Esta forma de pensar surgió en las colonias griegas, «inicialmente», en Jonia; de ahí, el título que los historiadores han propuesto: los jonios, o filósofos jónicos.

Los filósofos jonios son: Tales, Anixamandro y Anaxímenes. «Cada uno de ellos -nos refiere Iñaki Yarza- propone soluciones distintas al problema del principio primero, pero en todo caso consideran que tal principio debe ser único…» (2) Y porque consideran un principio único, la tradición filosófica occidental, también los reconoce como los monistas. Aquellos que proponen un sólo elemento en la constitución del cosmos.

Pero antes, debemos exponer qué es la naturaleza para los filósofos presocráticos en su contexto.

 La naturaleza o la «Physis» tiene significados diversos. Por un lado, la naturaleza es «el aparecer de algo», pero también es la «fuerza que impulsa tal aparecer, tal resurgir. En este contexto se puede afirmar también que, la naturaleza es «el conjunto de todo aquello que existe y que no es obra del hombre» (3).

Citaremos unas frases de Aristóteles en la que expone estos sentidos en relación con la reflexión de los presocráticos: «De los que primero filosofaron, la mayoría pensaron que lo únicos principios de todas las cosas son de naturaleza material; y es que aquello de lo cual están constituidas todas las cosas son, y a partir de lo cual primeramente se generan y en lo cual últimamente se descomponen, permaneciendo la entidad por más que es ésta cambie en sus cualidades, eso dicen que es el elemento, y eso es el principio de las cosas que son, y de ahí que piensen que nada se genera ni se destruye, puesto que tal naturaleza se conserva siempre… pues siempre hay alguna naturaleza, sea una o más de una, a partir de la cual se genera lo demás, conservándose aquella.» (4)

La naturaleza es aquello que hace crecer, que engendra. Y los filósofos presocráticos se detendrán a determinar aquello que hace posible tal constitución, pero sobre todo, lo que permanece en el cambio y posibilita el orden del mundo. Así, como veremos, para Tales este principio es el agua, para Anaximandro lo es el «apeiron» y para Anaxímenes, el aire. Cada uno de ellos indica un camino de reflexión, una concepción. Y cada uno de estos son importantes por una razón muy específica: lo que hablaron los presocráticos es palabra fundamental, porque allí se encuentra el incio de una reflexión sobre el universo y su naturaleza que posteriormente inspirará la necesidad de descubrir tal naturaleza y cómo la percibimos en tanto implicados directamente en ella.


NOTAS BIBLIOGRÁFICAS.

1- Yarza, Iñaki: Historia de la Filosofía Antigua. Eunsa, Pamplona, 1983. pp 18.

2- Yarza, Iñaki… op. cit. pp. 24. 3- Confr. M. Caballero- J de Echjano- E. Martínez, y otros. Noesis. Historia de la Filosofía. Vicens-Vives, Barcelona, 1997, pp. 21.

4-Aristóteles: Metafísica, Gredos, Madrid, 1994. I, 983 b 6; pp. 80-81.