Prof. Lusitania Martinez

Además de la Carrera de Filosofía en la Universidad Autónoma de Santo Domingo-UASD-, no sé en qué otras carreras y/o universidades se imparte la asignatura «Ética». Estoy segura que donde quiera que se imparta este programa, el contenido unas veces versará sobre las posturas de los filósofos y otros teóricos, respecto a eso que ellos consideran lo bueno» y «lo malo» en las costumbres, en todo caso sobre su ideal de la bondad y la noción de maldad humana; otras veces versará también -o deberá versar-acerca del contenido ético de las reglas de convivencia que los pueblos históricamente se han trazado desde que éramos comuna primitiva hasta la actual postmodernidad que viven muchos países altamente desarrollados. 

Aunque casi siempre se identificado Ética con Religión-aquí vamos a identificar Ética y Moral, mientras tanto- cuando se promueve la falsa creencia de que solamente los adeptos de la ideología religiosa son morales, es decir honestos, no perdamos de vista que se habló y habla de una Ética marxista a pesar de la originaria actitud laica y atea de los fundadores del marxismo.

que Desde aquí empiezo a plantear las tesis comparto, las cuales no son originales y de ningún modo definitivas ni completas: social, los amigos, la clase, la época a la que pertenecemos.

4.-Entonces, la Moral está determinada por la época y sus costumbres, toda la cultura, es decir, sus adelantos y atrasos, los cuales frenan y/o estimulan como buenas, conductas que eran malas o buenas en el pasado.

5.-La Moral entonces es relativa. Un punto difícil, puesto que nos pone a pensar sobre el hecho de que lo bueno cambia de época en época, de clase en clase y de cultura en cultura en un mismo período.

6.-Pese a esto, algunos filósofos han pensado la Ética como estudio de principios universales, innatos, invariables, etcétera, que estarían de algún modo

«LOS TEÓRICOS>>

1.-Todos los seres humanos somos éticos. Con esto lo que queremos decir es, que, todos los seres humanos, si no están afectados por alguna patología conductual, están orientados determinadas pautas morales o éticas, que los orienta siempre en todas sus acciones para actuar según ellos, bien o mal. 2.-No es necesario ser religioso ni creyente para estar orientados por una Ética y/o por una Ética buena,

3.-Casi siempre eso que consideramos bueno es aquello que es considerado bueno por nuestra familia, los más cercanos y finalmente el entorno justificando y probando la existencia de un Ser Supremo o Divino. En los grandes sistemas filosóficos antiguos, como los de Sócrates, Platón y Aristóteles, lo moral se identifica con la verdad, la libertad, la voluntad, la felicidad, entre otros temas, pero buscando el Bien Supremo y Último que es Dios-o Demiurgos, Primer Motor, lo Absoluto, etc.-. Ninguno de estos filósofos interpretó como amoral el considerar a la mujer tal que una especie de hombre incompleto que debe ser subordinado, cual y como lo dirá Aristóteles y más tarde su divulgador medioeval: Santo Tomás de Aquino. Entonces profundizar la ética cristiana es válido si además se investiga desde la Antropología y la Historia, la complejidad de la consciencia humana y sus contenidos.

7.-La Moral es el fundamento de todas las acciones. Es tan esencial que afecta la Verdad. Un típico ejemplo de contradicción entre lo verdadero y lo bueno, es la que generalmente presentan nuestros políticos partidistas. Es verdadero lo que es moralmente aceptable en su partido y lo que conviene a sus ideas políticas. Lo Ético afecta lo epistemológico, cuando se una «Verdad» y se plantea como tal, escoge una simplemente porque está de acuerdo con tus principios morales de clase, familia, sexo, religión, partido, cultura, grupo al que perteneces, entre muchas.

Una moral que no se ejecute a favor de la igualdad y del respeto por la diferencia, la dignidad y la libertad, es una bomba de tiempo que estallará en cualquier actividad anulando la posibilidad de buena convivencia y de participación democrática. El ser humano de una buena moral no ejerce nunca el poder sino para distribuirlo posibilitando el consenso.

[§] Desde el anterior marco teórico inicio la aplicación de esas ideas, a la vida cotidiana, que por cotidiana es tan importante como la vida ya más formal y pública.

Precisamente reflejo de un tipo de concepción ética, la mayoría de los seres humanos aceptan sin rebeldías no solamente la división de la vida, pública y privada, sino que también junto a ellas ha creado culturalmente una moral diferente para cada caso y dimensión.

Los estudiosos reportan que la dicotomía de la vida humana apareció después de finalizada la Edad Media, cuando la producción artesanal que se efectuaba en la casa fue sustituida por la producción capitalista fuera del hogar. Con la modernidad y la burguesía apareció ese artificio culturalmente fue cobrando fuerza, separador de lo privado y lo público, de lo personal y de lo político, se fueron creando espacios de vida.

 

Aparte de la división en público y privado existen otras dicotomías forjadas también con anterioridad y que tienen que ver con los roles masculinos y femeninos. Porque las dicotomías se han construido alrededor de los hombres y de las mujeres desde que apareció en la época primitiva la ideología patriarcal. Planteo todo esto en aras de que se entienda cuál ha sido el fundamento histórico de la «doble moral». Una moral para la vida privada, otra para la vida en público.

 

Llamamos Doble Moral la que se ha impuesto culturalmente acorde con el Patriarcado y su ideología masculina que estimula una moral para las mujeres y otra moral para los hombres. Los hombres están convencidos de que esto debe ser así: las mujeres tienen que éticamente comportarse y explicarse de acuerdo a la naturaleza y los hombres de acuerdo a la inteligencia. Habrá protestas masculinas contra mi simplismo, pero lo hago expresa, consciente y moralmente, porque cuando lo explico teóricamente igual protestan.

 

En orden de aparición histórica primero fue la instauración del sistema sexo/género del Patriarcado que mediante la socialización de roles estableció acciones determinadas para los hombres y otras para las mujeres en base a la capacidad reproductiva de éstas últimas. El patriarcado es tan viejo como la humanidad; la doble moral que se levantó sobre él mismo, aunque con variantes epocales, también es muy antigua. Tener el privilegio biológico de parir nos ha lanzado a la casa, muy lejos de la cultura y atadas éticamente a la supuesta superioridad del varón, mitad de la humanidad que en sus orígenes, como no tenía que parir y socializar, podía ir a la caza y a la guerra. Esta vieja división sexual del trabajo familiar originó la doble moral que luego se reforzará con el advenimiento de los futuros modos de producir y vivir y obligará a la Epistemología Genérica a considerar en el planteamiento «lo personal es también político», un fundamento necesario demoledor de la Doble Moral.

 

Y esto debe hablarse en las clases y los cursos de Ética, a menos que no se tenga una buena moral, sin «la mala fe» de que hablara Jean-Paul Sartre.

 

[§] Si empezáramos a relacionar algunas de las tesis, arriba estudiadas, con la Doble Moral, podemos ir deduciendo lo siguiente:

 

Respecto a las tesis número uno y tres, todos los hombres y las mujeres están orientados por la doble moral de la Ética masculina. Es comprensible que las propias mujeres sean machistas, puesto que al mismo tiempo que son desde milenios de años, las socializadoras de la doble moral, son educadas en la doble moral, desde la infancia.

 

El niño cuando sea grande se comportará de forma agresiva con las mujeres, en mayor o menor medida de acuerdo a la radicalizada o no doble moral que vivió al interior de su familia. Las niñas serán más o menos sumisas, dependiendo del patrón ético que en relación al machismo aprendieron con sus madres y padres.

 

Solamente la educación que concientiza podría alterar esta situación y formar hombres y mujeres, que cuestionen y nieguen la reproducción de esos principios y acciones éticas negativas en la socialización familiar.

 

En lo tocante a la tesis número cuatro, podríamos decir que en otros ámbitos geográficos, existe la doble moral, pero menos rígidamente expresada: la mujer trabaja intelectualmente tanto como el hombre sin recibir castigos del marido, ni conductas competentes, cuestiona la división del trabajo sexual al interior de la familia y no es tan rechazada; la sociedad considera buena moral que el padre comparta todos los procesos de la maternidad y de la educación de los niños, y algunos hombres, muy pocos, hasta se mantienen fiel a su compañera porque es la única igualitaria forma ética de ser reciprocado por la fidelidad femenina,

 

El desarrollo de un país no siempre produce el contexto ético más adecuado para el crecimiento saludable de las personas; pero es bueno considerar, al juzgar buena o mala una acción humana, que en otros contextos el castigo se relativiza.

 

Cuando se trata del machismo, el conocer otras latitudes culturales enseña que ciertos aspectos referidos a la moral femenina, se tratan sin los prejuicios propios de los grupos subdesarrollados: la virginidad y/o aborto, por ejemplo; y, claro, estoy de acuerdo que desde el punto de vista ético, concreta y específicamente, desde mi moral, los problemas mencionados son problemas de decisión personal. Porque siempre queda la pregunta y la realidad abrumadora de: ¿Por qué la sociedad no obliga a los hombres a preservar su pureza total-cuerpo y mente para el primer, tierno y amoroso encuentro con nosotras? y ¿por qué los hombres no se ponen en el lugar de la persona-mujer embarazada en condiciones difíciles de protección a la criatura?

 

[§] Otro problema que tiene que ver con la ética es el de la clase. Olvidado en estos tiempos de globalización el discurso marxista, no me ruboriza pensar desde el marxismo el problema de la moral y hacerme algunas viejas pero necesarias preguntas. ¿Cómo puede ser ético -bueno- el apropiarse de parte de un grupo, del trabajo de la mayoría, sin compadecerse? Ser rico significa siempre, no poseer la ética que defiendo y se sabe que existen pobres perversos y explotadores pero…: ¿Es igual la moral del comportamiento del que sigue la lógica del poder a la del que la obedece y no tiene poder? 

 

Este relativismo ético y la realidad de la doble moral nos obliga a ser cautelosos en nuestras evaluaciones morales respecto a las demás personas. El poder que subordina, ejercido tanto en la vida pública, donde interactúan las clases, como en los hogares donde interactúan hombres y mujeres, pobres y ricos, es antiético. La persona que ejerce una buena y verdadera moral debe respetar a todos los grupos humanos, a los marginados y tolerar las diferencias y libertades personales.

 

Los seres humanos debemos ser felices y solamente lo seremos en la medida en que podamos asimilar la pluralidad y las singularidades. Esto no necesariamente plantea que deban existir morales como seres humanos existen; aunque de hecho existe una parte de nuestras vidas que pertenece exclusivamente a nuestra especificidad como existencia, que es única, se rige y pauta moralmente de forma que beneficie igualitariamente a todos los seres humanos pero con elementos aceptados a cada existencia y clases de sujetos/as. Es una utopía pero la creo realizable e infinitamente mejor que esa doble moral patriarcal y clasista que se ha nutrido del cristianismo más feudal e hipócrita y que sigue campeando victoriosamente.

 

Como ustedes han podido apreciar me inclino la idea de que la moral se aprende. Y ahora me referiré a la tesis número uno. Hace ya mucho tiempo que profeso una ética sin religión y no me he sentido menos buena que los verdaderos cristianos. No me son simpáticos los esencialismos, ni las poses innatistas y para malestar de algunos/as de las personas que me quieren, bien, no soy creyente. O quizás no tengo las creencias éticas tradicionales y como dicen alegremente mis amigos/as cristianos/as, en el fondo soy creyente y/o creo en Dios.

 

Soy creyente-creo en la Solidaridad Humana-no hay dudas, pero no me preocupa la creencia en Dios, menos la práctica religiosa de algún tipo. Eso sí, como filósofa -parecerá un contrasentido a mi actitud de no-creyente, no importa- estudio a Dios. Admiro y respeto a algunos cristianos y cristianas sinceros/as que me han privilegiado con su amistad y, probablemente, con sus oraciones. Pero me siento mejor si actúo sin pensar que nos mira un Dios y que iremos a Él si nos portamos bien.

 

Encuentro, a riesgo de parecer o ser una hereje, que no necesito creer en Dios para ser buena. Aunque éstos argumentos no se dirijan a demostrar nada, mucho menos la inexistencia de Dios, me parece más original, valiente, menos cómoda, difícil y auténtica, la moral para la igualdad, felicidad y solidaridad que se ejecuta porque los seres humanos y yo nos la merecemos y no porque existe el cielo como premio.

 

 No le temo al infierno, estoy segura que de existir tal dimensión, de absoluto regocijo y paz, iré al cielo, porque sin ninguna tabla de salvación de la cual aferrarme, en mi más secreta soledad siempre he apostado, trabajado y sufrido para ser feliz a través de la autenticidad y la honestidad, y para que la humanidad en abstracto, en concreto mi país y los/as amigos/as conocidos/as y amados/as. Y he luchado y lucharé sin cansancio para que se haga realidad o nos aproximemos a la utopía de la igualdad entre todos los seres humanos de la tierra. 

Concibo la realización de la solidaridad y la acción individual y conjunta de los seres humanos, como una obligación similar al imperativo categórico de Immanuel Kant: debemos poseer una conciencia solidaria e igualitaria con la finalidad de conseguir la igualdad y la solidaridad en el Planeta. Planteo mi adhesión a la postura ética kantiana sin los presupuestos religiosos del brillante pensador alemán. A esto sumo la idea existencialista de moral, junto a la nietszcheana, proscritas por irrelevantes aunque yo las interpreto arremetedoras contra los falsos valores de la ética burguesa. Existen muchas lecturas exageradas y otras tantas correctas de la moral presente en estas corrientes. Yo interpreto a mi Dios ha manera el «todo está permitido desde que muerto»>, como gritara el filósofo alemán de Así habló Zaratustra. Aunque no existan el cielo y el infierno, que la moral judeocristiana y su Dios masculino construyeron sobre todo para otorgar una moral al hombre y otra a la mujer, existen los seres humanos y por ellos debemos comprometernos en crear siempre las condiciones que los/nos liberen de la opresión y de la explotación. Mi lectura del discurso pre y existencialista es ésta: actuemos de buena fe, con transparencia, asumiendo la libertad del proyecto existencial que somos comprometiéndonos en las causas que eliminen la desigualdad y el autoritarismo en el mundo, manifiestas en muchas dimensiones humanas y con los resultados fatales que hoy vivimos: las guerras, la insalubridad ambiental, la no tolerancia, el machismo, la pobreza de tantas gentes, entre todas las cosas. Eso es tener buena moral. Una moral ideológica como todas las morales, pero ideología revolucionaria y favorecedora de la humanidad.

Es una cuestión de voluntad, elección y decisión: apostar por el bienestar de la mayoría o ir contra ella y nosotros. Ni siquiera importa que la vida sea absurda y que al final de cuentas estemos solos y muramos siempre solos y olvidados. He aprendido, sin ser creyente, que es mejor comprometerse con la felicidad de los oprimidos, estudiar y saber mucho, que dedicarse a beber alcohol, explotar a las gentes o suicidarse -y no prejuzguemos: la vida es inaguantable para los que sufren.