modo similar, pues su respuesta es simplista y cree que basta con decirnos que el punto medio está dado por la racionalidad del individuo, a propósito de lo cual debemos argumentar lo siguiente: ¿no es ese punto medio el que permitió en época de Aristóteles afirmar que ni los esclavos, ni las mujeres, ni los niños, ni los dementes, son sujetos morales; lo cual pone de manifiesto que ese punto medio de Aristóteles, no es el punto medio racional, sino el punto medio cultural, de ahí que se pueda justificar nuestra acción de acuerdo al contexto en que obramos?

Sobre el pragmático, poco tenemos que decir, pues de su discurso no podemos extraer ningún contenido moral, en razón de que se limita a valorar los resultados, o la utilidad que aporta el hecho al sujeto o a la comunidad y bajo una relativización de los valores así no es posible la comunidad moral.

Karlos resulta ser un sujeto con posturas interesantes, como afirma el compañero Esteban, al asumir la libertad, como valor supremo del ser humano, pero comete la aberración de asumir como válidas moralmente las acciones motivadas por la inclinación (placer, dolor e interés) si él sujeto la asume con responsabilidad y he aquí que salta la «consciencia de la pregunta responsabilidad» ¿de quien? dado que un sujeto que cultiva los valores morales negativos, puede asumir esta postura y en nombre de ella cometer los mayores crímenes; pues conocemos el caso de un recluso de la victoria solicitado por el DEA norteamericano y antes de ser extraditado asesinó a su compañero de celda para evitar retornar a EE.UU. Este sujeto de seguro que tiene plena consciencia de su responsabilidad, o sea, que es un buen existencialista. El otro punto es la salida que sugiere a René, con el suicidio; pues sabemos nosotros que con actitudes morales como éstas nunca se lograría el bien en sí, ni la superación de la moral de la sociedad.

Sobre Rubén y Pula hay poco qué decir, pues son dos sujetos que están fuera de racionalidad y por tanto es imposible cualquier tipo de diálogo racional al respecto. Desde mi punto de vista, estas posturas son sumamente peligrosas, pues a través de ellas se llega a las drogas, pasiones bajas, vicios y aberraciones, que sólo conducen a la anarquía moral y por tanto a la disolución de la sociedad humana.

Karlos.

No tengo comentarios. 

Rubén.

Ya fijé mi posición al respecto. 

Pula.

Les recuerdo que no veo en ese caso un problema moral.

 Luis Manuel. 

Veremos los resultados.

-CONCLUSIÓN

Profesor Novas.

En mi condición de académico y moderador del debate, me corresponde, como se me ha pedido, emitir mi opinión sobre el caso que nos ha ocupado en esta ocasión y dar un vistazo rápido a los diferentes enfoques éticos, que con tanto nivel han expuesto unos y otros: 1.mi recomendación al señor René y a la joven Belkis, es la siguiente: uno y otro deben darse apoyo, para superar el mal momento que hoy pasan, pues las cosas no son siempre como uno las planea y sin embargo, estamos obligados a vivir la vida con la incertidumbre de no saber que traerá el día de mañana. El señor René, en mi opinión, debe armarse de valor y liberar a su novia del compromiso; pues al dejarla libre estará haciendo lo correcto para ambos, aunque, si observamos bien, de ese modo estaría poniendo a favor suyo la nobleza que existe en los seres humanos y es muy posible que la joven, al valorar el altruismo de sus actos, sienta la libertad de asumir un nuevo compromiso, ya no por los lazos anteriores, sino por sentirse valorada en las mismas condiciones, y si el señor René no la libera moralmente de su compromiso, ella encontrará en la comunidad de amigos el apoyo y la complicidad necesaria para abandonarlo. Finalmente, si ella decidiera abandonarlo sin la justa solidaridad que manda la razón la comunidad le brindaría la solidaridad que Belkis le niega.

A la joven Belkis, me atrevo a recomendarle, como salida, que muestre su lado más humano respecto a este joven, permitiéndole que sea el tiempo el encargado de solucionar la situación; pues al pensar lo que podría ganar si decide abandonar a este muchacho en el momento más trágico de su existencia pues, así como lo anunciaba Rubén anteriormente nuestra sociedad ha desarrollado la institución del matrimonio como algo placentero y no como sacrificio. De modo que resulta normal que René quiera retenerla como su compañera, lo cual no significa egoísmo ya que ésto está en su formación machista.

Si ella asumiera abandonarlo en el momento, sería una decisión apresurada, ya que las comunidades esperan del individuo racional, equidad y prudencia en sus decisiones, máximes ante el que sufre una desgracia. El tiempo será su aliado, pues mostrará la nobleza o el egoísmo de su compañero.

Ahora bien, sobre los argumentos de Joseph, al que ustedes han llamado estoico, por sus posiciones, es preciso decir:

1.-Que esa moral no es para las masas, pues sólo un Individuo de una alta sensibilidad y preparación intelectual, puede asumir la moral del estoico, debido a lo que ello implica; de ahí su limitación principal, lo cual no significa que no sea posible y valedera, pero no en ese contexto.

2.-La postura cristiana es válida en tanto que es uno de los códigos morales que permite formar moralmente a las masas, porque basa su fuerza principal en el temor a Dios, y ésto es un freno a la naturaleza animal del ser humano sumido en la ignorancia, aunque innecesaria para el sujeto autónomo pertrechado por una moral laica, formado en valores cívicos que les permiten hacer el bien por voluntad propia.

3.-El enfoque ético del señor Aristóteles es sumamente valioso, aplicado en una comunidad racional, propiamente entendida, es decir la comunidad compuesta por seres dialogantes que escuchan al otro, pero un rotundo fracaso en una comunidad de esclavos que sólo obedecen al látigo del amo, al trueno del rayo de Dios. Considero, al igual que el señor Alex, que ha sostenido la postura kantiana que fuera de una comunidad el punto medio es difuso y confuso; comprensible en Aristóteles, porque él excluía a los esclavos, mujeres, niños y dementes de su ética, y sólo incluía a los ciudadanos, entendidos éstos como seres racionales en el sentido griego, es decir, poseedores del logos que forman la comunidad. Fuera de ahí, el punto medio se convierte en un punto medio cultural y situacional que se desvirtúa por las contaminaciones de la cultura, tradiciones, religiosas, poder social, político, económico y estructuras lingüísticas.

Continua….

REFLEXIONES.

1-¿Cuál de éstas posturas morales te parece más correcta. Explique ampliamente por qué? 2- Luego de explicar tu postura moral critica ampliamente las demás posturas morales señalando los puntos que consideres más negativos de esa posición?

3-Planteale el caso a diez amigos, familiares o compañeros de trabajo, anota sus respuestas y comunicale con cuales personajes se identifican sus planteamientos y por qué?