Dustin Muñoz*

«El racismo es una ideología que se centra en diferencias biológicas específicas como el color de la piel, la forma de la nariz o la tesitura del cabello….el racismo abarca toda una categoría de individuos con características físicas comunes.» Mario Erdheim

En República Dominicana el prejuicio racial está estrechamente ligado al prejuicio antihaitiano, que hunde sus raíces en diversos acontecimientos históricos suscitados en la isla La Española desde que fue dividida en dos partes; un lado español y el otro francés, confirmado con la paz de Ryswick en 1697.

 La razón del prejuicio racial antinegro en la República Dominicana, siendo una población mayoritariamente mulata, obedece a que Haití, de conformación racial negra, es el país que en el siglo XIX obliga con su existencia amenazadora en la isla, a la formación de una identidad nacional en la parte española. Se justifica aquí la expresión de Erdheim «El racismo es una especie de hermano gemelo del nacionalismo».

La población haitiana es casi homogéneamente negra, pues en Saint Domingue Francés hay que tomar en cuenta que debido a la forma inhumana a que eran sometidos los esclavos no permitía que resistieran tan cruel faena por mucho tiempo y morían en pocos años. Esto hace que constantemente fueran traídos de África nuevos esclavos. Así cuando se produce la independencia haitiana y exterminan a todos los blancos, queda en Haití una raza casi pura sin cambio esencial más que el traslado de África a América. Es lo que Balaguer llama «la raza oriunda de África, trasladada a Haití».

Mientras que, la conformación somática del ser dominicano está determinada por una confluencia racial que se ha venido gestando desde 1492. La posición geográfica estratégica de la isla permitió una composición racial tan diversa que hace de los nacionales de la parte Española la exposición más variada de mulatización, a tal forma, que si se fuera a definir la esencia que determina la dominicanidad, el color debe quedar ausente; ya que en su muestra hay desde «blanco jojoto» o «jipato» hasta «negroazul» pasando por una diversidad casi infinita de tonalidades intermedias. Pues incluso, los hijos de una pareja de nacionales dominicanos tienden a diferenciarse en cuanto al color, pudiendo traer recuerdos de mulatos, tercerones, cuarterones, quinterones, entre otros.

La presencia de la raza negra es activa en la República Dominicana; sin embargo aun siendo así, es innegable la actitud racial antinegra y por tanto necesariamente antihaitiana; aunque hay escritos que quieren ocultar eso, como por ejemplo: en «La isla al revés» Balaguer dice » El empeño de depuración racial que animó en ciertos momentos a la dictadura de Trujillo no obedeció, pues, a un absurdo prejuicio de castas que ni existe ni puede existir en un país cuya población es eminentemente mestiza. El único prejuicio que ha existido en Santo Domingo es el de carácter religioso. «de manera que para Balaguer «En República Dominicana no ha existido…el prejuicio racial». Sin embargo en la misma obra dice «el contacto con el negro, ha contribuido, sin ningún género de dudas, a relajar nuestras costumbres» y sostiene también que «…en la mayoría de los dominicanos existe también un fondo supersticioso que no puede explicarse sino como la presencia en nuestra sangre de rasgos característicos del primitivismo de la raza africana».

La razón por la que los nacionales dominicanos, mulatos y negros en mayoría, son en gran medida antinegros, ha sido la resultante del pasado histórico que ha fertilizado en la cultura del dominicano un sentimiento de superioridad sobre el haitiano, creencia que ha sobrevivido; reapareciendo, desde que los negros fueron traídos como esclavos, porque para esa época como dice Agapito Bautista en «El racismo integrante del antihaitianismo dominicano»: «el que se acercaba más a la imagen del blanco europeo, a su raza y civilización «superiores», era el mas beneficiado y privilegiado. Tal situación provocó una fiebre obsesiva por blanquearse física y culturalmente. Esta aspiración incentivó en los mulatos el rechazo a los negros, y, aun más, a su propia condición mulata». 

Otro factor que influye en ese sentimiento de superioridad, se da específicamente desde que la parte occidental de la isla pasó a ser colonia francesa y sus esclavos eran sometidos de forma inhumana a labores de plantación de azúcar, café y algodón; cuidados por hombres armados para impedir su fuga; mientras el esclavo de la parte Este de la isla vivía otro tipo de relación con los hateros, haciendo un trabajo más fácil muchas veces a caballos y armado.

La identidad del pueblo dominicano como nación, está indisolublemente ligada a los procesos históricos que ha vivido Haití, marcado por las cicatrices de las invasiones de Toussaint y Dessalines y la ocupación de Boyer, situaciones que han creado en el habitante de la parte española un sentimiento repulsivo y de pavor más que de alucinación por la población vecina eminentemente negra. Mario Erdheim señala que «el individuo siempre mantiene una actitud ambivalente frente a los extraños: por una parte, miedo; por otra, fascinación.» Y sostiene que «la fascinación convierte a los forasteros en algo exótico: basta recordar el concepto del «buen salvaje». Inspirado en esas ideas de Erdheim, Manuel Matos Moquete argumenta en «contexto Sociocultural del Prejuicio Antihaitiano de los Dominicanos» que «La fascinación que se siente ante lo externo, la curiosidad ante el otro, no aparece en esta investigación en forma destacada como vertiente benigna del racismo: el haitiano es poco visto como un «buen salvaje», habitante de una cultura y de una patria míticas. En el mejor de los casos, la fascinación se manifiesta como compasión»

La independencia haitiana se matizó por una serie de acciones sangrientas y destructivas, ya que no sólo ‘asesinaban a los blancos, sino que destruían las infraestructuras que pudieran recordar al opresor. Esta acción de los negros vecinos fue altamente difundida por las potencias coloniales como una acción de salvajismo, propagación que influencia a los criollos de la parte española.  Por ello, cuando Dessalines, inspirado en la idea de Toussaint de que «la isla es una e indivisible», invade la parte española en 1805, buscando sacar las tropas francesas de la isla por el peligro que estas significaban para el recién creado Estado haitiano. Su presencia reafirma en el criollo español la idea de salvajismo y brutalidad, que se había propagado de los haitianos, fruto de la masacre y destrucción cometida en su retirada luego del fracaso de su empresa. Veamos como lo dice Balaguer en «La isla al revés»: «Las hordas haitianas pillaron e incendiaron varias veces las comarcas fronterizas, ultrajando a las mujeres, inmolando a los ancianos y a los niños y reduciendo a pavesas todas las poblaciones…la invasión de Dessalines en 1805…llevó hasta sus últimos extremos el sentimiento de terror que ya invadía a los habitantes de la parte española». Agapito Bautista al referirse a ese mismo acontecimiento dice «pero los haitianos fracasaron en el intento de lograr sus objetivos, y sus tropas, constituidas en. su mayoría por antiguos esclavos, cometieron numerosas acciones abominables al replegarse a Haití: saqueos, violaciones, degüellos y asesinatos incluso de sacerdotes. refugiados en sus iglesias…a partir de estos acontecimientos se quedó fija en los dominicanos la conciencia de que los peores enemigos suyos eran sus vecinos de Haití. Desde entonces, por contraposición, aceptaron definitivamente la blancura, opuesta a la negrura haitiana, y la catolicidad opuesta a las prácticas del vudú». Más adelante Agapito continúa diciendo: «visto esto, podemos afirmar que el antihaitianismo del pueblo dominicano hunde su raíz histórica en las invasiones de Dessalines. Sin embargo, no es sino hasta la ocupación haitiana de 1822 cuando se consolida.»

Era normal que la ocupación haitiana de 22 años, desarrollara al máximo el prejuicio antihaitiano del dominicano, abarcando lo étnico, lo clasista y lo racial. Primeramente porque era el contacto de dos culturas distintas en lo lingüístico, lo religioso, lo jurídico, etc. Además, aunque la parte española ya desde el siglo XVII había adquirido un grado de mulatización considerable, siempre se mantuvo en el criollo la inclinación a rechazar la negrura y preferir la blancura para parecerse mas al dominador; incluso siempre quiso justificar el color de su piel con una «supuesta» descendencia indígena que había desaparecido ya en el siglo XVI. Podría alguien argumentar que el dominador en ese momento era negro, sin embargo la tradición de los negros no era de dominadores, sino de esclavos. Era la necesidad de alejarse del símbolo esclavo que representaba el negro en América. Veamos como lo dice Agapito Bautista: «Durante la ocupación haitiana, y posteriormente a ella, el tema del indio adquirió mayor fuerza… esto tiene su explicación si se toma en cuenta la jerarquía de los grupos sociales que se clasificaban atendiendo a la raza, pues ser indio significaba una ascensión racial más aproximativa, en cuanto al color, al modelo: el hombre blanco.»

Se explica, porque el criollo que había asimilado la cultura, el idioma, la religión y la costumbre española, se sentía identificado con el amo blanco, por lo que no iba a aceptar que una población de «esclavos» lo gobernara, que una raza» inferior» gobernara a una «superior»; claro sin obviar nunca los inconvenientes económicos y culturales que afectaron al criollo español durante la ocupación de Boyer, que fue realmente el motor principal que generó odio, apatía y prejuicio racial hacia el negro. Muchos de los trinitarios por ser de color oscuro, sufrieron esa apatía y vivieron las acusaciones de supuestamente ser pro haitianos. El sector conservador tenía prejuicios de las acciones de esos criollos dominicanos de piel oscura.

No es extraño que el padre de la patria es blanco de ojos azules, su imagen somática es lo más alejada posible del vecino enemigo, él es el dominicano modelo por excelencia para los racistas. Los otros dos padres de la patria han quedado relegados a un segundo plano, desacreditados por supuestas participaciones anexionistas y colaboraciones en los gobiernos de Santana. A Sánchez y a Mella por inconsistencias en sus acciones después de la Independencia, y por ser hombres de piel oscura, cualquier dominicano racista le atribuiría fácilmente la frase «es que el negro cuando no la hace a la entrada la hace a la salida»; pero resulta que por iguales errores, si los comete un blanco nadie utilizaría esa frase. » es que el fallar es una condición exclusiva del negro?

No, el blanco también falla, pero no hay frases despectivas para sus fallas; y si se le va a sancionar su error se le dice “ parece haitiano» o » no puede negar que tiene el negro detrás de la oreja».

La debilidad de una identidad clara en la población dominicana era el germen movilizador de las acciones anexionistas ya que a ciencia cierta no se sabía que se era en ese momento; pues en su pasado era una colonia española con esclavos indios y negros; azotada y saqueada por el corsario inglés; que contrabandeaba con franceses, portugueses, holandeses entre otros; que fue reorganizada y concentrada en puntos estratégicos con las devastaciones de Osorio; cedida a los franceses tras el tratado de Basilea; invadida por Toussaint y luego por Dessalines; reconquistada para vivir un periodo «Bobo»; logra una independencia efímera; luego es ocupada 22 años por Haití; liberada y nuevamente entregada a España. Ante tantos sucesos de lo único que se estaba seguro era del idioma, la religión y la cultura española adaptada al nuevo ambiente de América, como dice José Ramón López en «La Alimentación y las Razas» cito «Todos los pueblos conquistados imponen al conquistador algunas de sus costumbres, sobre todo las que nacen de las condiciones especiales del país. Escasos como eran los alimentos, los españoles hubieron de ceñirse pronto a la frugalidad y a la larga intermitencia en las comidas, que veían practicar a los indígenas.»

Otro elemento cierto, es que para mediado del siglo XIX la parte española estaba conformada por una población eminentemente mulata. Imagínense entonces el grado de entrecruces que se había producido en la frontera para 1937, si tomamos en cuenta que las primeras décadas del Siglo XX estuvieron matizadas por una gran inestabilidad política en la República Dominicana, el y contrabando se había constituido en una actividad socio económica intensa entre los dos países. Al respecto decía José Gabriel García en su «Historia Moderna de la República Dominicana» que «… las comarcas fronterizas, víctimas de especulaciones ruinosas que las han convertido en tributarias de Haití, a ciencia y a paciencia de los gobiernos dominicanos que, ocupados en sus querellas oposicionales, las han visto con la más grande indiferencia y las han mantenido en el mayor abandono hasta irles dejando perder la pureza del idioma y la moralidad de las costumbres.»

Los primeros años del Siglo XX la región fronteriza dominico-haitiana estuvo minada de contrabando y aunque es cierto que las fronteras son regiones donde la identidad nacional es lo que más importa, la situación económica de República Dominicana no era para que los residentes en esa zona, que por demás están expuestos a asimilar las influencias extranjeras, sacrificaran sus intereses de subsistencia por los de un país envuelto en inestabilidad política. Esto hizo que la región fronteriza alcanzara un carácter casi independiente donde los intercambios con Haití se llevaban sin ningún control de pagos de impuestos aduanales. Veamos como lo dice Michiel Baud en «Una frontera-refugio: Dominicanos y Haitianos contra el Estado», «la región entera dependía de este comercio y los intereses envueltos eran muy grandes…haitianos dominicanos y sostuvieron activamente relaciones socioeconómicas entre ambos lados de la frontera. La región fronteriza era con todo su derecho una región social y económica con un comercio próspero. También se podría uno preguntar sí servia de algo el referirse a «lados» de la frontera en el periodo anterior a 1930.»

De manera que hasta que punto pueden no ser afectados los límites de identidad nacional en países que comparten una frontera unida por vínculos socio-económicos como era la actividad del contrabando en la frontera dominico-haitiana; relación que muchas veces se ha querido ignorar, quizás porque la misma estaba exenta de prejuicios raciales; ya que la región era para ambos pueblos refugio de complicidad en las acciones de sentimientos antiestadounidenses, que se generó cuando los Estados Unidos entorpecieron las actividades del contrabando con el interés de recaudar los impuestos aduanales mientras ocuparon simultáneamente Haití 19151934 y República Dominicana 19161924. Lo que frustró en cierta medida la evasión de impuestos de ambas partes. Decía el cónsul estadounidense en Puerto Plata para esa época «Las autoridades allí – refiriéndose a la semiautonomía de Montecristi- están opuestas a cualquier cosa que tienda a disminuir allí su preponderancia local y absolutismo en todos los aspectos.»

 De modo que el precio de desafricanizar el país como plantea Américo Lugo iba a resultar bien caro, por el entrecruces que habían sostenido por años esas dos naciones en la zona fronteriza. Veamos como lo dice: «Mientras el gobierno no esté en condiciones de desafricanizar las fronteras difundiendo la instrucción por todos los ámbitos de la República…no debe desoir el clamoroso ruego de los que son víctimas del estado de insalubridad moral de esas regiones…ni se podría establecer siquiera que son efectivamente dominicanos, por hallarse completamente haitianizados y ni siquiera haitianizado, sino africanizados, por virtud de la fatal regresión del individuo a sus orígenes en cuanto queda abandonado a sí mismo».

La matanza del 1937 no afectó sólo a los haitianos por asunto de nacionalidad, sino que todo negro de la zona fronteriza vivió momentos de gran incertidumbre. Veamos algunos casos mencionados por Orlando Inoa en su escrito «La Matanza de Haitianos en la frontera Dominicana en 1937» en el que maneja datos de los documentos de 1937 y 1938 del archivo del Ejército Nacional, como la carta enviada a Héctor Bienvenido Trujillo, Jefe de Estado Mayor del Ejército en ese momento, por el capitán Arturo Mañé P., comandante del Ejército Nacional con asiento en Loma de Cabrera, en la que pide «la opinión y recomendación de esa Jefatura de Estado Mayor al respecto, para los casos similares que en el futuro puedan presentarse» más adelante en el contenido de esa carta de fecha 17 de febrero de 1938, a cuatro meses de la matanza, nos dice Inoa que «…días antes en su oficina hizo acto de presencia la nombrada Emilia Batista, esposa del dominicano Ramón Lora, residente en Loma de Cabrera, con quien había procreado dos niños. La Señora Batista le comunicó que ella quería volver a residir en Loma de Cabrera, ya que cuando el incidente ocurrido en la frontera (ella) se había marchado hacia Haití. Aseguraba la declarante que había nacido en República Dominicana y que era hija legítima del dominicano Alfredo Batista y de la haitiana María Flerit.»

Unos días más tarde el capitán Mañé remitió otro informe en el que dice «…que la nombrada María del Carmen Castro «se había ido hacia Haití cuando el incidente de la frontera» pero que ahora pedía que se le dejará residir en Loma de Cabrera por estar casada con el dominicano José Rubio, habiendo procreado con ese señor tres hijos que son dominicanos.» El informe termina diciendo que él había tomado la decisión de dejarla en libertad de residir de nuevo en Loma de Cabrera porque en una declaración verbal del alcalde pedáneo de Cerro Monte, se afirma que dicha señora es completamente dominicana».

Más adelante Inoa dice que en otro informe del 11 de marzo del mismo año el capitán Mañé envió de nuevo otro informe a la jefatura… en el cual intercede a favor del nombrado Vidal Minaya, dominicano…casado con la Señora Primitilia Colá, nacida en República Dominicana de familia haitiana, con quien procreó nueve hijos. Este señor informó que por diligencias hechas por su propia iniciativa dio con el paradero de su señora esposa y cinco de sus hijos en Haití, a quienes hizo regresar a pesar de que estos habían abandonado su hogar temerosos de que les sucediera algo cuando los problemas con Haití»» continúa Inoa diciendo «la última carta de este expediente está fechada el 28 de marzo del año 1938, en la cual el capitán Arturo Mañé P. hizo constar que en esa fecha habían regresado de Haití los nombrados José Rodríguez, Juan Tejada, Cecilia Núñez, un sentimiento patrio. Al contrario, la determinada nación, Altagracia Núñez, Francisca Marcelina Julián y seis niños» quienes declararon que se fueron hacia Haiti porque eran negros y temían les fuera a suceder algo»,»

Estos sucesos del 1937 justifican la reflexión de Mario Erdheim cuando dice: «…la pertenencia a una determinada etnia ofrece al individuo privilegios, seguridad y pertenencia a una apenas proporciona seguridad emocional, debido a la anonimidad de sus estructuras.» 

Todo negro de la frontera ante la gran confusión del 1937, recibió los efectos discriminatorios que ya estaban presentes en el pensamiento de intelectuales de la época; supongo que en esa época debió surgir la frase «el negro mira en ventana y si mira, mira triste, el negro y la iguana en el monte es que existen».

No quiero terminar de comentar la matanza de 1937 sin hacer mención de dos intelectuales que justificaron la ideología antihaitiana de la era de Trujillo: Manuel Arturo Peña Batlle quien sostenía «no hay sentimiento de humanidad, ni razón política, ni conveniencia circunstancial alguna que pueda obligarnos a mirar con indiferencia el cuadro de la penetración haitiana…el haitiano que nos molesta y nos pone sobre aviso es el …tipo francamente indeseable, de raza netamente africana, no puede representar para nosotros incentivo étnico ninguno, desposeído en su pals de medios permanentes de subsistencia es allí mismo una carga, no cuenta con poder adquisitivo y, por tanto, no puede constituir un factor apreciable en nuestra economía. Hombre mal alimentado y peor vestido, es débil aunque muy prolífico por lo bajo de su nivel de vida. Por esa misma razón el haitiano que se nos adentra vive infectado de vicios numerosos y capitales, y necesariamente tarado por deficiencias fisiológicas endémicas en los bajos fondos de aquella sociedad». Y Joaquín Balaguer que en calidad de Ministro de la República Dominicana en Colombia justifica las acciones de 1937 cuando en una carta que escribe al director del periódico «El Tiempo» de fecha 11 de octubre de 1945, dice: «¿Existe alguna razón de humanidad o de cualquier otra índole que se oponga al derecho que tiene la República Dominicana de aspirar a subsistir como comunidad española?… Los incidentes de 1937, contrariamente a lo que afirman los enemigos del gobierno dominicano, fueron provocados por las incursiones armadas que las poblaciones de Haití, radicadas en las zonas fronterizas, venían realizando con frecuencia sistemática, sobre las provincias del norte del país, para apoderarse de los frutos y del ganado de nuestros agricultores» y en otra carta dice «La República Dominicana se estaba rápidamente haitianizando…el vudú, la religión nacional de Haití, especie de una animismo africano de la peor extracción, era ya el culto preferido de toda la población dominicana radicada en las zonas fronterizas…La población campesina, por efecto del contacto con lo peor del pueblo haitiano, iba adquiriendo costumbres tan anticristianas como las de las unionesincestuosas».

Las citas de estos dos autores fueron tomadas del trabajo de Agapito Bautista «El Racismo Integrante del Antihaitianismo Dominicano».

A partir de ese prejuicio sistemático difundido en la Era de Trujillo en contra de los haitianos, no debe extrañarnos en bocas de dominicanos frases como «el haitiano come gente» «hace brujería»,»se convierte en cosas», «es galipote», «se come los niños», etc. Pero aparte de la

política antihaitiana del régimen, el prejuicio en sectores de la población dominicana había resurgido desde que las labores de corte de caña fueron ocupados por haitianos traídos en grupos. El precio de la mano de obra haitiana era una amenaza para el trabajador dominicano. Aún hoy se ha quedado en la cultura del dominicano que «el corte de caña es un trabajo de haitiano».

Aunque esté demostrado científicamente, que no hay raza superior ni inferior en términos biológicos, y que las diferencias que existen son solo somáticas; sigue viva la discriminación racial en el mundo. En 1996 los países que integran la Unión Europea aprobaron una acción común en la que se consideraba delito la apología del racismo y la xenofobia.

Hoy la humanidad está ante una nueva forma de racismo que resulta del desarrollo tecnológico en el uso de las «técnicas de procreación artificial» en la manipulación genética, con la fecundación in vitro. Estamos ante el espacio para una Bioética que regule el poder del hombre sobre el hombre, que modere la aplicación de los conocimientos y que determine si todo lo que se puede hacer se debe hacer; que intervenga en el uso que se le pueda dar al conocimiento genético en acciones como por ejemplo la que vivió la humanidad con el mito de superioridad de la raza aria, cultivado por la Alemania Nazi.

En la República Dominicana, país en vía de desarrollo donde la producción de conocimientos genéticos es sólo una aspiración quimérica, si se pudiera producir la manipulación genética, su uso se inclinaría, sin duda alguna a mermar la características presentes de la raza negra. El patrón de belleza del pueblo dominicano es la estética del blanco, un ejemplo de ello es el famoso desrizado, como dice Américo Badillo en «Que tan racistas somos: pelo bueno y pelo malo» » …sufrimientos y rigores a que se someten las mujeres para desfigurarse, para desrizarse, para no parecer «negras».»; porque el pelo bueno y bonito es el que se parece al de el blanco, el pelo del negro es denominado «pelo malo». 

Hasta que punto no existe el racismo hacia si; esto recuerda el cuento de «los dos negritos» que dice» «Había una vez dos negritos esclavos que cuando el amo estaba muriendo los llamó y les dijo: no tengo nada que dejarles como herencia más que este jabón con el que inmediatamente ustedes se bañen se pondrán blancos. Desde ese momento dice el cuento, que los dos negritos sólo, esperaban que el amo muriera para ir a bañarse; muerto el amo, comienzan a bañarse- uno primerocuando el primero comenzó a convertirse en blanco el otro emocionado le dijo: ¡ manito¡ ¡manito; ¡manito¡, ya te volviste blanco, ¡ que bueno;; y el que se estaba bañando le respondió: ¡¿manito de qué?, ¡eche pa’lla maldito negro!

Es un querer alejarse aún de sí mismo; veamos la propia actitud del mulato como sostiene Agapito Bautista en «El racismo integrante del Antihaitianismo Dominicano» que dice «El deseo de blanquear despertó en el mulato dominicano especie de vergüenza por su pasado, y terminó por convertirse en su propio enemigo» y más adelante una continua diciendo «que en todos los censos que clasifican la población dominicana en colores, la cantidad de blancos e indios es siempre superior a la de los negros. Esto porque a la hora de especificar el color, el mulato claro es un «blanco», el mulato oscuro es un «indio», y el negro es un «indio oscuro».»

Estamos ante seres prejuiciados de su propia existencia que todo lo llevan a un plano de autodiscriminación por poseer características somáticas de la raza negra. Se ven ejemplos a diario, de autosegregación, se recuerda que alguien le dijo a un profesor negro de unos 55 años «profesor usted se ve muy joven para esa edad» expresión que no implica ningún elemento de carácter racial, ya que la condición de joven es un atributo aplicable a todas las razas sin excepción; sin embargo el profesor respondió «es que Dios recompensa por un lado lo que quita por el otro». La reacción del estudiante ante esa respuesta fue una interrogante «¿por qué usted dice eso?» y el profesor respondió nuevamente diciendo «…es una recompensa de Dios a los negros, porque si fuera blanco estuviera todo arrugado y usando viagra». 

El negro es muy recurrente a exagerar una supuesta virilidad sexual que él posee, y de la que a su juicio  el blanco carece, por ello no es extraña la expresión en boca de hombres de piel oscura» las mujeres blancas se mueren por acostarse con un negro» observen que la expresión siempre dice » las mujeres blancas», no las mujeres en general, sino las blancas son las que tienen ese deseo; ¿y no será el deseo oculto de quien utiliza la frase, por hacer contacto y poseer aquello que en su inconsciente es el patrón de belleza a lo que el de alguna manera aspira?

Se ha impuesto en la cultura dominicana la estética del blanco, no es raro ver un niño quejarse ante su madre, porque él es el más oscuro de la familia; es para una niña una maldición tener el pelo crespo. Es que por circunstancias del destino, sin haberlo elegido, le ha tocado convivir con la «amarga» experiencia de poseer las características somáticas del negro haitiano, que aún sigue recordándole a la humanidad completa los años de la esclavitud en América, «ya eliminada hace siglos»; pero aun ven en el negro el símbolo del oprimido.

Poseer piel oscura, poca pilosidad corporal, cabellos lanudos y crespos, cráneo dolicocéfalo, cara alargada, nariz ancha y aplastada y labios gruesos y esponjosos; produce en los dominicanos el efecto de aquel a quien él no quiere parecerse, porque fue y es el actor principal que motiva su identidad nacional a partir de la independencia que aunque había mermado en los años posteriores, fue reactivado nuevamente por la dictadura de los 30 años buscando justificar la matanza de 1937. Es lo que explica que en una sociedad de negros y mulatos como Republica Dominicana pueda existir el antinegro. Aunque su prejuicio es contra el haitiano tiende a catalogar de inferior a todo aquel que se le parece al objeto de su prejuicio; de esto no escapan guadalupeños, martiniqueños, ni dominicanos de piel oscura entre otros. Como dice Américo Badillo en su artículo «Que tan Racistas somos: pelo bueno y pelo malo» que «para muchos, los haitianos, mas que «atrasados» son negros…y negro se asocia con haitiano».

Por esta razón cuando el dominicano de cualquier color quiere minimizar algo, en quien piensa es en el haitiano; cuando quiere sancionar una acción de otro dominicano cualquiera, acostumbra a utilizar la frase «¿es que tu eres haitiano?» principalmente si esta haciendo algo al revés de cómo debe ser; o la frase «no puedes negar que llevas el negro detrás de las orejas». A propósito de esto, dice Manuel Matos Moquete en «Contexto Sociocultural del Prejuicio Antihaitiano de los Dominicanos» cito «Mi madre, una mujer buena hasta el sacrificio…se quejaba hace unas semanas de esta manera: » a esa señora la tengo que botar, que el que brega con haitianos brega dos veces»… su trabajadora doméstica, de origen haitiano, no le hacía las cosas como ella quería, con sus gustos y manías de una anciana de 80 años. A ese comportamiento irremediable de la haitiana, mi madre le buscaba una explicación en lo profundo de su cultura familiar y regional. Argumentaba: lo decía mi madre, que lo decía mi padre…el haitiano ni oye ni entiende.»

Ese tipo de actitud hacia es muy común en el dominicano que recurre a frases que se salen de un prejuicio sólo étnico contra Haití como pueblo, abarcando tipos de prejuicios clasista y racial; como dice Américo Badillo «El prejuicio antihaitiano…abarca tres tipos de prejuicios: étnico, clasista y racial. Haitianos y haitianas son rechazados, discriminados como pueblo, 66 66 como pueblo pobre, y como pueblo negro.» Veamos..algunas frases donde se evidencian estos tipos de prejuicios: el negro es comida de puerco», «el haitiano hace brujería y come gente»,» el que cree en negro no cree en Dios», » Tenía que ser un maldito negro», negro y el sinvergüenza nacieron de la misma barriga, el negro nació primero con el sinvergüenza arriba», » el negro cuando no lo hace a la entrada lo hace a la salida», «perdónalo que él no tiene la culpa de ser negro», «negro en mi casa las pailas», «tu tienes un alma negra», «¿cuándo tú has visto un santo prieto? San Martín es el único y no hace milagros», «el haitiano ni oye ni entiende», entre otros.

Imagínese entonces, en un país como Republica Dominicana de mayoría mulata, pero donde hay desde «blanco jojoto» hasta «negro azul», con un grado así de prejuicio racial antinegro, de valoraciones a priori enraizadas de generación en generación en la cultura del dominicano, ¿cómo es posible establecer una relación en la que una parte de la población no viva de alguna manera efectos de discriminación racial?. Pero independientemente de eso a muchos dominicanos lo arropa un resentimiento social que muchas veces es imaginario, es a lo que algunos llaman de manera despectiva «complejo de prieto» que es cuando viven un autoprejuicio y una autodescalificación de tal o cual cosa por ser negros.

Por eso, en República Dominicana el grado de racismo, no puede ser medido a través de encuestas, de lo que la gente responde a preguntas dirigidas; porque independientemente del problema epistemológico que se crea en torno a la validación de los conocimientos de todo tipo de investigación científica de carácter social, el caso del racismo en República Dominicana por ser mayoritariamente mulata, el objeto-sujeto tiende a dar una repuesta fría, ya que en ella están envueltos vínculos familiares y o de amistades. De manera que casi siempre responderá que no es racista, aunque en sus hechos lo sea. Porque como dice Badillo» no es lo mismo no expresar preferencia que no establecer diferencia». A lo mejor, una mulata, en una entrevista responda que no es racista, pero si embargo desriza (alisarse el pelo); y si le preguntan que si tiene preferencia entre blanco y negro para casarse, ella responda que no. Talves el entrevistador es negro y por vergüenza, ella, no manifiesta su verdadera opinión. A lo mejor un joven responda que no es racista, quizá porque su abuela es negra, pero a la hora de casarse se resiste a hacerlo con una negra. De manera que las preguntas de tipo racistas en República Dominicana siempre serán vistas como «ganchosas» y las respuestas que se ofrezcan a este tipo de preguntas científicamente son poco confiables. Del objeto al sujeto y del sujeto al objeto hay una mutua implicación, se sienten personalmente implicados, porque pocos querrán declararse racistas antinegros en un país, mayoritariamente, de mulatos, mulatos oscuros y negros.

FRASES RACISTAS EN REPÚBLICA DOMINICANA

«el haitiano hace brujería y come gente», » el que cree en negro no cree en Dios», «tenía que ser un maldito negro», «el negro y el sinvergüenza nacieron de la misma barriga, el negro nació primero con el sinvergüenza arriba»,  «el negro cuando no lo hace a la entrada lo hace a la salida», «perdónalo que él no tiene la culpa de ser negro», «negro en mi casa las pailas», «tu tienes un alma negra», «¿cuándo has visto un santo prieto? San Martín es el único y no hace milagros», «el negro y el burro son dos cosas aparentes, el burro coje pa’l monte y el negro se cree que e’ gente», «si al cabo del medio día usted ve un blanco en la mesa con un negro; o el blanco le debe al negro o la comida es del negro», «mira negrito, color del …. mío», «el negro mira en ventana y si mira mira triste, el negro y la iguana en el monte es que existen», «piensa y actúa como prieto», «ese individuo lo único que tiene 

«el haitiano ni oye ni entiende», es que es prieto pero es buena gente», «yo nada mas soy prieto pero tengo palabras» 

En una ocasión un joven cibaeño de tez blanca y cabello lacio estaba pidiendo bola en la Autopista Duarte y pasó un negro adinerado que acababa de comprar un Mercedes Benz, y decidió empujar al joven; pero cuando se pararon en Bonao esa a abastecerse de combustible, el bombero observó al joven blanco sentado en el asiento trasero y le dice al dueño del carro ¡que suerte tu tienes de trabajar como chofer con gente; luego del incidente el negro decide poner al joven como chofer para evitar confusiones pero en la próxima parada ocurrió que el empleado de otra bomba le vociferó al dueño del carro al verlo sentado en el asiento trasero ¡diablo, prieto que bola!

«si usted se encuentra con un blanco corriendo en pantalones cortos y tenis piensa que es un deportista y si es un negro cree que es un ladrón»

CANCIONES RACISTAS EN LA REPÚBLICA DOMINICANA 

La protesta de los feos                                 Johnny Ventura

No le pegues a la negra                               Raulín Rosendo 

Rico y Buen Mozo                                         Coco Band

Negro bembón (canción colombiana de gran aceptación en

«un blanco con una bata blanca es un médico, un negro con una bata blanca es un carnicero»

«que va’tu a saber negrito come coco» «ojala te saiga ei prieto que come gente» «no pue’negá que tiene el negro detrás de la oreja»

“El negro es comida de puerco»,

El cuento de «los dos negritos» que dice»: » Había una vez dos negritos esclavos que cuando el amo estaba muriendo los llamó y les dijo: no tengo nada que dejarles como herencia mas que este jabón con el que inmediatamente ustedes se bañen se pon blancos. Desde ese momento dice el cuento, que los dos negritos sólo esperaban que el amo muriera para ir a bañarse; muerto el amo, comienzan a bañarse- uno primerocuando éste comenzó a convertirse en blanco el otro emocionado le dijo: ¡ manito¡ ¡manito¡ ¡manito;, ya te volviste blanco, ¡ que bueno¡ ; y el que se estaba bañando le respondió: manito de qué?, échate pa’lla maldito negro!

Nota:

ALGUNOS CUENTOS RACISTAS EN REPÚBLICA DOMINICANA

Hay que aclarar que aunque la intención de estas canciones no es racista, ellas envuelven cierta discriminación de los negros; pero lo que precisamente nos llama a la atención es ver como pasa desapercibida casi por todos, incluso p por los mismos negros que aceptan el contenido de estas canciones como cierto, y con ello se legitima la estética del blanco en la República Dominicana.

REFLEXIONE.

1- Causas del racismo en la República Dominicana? Explique brevemente.

2-¿Es posible determinar el racismo en la República Dominicana partiendo de encuestas? 3-Por qué si la población dominicana en su gran mayoría es mulata, mulata oscura y negra, existe el anti-negro en la República Dominicana. ¿ Anti-negro o anti-haitiano?

4- Qué usted recomienda para eliminar de la sociedad dominicana el racismo anti-negro y por tanto del prejuicio anti-haitiano?