Prof. Amado Reyes Presidente de la Sociedad Matemática de la Republica Dominicana. Presidente de la Sociedad para el Avance de la Ciencia.

Renato Descartes, natural de la Haye (Francia), recorrió casi toda Europa, aprendiendo, según él, en el «libro del mundo». El 8 de junio de 1637, en la imprenta de Jean Maire de Leiden, se terminó de imprimir el libro titulado «El Discurso del Método para Conducir Bien la Razón y Buscar la Verdad en la Ciencia»; a modo de apéndices y como ensayos de ese método se encuentran los trabajos: «La Dióptrica», «Los Meteoros y «La Geometría»; siendo este último su único escrito sobre matemática.

El discurso del método intenta dar las pautas para cultivar una ciencia «Universal» despejada de los errores de la escolástica medieval. Para conducir el espíritu a la verdad se necesita, según Descartes, observar los preceptos siguientes: a) desconfiar de todo, especialmente de los sentidos: regla de la duda; b) descomponer el problema en sus diferentes elementos: regla del análisis; c) reordenar cada elemento desde el más simple hasta el más complejo: regla de la síntesis; d) comprobar que razonamientos han contemplado todos los aspectos del problema: regla de la enumeración. La efectividad de su método queda mostrada en los ensayos, un ejemplo de lo cual se puede ver en el descubrimiento de la ley de la refracción de la luz, explicada en la dióptrica (2). Es de interés observar que estas cuatro reglas no sólo son el fundamento de la investigación científica, sino que la segunda regla, por ejemplo, ha venido a constituir la herramienta por excelencia de los s analistas de sistemas de computación; en ese contexto la regla lleva por nombre «Refinamiento Paso a Paso» o «Técnica Top Down». 

Aun cuando Descartes se conoce más como matemático, fue en física y en medicina donde hizo sus mayores BOSIN on aportes; más aún, entendía la matemática como un instrumento para dar carácter universal a la ciencia, es decir, concebía la matemática como matemática aplicada, y despreciaba lo que entenderíamos hoy como matemática pura. Esta la considera como disciplina muy abstracta que no parece tener ningún uso, en cuyos problemas acostumbran entretenerse geómetras y calculistas ociosos (3), (1).

La diversidad que se advierte en el pensamiento de Descartes nos mueve a considerar lo injusto de ubicarlo como matemático, físico, etc.; Descartes es un hombre activo de su época, está al día y se pone al frente de la producción epistemológica; es un filósofo con una sed enorme de conocer y de producir conocimientos, no quiere perder ni un minuto de su vida en trivialidades, al grado de caer en una arrogancia aparente al despreciar las ideas que pudieran tener sus contemporáneos acerca de su pensamiento y de evitar conflictos con el statu quo representado por la religión y el Estado. Sobre estos aspectos se refería de la manera siguiente: «Mas, por lo mismo que abrigo mayores esperanzas de poder ocupar bien el tiempo que me queda, me creo más obligado a no desperdiciarlo y ciertamente que no me faltarían ocasiones para perderlo si publicara los fundamentos de mi física; pues aun cuando casi todos son tan evidentes que basta oirlos para aceptarlos, y no hay uno solo del que no pueda dar demostraciones, sin embargo, como es imposible que concuerden con todas las diversas opiniones de los demás hombres, preveo que suscitarán oposiciones que me distraerían un poco de mis libros, habían reprobado una opinión de física publicada poco antes por otro, de la que no quiero decir que yo participara, sino sólo que antes de verla censurada no había notado en ella nada que hiciera sospechoso que fuese perjudicial a la religión y al Estado. Esto me hizo temer que no fuera haber alguna también entre las mías en la que me hubiese equivocado…» 

Descartes trató la importancia del trabajo realizado por la fuerza; consideró el cuerpo humano como una máquina y aseguraba que Dios dotó al Universo de un movimiento inicial y después le permite moverse espontáneamente. Se entiende que Descartes fue el mecanicista más influyente del siglo XVII (4). Para darnos un esquema de su explicación mecanicista del mundo, hace referencia a su obra no publicada en vida, quizás para evitar correr la suerte de su contemporáneo Galileo, «Tratado del Mundo o de la Luz» (2). Junto a este mecanicismo, Descartes realiza la combinación de la geometría y el álgebra, surgiendo así la rama de la matemática llamada geometría analítica(1).

A pesar de la importancia del método para Descartes, éste le confiere un carácter particular, contraponiéndolo a la razón, de la cual dice tener un valor universal y general (2). En las obras de Descartes se muestra claramente la conexión entre la razón y sus productos, entre el origen del conocimiento y el conocimiento mismo, en una palabra, entre la filosofía y la ciencia (2). Más aún, cuando Descartes plasma su principio: «Pienso,luego existo», en el cual hace depender la existencia del pensamiento, está sobreestimando el poder del pensamiento; y al definir al hombre como alma pensante, está convirtiendo la razón en el principal fundamento sobre el cual el hombre asienta su existencia; de ahí que Descartes aparece en la historia de la filosofía como un racionalista, aun cuando no es el representante inicial de esta doctrina.

Descartes, quien a pesar de sus críticas a la matemática y a los matemáticos, concibe esta área del saber como una guía y el modelo de toda la construcción científica y advierte del peligro de desnaturalizar las otras ciencias mediante un uso inadecuado de la matemática, pero no por la matemática misma, sino por el método.

Importante es observar que aun cuando el mecanicismo es una interpretación bastante material de las cosas, para Descartes el pensamiento es tan real como la materia. » Cogito, Ergo Sum » manifiesta un claro dualismo que puede ser advertido en toda su filosofía; para él existe un mundo de los cuerpos caracterizado por la extensión, y por otro lado se encuentra el dominio interno del pensamiento: «res extensa», como opuesta a «res cogitans» (5).

La mayor parte de su trabajo lo realizó Descartes mientras estuvo en Holanda. Entre las obras publicadas en vida se encuentran: Discurso del Método (1637), Meditaciones Metafísicas (1641), Correspondencia (1642), Principios de Filosofía (1644), y Tratado de las Pasiones del Alma (1649). Las obras publicadas después de su muerte son: Tratado del Mundo o de la Luz (1664), Un Tratado de la Formación del Feto (1664), y Reglas para la Dirección del Espíritu (1780) (8).

La deuda de la ciencia moderna con el espíritu creador de Descartes es extremadamente evidente. La diversidad de su pensamiento no es otra cosa que la manifestación de la libertad sin límites del espíritu sensible del filósofo. El potencial del especialista no es otra cosa que la robustez de una rama frondosa que emerge del sólido tronco epistemológico, el filósofo; y aun dudar de éste es bueno, ya que de acuerdo con el propio Descartes, «si dudo, pienso,y si pienso, existo»  y es precisamente en la posibilidad de la existencia de las cosas donde se potencializa la filosofía. 


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 

1- BABINI, José,  Historia Sucinta de la Matemática, Austral, Buenos Aires, 1952.

2- Origen y Naturaleza de la Ciencia, Espasa-calpe,  Buenos Aires, 1947. 

3- DESCARTES, Renato, Discurso del método, vosgos, S.A.,  Barcelona, 1977. 

4- KEARNEY, Hugh, Orígenes de la Ciencia Moderna, Biblioteca para el Hombre Actual, Guadarrama, Buenos Aires, 1970.

5- DAMPER, Willian, Historia de la Ciencia, Aguilar, Madrid, 1941. 

6- Willerding, Margaret, Conceptos Matemáticos, Un Enfoque Histórico, CECSA, México, 1971.

7- SARTON, George, La Vida de la Ciencia, Espasa-Calpe, Buenos Aires, 1952.

8- Grupo Anaya, 203 La Enciclo, Madrid, 1990.