Popularmente se dice que la diferencia entre un ser racional y un salvaje es que el primero reflexiona previamente sobre las consecuencias de sus actos y posteriormente actua, mientras que, en el caso del salvaje no media la reflexión entre el pensamiento y la acción.
Educación debe entenderse aquí como capacidad de diálogo, como capacidad de reconocer que la verdad, si es que existe, hay que buscarla en los hechos y en las cosas, no en las palabras de los seres humanos.
Cuenta Stephen Hawking que en una ocasión un físico joven dictó una conferencia donde refutaba un planteamiento suyo. Cuando terminó la conferencia los periodistas le preguntaron si este físico tenia razón, a lo que él respondió “…Es cierto que yo estaba errado en mis planteamientos, pero los de él están errados también…”
Diez años posterior a este evento Hawking pronunció una conferencia que demostraba que su teoría anterior estaba errada, como efectivamente había demostrado el físico ya mencionado y de paso demostró que la de este estaba errada también, planteando una nueva teoría que corregía ambos planteamientos. Es a eso que se le llama pensamiento crítico.
Pienso que esta expresión de Aristóteles constituye una crítica fulminante contra las personas que se apuntan en sistemas ideológicos cerrados que pretenden poseer verdades absolutas, lo cual los hace incapaces de analizar la realidad de manera holística.