Prof. Eulogio Silverio

Prof. Eulogio Silverio

El pensamiento, sentimiento y actitud pesimista en la República Dominicana tiene amplias raíces en el pasado histórico del Ser dominicano. Pero en este breve ensayo más que buscar las raíces históricas del pesimismo de López dedicaremos nuestros esfuerzos a presentar el tipo de pensamiento del Padre de la «Sociología Dominicana».

Esto es necesario porque los investigadores y profesionales dominicanos que hacen opinión sobre el tema han pretendido quizás sin intención-, meter a todos los pesimistas dominicanos dentro de la casilla de los hispanófilos racistas, que juzgan a priori al Ser dominicano, como incapaz de autogestionar el camino de la democracia política y el progreso social, económico y cultural que han alcanzado otros pueblos del mundo.

El pensamiento de López es francamente biologista al estilo Darwinismo Social Spenceriano y Positivista Comtiano al estilo Hostosiano. Esto se hace manifiesto en su obra «La Alimentación y Las Razas», de donde parte su análisis social del pueblo dominicano, tomando como punto de partida la alimentación y los beneficios que produce al desarrollo de la inteligencia humana una buena alimentación, del mismo modo que nos hace ver los daños que recibe la inteligencia. De ahí que considere al pueblo dominicano condenado a repetir su historia  de violencia y atraso social si no cambiara su manera de alimentarse. Es en razón de esto que llega a proponer una especie de apóstol de la alimentación que venga a enseñar a nuestro pueblo buenos hábitos alimentarios; por cuya propuesta ganó López el mote de racista, pues son estos mismos argumentos que emplearon los gobiernos dominicanos para establecer grandes asentamientos de españoles, canarios, judíos, japoneses, en Constanza, Montecristi y Puerto Plata. Otros de los enfoques de López que podrían sugerir pesimismo por el origen racial del Ser dominicano es su referencia a las tres razas que forman el Ser biológico del dominicano Afirma que el español de la conquista no era ni por asomo el español de Cervantes en tanto cultura alimenticia, agravada esta condición por los factores medioambientales de la isla de Santo Domingo. Una vez aquí tuvieron que adaptarse a comer los productos tainos, tales como: casabe, raíces, tubérculos.

Del negro africano dice que a su llegada a América en fuerte lo que indica una alimentación suficiente en su tierra de origen, mas esta misma condición animó a sus amos españoles a hacerlo trabajar mucho tiempo con un mínimo de alimentación, de modo que pasado el tiempo esa estirpe musculosa ya en su rol de ciudadano se hizo fugaz en su dieta Su referencia a los tainos se limita a decir que eran frugal en su alimentación debido a su desarrollo histórico social.

En la exposición sobre las costumbres alimenticias de los progenitores del dominicano concluye planteando que esos malos hábitos creados en la génesis del Ser dominicano son las razones que explican que el ciudadano dominicano no posea ni la más mínima idea del daño que produce la mala alimentación en el organismo de un Ser que razona.

«Sería muy útil la creación de una escuela de agronomía práctica en cada provincia, escogiendo los alumnos de manera que toda sección quedase bien representada. En la escuela se enseñaría, ante todo, a vivir, a comer con regularidad todos los días, a asearse, a vestirse, a andar calzados, a habitar en casas limpias y abrigadas, de manera que todo ello se le vuelva hábito al alumno y cuando regrese al seno de la familia sea propagandista, en ella y en el vecindario, de la nueva vida… La escuela debe estar retirada de la ciudad, en medio del campo que deben amar los alumnos, en el seno de esa naturaleza cuyos misterios útiles les van a Ser revelados». (López José Ramón, La Alimentación y Las Razas, Cap. X).

Su proyecto de Educación rural se diferencia del Plan de Formación del ciudadano urbano. Cree conveniente imitar el modelo griego que propone la gimnasia y los deportes como forma de producir un cuerpo sano y una mente sana.

Si en López se anidara el prejuicio racial, étnico o cultural no propondría un modelo educativo similar al griego, dados los niveles de diferencia entre la composición racial griega y la dominicana. Lo que es evidente es la creencia ingenua de que sólo con una buena alimentación los males sociales se corrigen.

«La instrucción pública tiene que dejar de Ser descolorida, extranjera, para que con la higiene en la alimentación y en los ejercicios corporales, sea cofactor de la regeneración de nuestra raza y ayude a darnos agradable fisonomía propia, a vigorizar la mente, a hacerla creadora de toda suerte de riqueza, así que se robustezcan materialmente nuestros cuerpos». Esta falsa creencia es propia del enfoque metodológico del Darwinismo social «Las naciones no están eximida de esa inexorable ley de la naturaleza, que no tolera nada inútil cumpliéndose hasta en los seres orgánicos la fatal sentencia condena a invalidez o a muerte todo lo que no sirve, como represalia de la creación contra quienes son reos del delito de no concurrir a la obra común del eterno progreso.

La posición de López en torno a la idea de progreso natural es optimista, entendida la naturaleza como un organismo que busca las distintas vías de propiciar el desarrollo de sus fines «Toda raza que degenera pierde la independencia, de hecho y de derecho, y cae en poder de otra mas vigorosa». El enfoque de López en torno a la sociedad en sentido general es organicista ya que compara la sociedad como un organismo natural con las mismas funciones, sujeto a las mismas leyes. Su concepto de los gobiernos obedece estructuralmente al mismo orden.

«No vale lloriquear, dolerse tristemente como flacas mujeres de la suerte de la patria, no vale aspirar al Gobiernos-providencias que todo lo den sin recibir mucho; que sean buenos cuando todos, como patriotas, somos hasta ahora casi malos y los gobiernos no pueden Ser sino reflejo de sus pueblos…Rica la nación, bien nutridos sus pobladores, inclinados a los ejercicios atléticos que hacen la alimentación más fecunda para el organismo, desarrollada la intelectualidad por mayor robustez de aquel, cumplirá la República brillantes destinos, y sobre todo Será la mansión de un pueblo fuerte y, el hogar de una raza llena de vigor físico y espiritual…que ninguna sociedad puede constituirse sino en la forma que resulte del estado de cultura de sus miembros; y que no hay poder humano capaz de hacer efectivo en un pueblo atrasado los principios de la democracia verdadera, porque el bienestar que de ellos deriva no se alcanza sino mereciéndolo a fuerza de saber y de virtudes…El hombre será siempre lo que quiera Ser. Al alcance de sus manos y de su inteligencia están todos los medios. de progresos y de atrasos». (López José Ramón, La Alimentación y Las Razas, Cap. XII). En la obra de López no se advierte un determinismo social sino natural, parece Ser que en este punto es seguidor de las ideas positivas de Comte, mostrando un eclecticismo intelectual propio de su contexto sociohistórico.

La visión política de José Ramón López se puede dividir en dos puntos: Primero la visión de sí mismo y del pequeño grupo que conformaban la élite económica e intelectual de su época; y la visión hacia afuera del pueblo llano. En la visión de sí mismo es optimista en torno al futuro de su grupo; sin embargo, en torno al pueblo llano, existe una especie de conmiseración escatológica que presagia lo peor, motivado por el determinismo existencial y religioso que tiene presencia en las masas campesinas y de los pueblos más atrasados. Estas ideas falsas de que alguna fuerza superior decide el destino de cada sujeto en el mundo son las formas de autoenajenación que tiene el campesino. No supone que dentro de sí existe la posibilidad de acción, no cree en la organización, ni en el progreso de la ciencia, mira la medicina como veneno y a los purgantes como remedios universal para todo los males.

López es pesimista en torno al pueblo dominicano por considerar que ese pueblo llano no podría generar por sí mismo ideas de progreso, que sólo la intervención del conjunto de las élites podría promover un plan de acción eficaz.

El pensamiento pesimista de López se proyectó hacia la nación dominicana completa dado su enfoque orgánico de la sociedad. El pueblo dominicano no podrá alcanzar el desarrollo pleno como nación mientras persistan las causas orgánicas que producen su degeneración. Esta degeneración es atributo exclusivo de factores biológico que determinan la mediocridad del poblador dominicano.

El enfoque orgánico de la sociedad lo con duce a errores frecuentes en su análisis social, sin embargo, se advierte una coherencia sistemática en sus interpretaciones; de aquí que es fácil demostrar que su pesimismo está desprovisto de prejuicios raciales y étnicos, tal y como ocurre con Francisco Eugenio Moscoso Puello, que fundamenta su pesimismo en el trípode genético que dan origen a la población dominicana (negro, español y taínos), calificando de producto inferior al mulato. Además, del trípode genético considera que el clima del trópico no favorece el desarrollo de nuestro pueblo, esto así porque el clima permite al hombre dominicano Ser imprevisor y haragán ya que con poco abrigo y el alimento que produce el campo en estado semi-silvestre es suficiente para el invierno y el verano. Ambos pensadores pertenecen a la intelectualidad conservadora; pero sus enfoques son diametralmente opuestos. El primero cree en la idea de progreso social por medio de la intervención de la ciencia, obviando la composición genética del sujeto; tal el caso de los conquistadores españoles que según López no eran una representación auténtica del español de Cervantes de costumbres excelsas; sino más bien un ciudadano común y sin hábitos de alimentación e higiene, agravada esta situación por las inclemencias del clima y la incomunicación que se produjo con la metrópolis. Este español no aparece como superior en el orden racial; ya que en la teoría HOME de José Ramón López no se muestra el componente racial como determinante del progreso social.

El negro que vino como esclavo a esta isla es presentado como un ejemplar lleno de fortaleza física, pero disminuido por el amo español que lo sometía a grandes jornadas de trabajo con una alimentación mínima. Este factor favoreció la mala alimentación en su alimentación escasa. Por devenir, ya que en tiempo de libertad sus costumbres alimentarias habían sido modificadas radicalmente. El nativo indígena tenía de por sí una cuanto el clima y los escasos niveles de desarrollo socio-histórico y técnico le permitían obtener de la naturaleza con sus instrumentos de trabajo, «La raza conquistadora perdió, al arraigarse en Santo Domingo, la costumbre de comer lo F suficiente para mantenerse sana y robusta, es fácil presumirlo leyendo la historia de la isla, aunque nada dice expresamente a ese respecto.

Los indios eran sobrados frugales. Lo demuestra la escasez de alimentos que había en nuestro territorio, donde casi todos los frutos nutritivos y los animales domésticos, que ahora poseemos han sido importados después del descubrimiento…La falta de hierro, que no permitía a los indígenas hacer desmontes considerables ni emprender ningún cultivo extenso. Lo demuestra la de pesca y casería, suficientes contienen de productos y debilidad física e intelectual de todas las tribus que deficiencia de útiles para aprovechar todos los recursos que nuestros costas y nuestros ríos; y la carencia comercio interior y exterior, faltas de medios de transportes. Lo prueba la componían los diversos cacicazgos, y que acusa una alimentación escasa e irregular. Su entendimiento inhábil para reflexiones profundas, acogía como artículos de fe las patrañas más disparatadas; y era tan escaso el vigor de su organismo que ya sólo soportaba la casi inacción de una vida ociosa, y sucumbía a poco tiempo de obligarlo al trabajo…Todos los pueblos conquistados imponen al conquistador algunas de sus costumbres, sobre todo las que nacen de las condiciones especiales del país. Escasos como eran en alimentos, los españoles hubieron de ceñirse pronto a la frugalidad y las largas intermitencia en las comidas, que veían practicar a los indígenas. Otro factor inocente del sistema de privación en que vivimos, fue el vigor del esclavo negro. El poder de resistencia del musculoso etíope animaba a los amos a reducirle las raciones, a sacar de él en los campos el mayor provecho con el menor gasto posible, y cuando el siervo redimido se fundió étnica y civilmente con el resto de la población influyó a su vez en que perdieran, esas costumbres que le habían impuesto».