Dr. Rafael Báez Bisonó

El racionalismo Crítico se construye a partir de un ejercicio ideológico de final de la segunda década del siglo XX, por el filósofo y sociólogo austríaco Karl Popper, lo que explica la esencia subjetiva de este método. En su afán de rechazo total y radical al marxismo, Popper concentró su esfuerzo en atacar la teoría del conocimiento y la filosofía social de Marx. La revolución socialista estaba en ascenso en esa época, pero no solo en el aspecto socio-político, sino también, en el científico. En este sentido, Austria, que es la patria de Popper, no era una excepción. El mismo lo dice: «En Austria tuvo lugar una revolución; el aire estaba lleno de consignas revolucionarias y de nuevas ideas y teorías, muchas veces salvajes…» (Popper K. Filosofía de la Ciencia pp. 156-157).

El miedo a la revolución marxista constituyó el punto de partida de la filosofía del autor del racionalismo crítico. Aunque la concepción filosófica del autor austríaco pretendió ser antítesis del neopositivismo, sus críticas estratégicas fueron dirigidas a la teoría del conocimiento y a la filosofía social marxistas; fue un arma ideológica de los enemigos del socialismo a lo largo de la historia de la guerra fría.

Hasta 1937, Karl Popper trabajó en Viena. En su primera obra escrita «Los dos problemas básicos de la investigación», Popper presenta una discusión crítica y una corrección de las ideas del Círculo de Viena. El éxito de esta obra dio lugar a que el colegio universitario Canterbury en Nueva Zelanda le ofreciera un puesto como profesor en 1937, dicha oferta fue aceptada por él y trabajó hasta 1945 en dicho puesto. Desde 1945 hasta mediados de la década de los 70, fue profesor en la escuela londinense de Ciencias Económicas y Políticas.

En Nueva Zelanda, Popper elaboró su filosofía social. En una de sus obras capitales, «La sociedad abierta y sus enemigos» (1945), él se distancia de Platón, de Hegel y de Marx. Da un giro contrario a la razón que habita en la historia y en la lógica objetiva del mundo real. Popper rechaza el historicismo porque postula, según él, «leyes absolutas e inmutables del desarrollo histórico». La «sociedad abierta y sus enemigos» fue concebida «como una defensa de la libertad, una defensa contra las ideas totalitarias y autoritarias y como una advertencia ante la superstición historicista», según el propio filósofo. Cualquier filósofo superdotado, como pretende ser Popper, debe comprender que en ninguna estructura de sistema hay lugar para la libertad absoluta; esta última se da de manera racional sobre una base de necesidades y condiciones; tampoco debe perderse de vista el factor conciencia en el fenómeno libertad.

La concepción de libertad absoluta burguesa que defiende Popper siempre ha sido un mito, sobre todo por su naturaleza mecánica. De acuerdo con Popper, «estamos condenados a vivir en una sociedad imperfecta, lo que se debe no solo a la imperfección humana, sino sobre todo al hecho de que siempre habrá conflictos insolubles». Hay problemas morales que no tienen solución, porque los principios morales pueden entrar en conflicto entre sí, dice él, pero olvida que toda estructura, todo sistema, para mantenerse debe apoyarse en una disciplina absoluta. La libertad real en cualquier sociedad hay que comprenderla como la concibió Espinoza y luego el marxismo: «Como la necesidad hecha conciencia», y Marx agregó «y la posibilidad de satisfacer dicha necesidad».

En «La sociedad abierta y sus enemigos», Popper dice que como mejor se podía interpretar la razón era «como apertura a la crítica, como disposición a dejarse criticar y como deseo de criticarse a uno mismo; yo di razones para que se pudiera aplicar esta posición crítica o razonable en tantas áreas como fuera posible, algo que debe llamarse racionalismo crítico», declaró Popper. Paradójicamente, la crítica absoluta y radical, como la concibe el autor austríaco, se vuelve irracional.

La crítica dialéctica la ve el marxismo como una herramienta efectiva para corregir rumbos y encontrar la verdad objetiva y concreta; pero la crítica popperiana lo que hace es que destruye las condiciones que generan la verdad científica.

Para la teoría del conocimiento marxista, todo proceso de búsqueda de la verdad científica debe partir de la realidad objetiva y permanecer siempre en contacto con ella. Para la metodología marxista, todo proceso cognitivo comienza con la práctica, permanece en ella y termina con ella. Toda dialéctica del conocimiento, de acuerdo al marxismo, tiene como eje central el siguiente esquema: de la contemplación viva (práctica) a la teoría y de esta última de nuevo a la práctica. Es el camino dialéctico para conocer la verdad. El pensamiento humano, por su naturaleza, es capaz de darnos verdad absoluta, la cual es resultado de la suma de las verdades relativas.

Cada nivel alcanzado por la ciencia en su desarrollo aporta nuevos elementos a la suma de la verdad absoluta; pero el límite de cada logro científico es relativo. Esa es la dialéctica del crecimiento científico: «todo lo absoluto debe ser visto como símbolo de lo relativo y este último como símbolo de lo absoluto» (Losiev A. F. problema del símbolo y el pensamiento realista, 1976, p. 26).

El «Racionalismo Crítico», como antítesis que es de la dialéctica y como enemigo consciente y radical de la metodología científica, reduce el proceso de conocimiento a un ejercicio unilateral, relativista y subjetivo: a la refutación por la refutación. Naturalmente, que Karl Popper, detrás del árbol, no ve el bosque. Se declara enemigo del historicismo, del enfoque histórico; para la epistemología realista y científica, para comenzar a conocer cualquier fenómeno o cosa, hay que examinarlo a partir de su origen; ya Aristóteles planteó la importancia de dicho enfoque para el proceso de conocimiento.

En su libro escrito en 1957, Miseria del historicismo, Popper trata de demostrar la inconsistencia del determinismo histórico y, de ahí, plantea la imposibilidad de comprender el curso de la historia. Niega la posibilidad de la historia como ciencia acerca de las leyes del desarrollo histórico. De acuerdo a Popper, en la sociedad, los cambios deben ser graduales, conforme al método de ensayo y error: pequeñas enmiendas a los errores y la introducción de ensayos reformistas. Todo esto en el marco del sistema capitalista, el cual, para él, tiene carácter eterno. «Siempre viviremos en una sociedad imperfecta … siempre han existido choques de valores resueltos; hay muchos problemas morales, que no tienen solución debido al conflicto de los principios morales», escribió él (La salle, 1974, p. 91). Pesimismo, arbitrariedad y fatalismo son características comunes de la filosofía social de Karl Popper; de acuerdo a esta filosofía, el desarrollo histórico social es estacionario en el sistema capitalista, todos sus vicios son inherentes al ser humano; estos puntos de vista tratan de convencer a la gente para que renuncien a la lucha contra los vicios e injusticias sociales.

Volviendo a la epistemología popperiana, la verdad científica es inalcanzable; para el Racionalismo Crítico, la verdad científica es una quimera; en el proceso cognitivo, ella juega un papel normativo, ella dirige el pensamiento del científico. La ciencia no cuenta con verdades, sino con opiniones y convicciones de los científicos. La investigación científica se reduce a un juego de hipótesis, de acuerdo a Popper. La ciencia tiene que ver con teorías y la teoría, dice él, siempre está sometida a crítica y a refutaciones. La mejor teoría resulta ser la que ya ha sido refutada y que tiene que abrirse a una teoría nueva. En esta teoría del conocimiento hay lugar, exclusivamente, para el relativismo, mientras que lo correcto es, desde el punto de vista objetivo, la interacción dialéctica de la verdad relativa y de la verdad absoluta. En este sentido, Lenin escribió que «los límites de la verdad de cada tesis científica son relativos, ya que el crecimiento sostenido del conocimiento hace que dicha verdad, en la lógica de su dinámica, tanto se mueve como se fija» (Lenin Obras Completas, T. 18, Pág. 137).

En esencia, para la teoría del conocimiento marxista, la verdad científica es un proceso en el cual interactúan la verdad relativa y la verdad absoluta. El criterio de verdad científica del marxismo es antítesis de la verdad científica de Popper, la cual, dicho sea de paso, habita exclusivamente en la esfera racional, manifestándose permanentemente en un enfrentamiento de hipótesis que nunca se someten a la prueba de la práctica.

De manera que para Karl Popper, «la ciencia comienza con problema y termina con problema» (The Philosophy of Karl Popper, Vol. I, La Salle, 1974, p. 105). En este sentido, los problemas, incluso los de carácter prácticos, siempre son teóricos. Por su parte, las teorías pueden ser comprendidas como soluciones tentativas de problemas relacionados, a su vez, con la situación problemática o problema formulado.

De acuerdo al filósofo austríaco, este juego cognitivo se desenvuelve a través del método del ensayo y el error. Es el método de la crítica por la crítica. «Es el método de formulación de las hipótesis valientes, las cuales son sometidas a severas críticas para así poder superar los extravíos» (Ibid, pág 68). Este método es la constante ocurrencia de hipótesis, algo así como una lucha darwiniana por la supervivencia de las mejores teorías. Así plantea Popper el proceso de desarrollo de la ciencia.

La pasión ideológica del autor es la condicionante subjetiva que más influye en la elaboración del Racionalismo Crítico, que representa la coronación de la filosofía de Karl Popper.

Bibliografía:

  1. Lenin, V. I. Obra completa T. 18.
  2. Popper, Karl. La filosofía de Karl Popper. Vol. I, II, La Salle 1974.
  3. Melvil, U. K. Los caminos de la Filosofía Burguesa del siglo XX, Moscú, 1983.
  4. Losiev, A. F. Problemas del Símbolo y el Pensamiento Realista, Moscú. 1976.
  5. Diccionario Enciclopédico Filosófico, Moscú, 1983.