EDITORIAL
Entre los días 6 y 13 de diciembre próximo, la Escuela de Filosofía de nuestra Universidad se propone celebrar su Primera Semana Filosófica, dedicada a Don Andrés Avelino (1899-1974), como merecido homenaje de su pueblo, en ocasión de arribar al Primer Centenario de su Nacimiento el próximo 13 de diciembre.
Con el salitre del Mar montecristense pegado a sus sienes, llega inadvertido a la ciudad de Santo Domingo, hacia 1920, un callado joven que aún no ha terminado sus estudios del Bachillerato. Concluido éste, nuestro joven ingresa a la Universidad de Santo Domingo en 1922 obteniendo el título de Agrimensor ;pero ya antes revela sus venas poéticas en su libro «Fantaseos».
Más tarde, Andrés Avelino se hace Ingeniero y poco tiempo después recibe el título de Licenciado en Ciencias Físicas y Matemáticas. Dado los aportes en dicha especialidad y los méritos acumulados, la Universidad lo distingue con el título de «Doctor en Ciencias Matemáticas».
Nuestro científico y poeta, poco tiempo después, llega a caer en la cuenta de que está ya sumergido en los encantadores juegos del saber. Y más sabe: que es en el exigente juego del saber filosófico en el cual está llamado a jugar, pues tiene aquí todo un estadio preparado a la medida de su anchura intelectual; todo un inmenso mar donde «el pez» podrá bucear sin límites hasta dar con las últimas profundidades.
Efectivamente, embebido en esa búsqueda de lo inconmensurable, Avelino concibe y publica la obra filosófica de más alto alcance escrita por un dominicano: “Metafísica Categorial”
Hacia 1952 la Universidad de Santo Domingo hace entrega al pensador del título de Doctor en Filosofía. Poco después es proclamado Profesor Meritísimo y Profesor Ad Vitam. !Cuántos títulos para una sola persona! !Cuántos saberes y cuánta trascendencia alcanzados! !Cuántas limitaciones superadas y cuántos obstáculos vencidos!.’
Un sentimiento inefable de orgullo nos asalta, cuando leemos en un periódico madrileño de la década de los cincuenta, unas breves palabras en las cuales se define a nuestro Andrés Avelino como «el más grande filósofo de la América hispana».
Estamos, pues, ante un gigante de la filosofía, surgido, por demás, en una pequeña isla. La Cátedra de Introducción a la Filosofía (Fil011) se pone a los pies del pensador y le tributa el más sentido de los homenajes en este Primer Centenario de su Nacimiento. Homenaje que en cada uno de nosotros los profesores debe traducirse, ineludiblemente, en un serio compromiso: trabajar cada día en la creación de una Escuela de Filosofía que se haga merecida y digna heredera de la Obra del Padre de la Filosofía Dominicana.