Agradecemos la invitación por parte de la escuela y la dirección a 24 horas de filosofía. 

En este tema, queremos iniciar aportando la parte histórica, sobre todo la religiosa, para que se entienda muy bien desde dónde surge el conflicto. Si bien debemos comprender la raíz de los acontecimientos que nos han llevado a la violencia actual, no podemos justificar esta violencia comprendiendo su raíz histórica. Es decir, no estamos fundamentando ni avalando la violencia, sino tratando de informarles sobre por qué están sucediendo estas cosas. Esta historia inicia en la Biblia, en el libro del Génesis, con Noé, aquel del diluvio. Recuerden, tuvo tres hijos: Sem, Cam y Jafet. Según las Sagradas Escrituras, su hijo Canaán fue maldecido por Noé. Entonces, siempre cayó esa maldición en Canaán.

En el caso de Abraham, que es el padre de la fe y la persona que vamos a traer ahora a la cuestión, viene de la descendencia de Sem. Abraham, considerado el padre de la fe por su obediencia al Señor, es la persona a quien Dios hace la promesa de la tierra prometida. Es importante saber esto, porque desde allí vamos a iniciar con esta parte. Él se casó con su media hermana Sara, lo cual era normal en ese tiempo. Dios le prometió que tendría la descendencia más grande y poderosa. Como ya conocen el relato, la cuestión se complicó porque Abraham tenía 100 años y Sara 60. Entonces, el Señor le dijo a Sara que indicara a Abraham que se uniera a su esclava para tener un hijo. Abraham accedió y estuvo con Agar, la esclava de Sara. Recuerden, para ponerlos en contexto, que en ese momento, todo lo que poseía un esclavo pertenecía a su dueño, por lo tanto, el hijo tenía que ser de Sara y Abraham, no del esclavo. Así nació Ismael, una clave para este conflicto. Ismael, hijo de Agar y Abraham, fue creciendo, pero Dios se acordó de Sara y le dijo que tendría su propio hijo. Sara quedó embarazada y dio a luz a un niño llamado Isaac.

Aquí están los dos nombres claves: Isaac y después, parece que en ese hogar la convivencia se tornó infernal. Ahora había un muchacho de una y otro de la mujer. Sara le pide a Abraham que expulse a la esclava Hagar y a su hijo de la casa. Abraham, buscando entendimiento, le pide consejo al Señor, quien le indica que haga caso a Sara. Así, Hagar y su hijo Ismael son enviados a deambular en el desierto con pan y agua. 

Se fue entonces la esclava con su hijo Ismael, mientras Isaac se quedó. Acuérdense del relato de que estaban muriendo en el desierto. Ella se fue a una esquina para no ver la muerte de su hijo, pero el Señor se le apareció y le dijo: ‘No te preocupes, tu descendencia también será grande’. 

Lo que quiero decir con esto es que, de acuerdo a los historiadores y arqueólogos, Palestina, atención a este dato importante, es el pueblo descendiente de Ismael. Es el hijo abandonado en el desierto, mientras que los judíos israelitas son los descendientes de Isaac. Entonces, de Abraham y Sara surgió Isaac, dando origen al judaísmo y al cristianismo, conocidos en occidente. Y de Hagar y su hijo Ismael surge el Islam. 

Para no extenderme demasiado, mencionaré algunas fechas clave. En el año 333 a.C., Alejandro Magno conquistó Israel. Los romanos borraron evidencias de los israelitas y empezaron a llamarlos palestinos. Alrededor del año 135 d.C., surge Palestina. Durante 878 años, fue gobernada por árabes e islámicos. En 1516, fue conquistada por el Imperio Otomano, que gobernó hasta el final de la Primera Guerra Mundial, alrededor de 1917, cuando fueron derrotados por el Imperio Británico. 

Desde 1800, los judíos estaban regresando a Palestina, impulsados por un movimiento llamado sionismo. Durante la Segunda Guerra Mundial, en 1939, la comunidad judía fue prácticamente exterminada, con el asesinato de casi 6 millones de judíos debido al odio antisemita de Hitler y los nazis. Hitler consideraba a los judíos como herederos de Jafet, el otro hijo de Noé que me faltaba mencionar.

Con ese odio, entonces estaban en contra y asesinaron a los descendientes de Sem. Miren qué interesante es esto. Entonces, ya los palestinos, en ese momento, vieron cómo se dividía la tierra. Se les quitó territorio a los palestinos y se lo dieron a los israelitas como una especie de deuda con los judíos, quienes ayudaron de alguna forma en la Segunda Guerra Mundial. 

Bueno, aquí comienzan los problemas porque en 1948, los judíos proclamaron a Israel como estado y estalló la guerra árabe-israelí. Palestina se dividió, y luego, en 1964, surgió la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) para defender los intereses de Palestina a nivel regional e internacional, enfocándose en los derechos humanos.

Y entonces, en 1967 estalló la guerra de los Seis Días y, en 1973, la guerra de Yom Kipur, que causó escasez en este país debido a lo que sucede allí. Recuerden que por esa zona cruza aproximadamente el 20% del petróleo a nivel mundial. Ustedes saben lo que puede suceder con una guerra en ese contexto.

Vengo a la actualidad, al día 7 de octubre de 2023, cuando un grupo llamado Hamas atacó durante un festival por la paz, causando la muerte de al menos 260 personas en la Franja de Gaza. Esto fue algo desastroso que ha desencadenado lo que ahora estamos viendo y discutiendo.

Quiero decir que Hamas es uno de los grupos islamistas palestinos más grandes. Su nombre es un acrónimo árabe de Movimiento de Resistencia Islámica. Son jihadistas, lo que significa que creen tener el cielo asegurado si mueren por su fe, y no solo eso, también creen tener aseguradas 71 vírgenes para cuando vayan al cielo.

Es importante mencionar que están dispuestos a todo, pero también decir que son víctimas ambos pueblos: los judíos por el antisemitismo y los árabes por el colonialismo. Recuerden que les están quitando tierra para dársela a Israel.

Hamas es considerado un grupo terrorista, sobre todo por Estados Unidos y parte de Europa, pero no representa al pueblo palestino en su totalidad. Quiero enfatizar eso.

Y para dar paso también a los colegas expertos, mencionar que la guerra es siempre una derrota, una destrucción de la hermandad humana, como dice el Papa Francisco.

Muchas gracias.