INTRODUCCIÓN

 

Francisco Acosta Pérez*

 

Se ha escrito mucho sobre el pensamiento de alguien de quien se conservan escasos escritos. De Duarte sólo nos queda su «Ideario», sus «Cartas», su «Proyecto de Constitución» y la noticia de que su tío José Diez quemó los papeles en donde estaban plasmados parte importante de sus ideas.

 

La interpretación del pensamiento de Duarte debe hacerse a la luz de sus acciones concretas de las cuales tenemos informaciones a través de sus biógrafos, exégetas, apologistas y detractores.

 

Duarte al igual que Sócrates no dejó nada escrito en el plano filosófico, con la desventaja de que no encontró un Platón que lo consagrara.

 

El presente esfuerzo está’ encaminado a destacar el aspecto filosófico en las acciones libertarias del padre de la patria, tomando como marco teorético la Fenomenología del espíritu de Hegel, en donde el desarrollo de la conciencia individual es el resultado de la búsqueda del espíritu subjetivo encaminado hacia la construcción del «espíritu absoluto»: El Estado.

 

LA CERTEZA SENSIBLE

 

«Las primeras filosofías son las más pobres y las más abstractas de todas. En ellas aparece la idea menos determinada que en las posteriores; se mueven aún en un plano de generalidades carentes todavía de contenidos» (Hegel, «Lecciones sobre Historia de la Filosofía»).

 

El contexto bio-psico-social dentro del cual se fragua la conciencia de Juan Pablo Duarte, se caracterizó por una gran ‘sensibilidad, una excepcional memoria y un ambiente social típico de la pequeña burguesía de mediados del siglo XIX. Las primeras manifestaciones cognoscitivas obtenidas a partir de la «Certeza Sensible» estuvo íntimamente relacionada con un saber de lo inmediato, fundamentado en la hostil dominación haitiana.

 

Es muy probable y hasta justificable que la conciencia adquirida por Duarte en sus años de infancia se encaminara hacia el apoyo táctico al ocupante extranjero de la parte Este de la Isla, como consecuencia lógica de la conciencia social predominante en los sectores más importantes del país; sin embargo la influencia ejercida por su padre, Don Juan José Duarte, y por sus maestros hizo posible que el futuro prócer sintiera aversión hacia la dominación extranjera desde temprana edad, según se colige de aseveraciones formuladas por su hermana Rosa Duarte.

 

La «Certeza Sensible» es el punto de partida de «La percepción» en donde el espíritu mezcla todos los datos dando lugar a contradicciones insalvables, en el plano del pensamiento. En un primer momento, Duarte no puede darse cuenta del conflicto interno que vive, porque una vez conceptualizada la realidad objetiva en la conciencia del sujeto, esta adquiere autonomía y no la reconoce en esta etapa como su producto.

 

Es posteriormente, cuando Duarte se aleja de su objeto de reflexión, su país, que adquiere entendimiento

 

* Candidato a Doctor en Ciencias de la Educación de la Universidad Enrique José Varona de La Habana, Cuba. magister en Planificación Educativa. Cursó estudios de Maestría en Metodología de la Investigación Científica y de la Licenciatura en Filosofia en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) en donde también se licenció en Sociología y es en la actualidad profesor de Filosofia y Metodología de la Investigación Científica, y coordinador de la Cátedra Filosofia General, Sus ensayos han sido publicados en revistas y periódicos de circulación nacional.

sobre el mismo, logrando descubrir el concepto universal de libertad como un proyecto a construir, lo cual conduce a Duarte hacia la autoconciencia o conciencia de sí y le permite moverse en lo adelante en el reino de la verdad.

 

LA AUTOCONCIENCIA

 

«Cada autoconciencia busca que la obra le reconozca en su ser, aquello que ella piensa ser íntimamente. Y en esta búsqueda de reconocimiento y de la afirmación individual de cada conciencia, vencerá aquella que no retrocede ante el riesgo de perder la vida» (Hidalgo T. Alberto Et. Al 1978).

 

Cuenta Rosa Duarte, hermana del patricio, que cuando Duarte se dirigía a Norteamérica, el Capitán del buque le preguntó «si a él no le daba pena decir que era haitiano». Juan Pablo le contestó «Yo soy dominicano», a lo que con desprecio le contestó el capitán: «Tú no tienes nombre, porque tú ni tus padres merecen tenerlo, porque cobardes y serviles inclinan la cabeza bajo el yugo de sus amos», a lo Duarte que respondió jurando probarle al mundo entero, «que no tan solo teníamos un nombre propio, dominicanos, sino que nosotros (tan cruelmente vilipendiados) éramos dignos de llevarlo». (Rosa Duarte).

 

Esta anécdota revela el momento crítico en el cual se inicia la toma de «conciencia de sí» del patricio. Es el individuo que adquiriendo conciencia de su «no ser» busca su verdadero y auténtico ser.

 

Al tomar «conciencia de sí, Duarte entra en el reino propio de la verdad», recordando las luchas emancipadoras de otros pueblos hermanos incluyendo al mismo Haití que a principios de siglo había salido del tutelaje de los franceses.

 

A través de la «Certeza sensible» Duarte capta el «saber de lo inmediato» y en su corta estadía en la ciudad de New York percibió lo grandioso de esta urbe, en donde coinciden paradójicamente la esclavitud y la democracia en la búsqueda del desarrollo capitalista: en «donde los hombres parecen circular impelidos por ambiciones desmesuradas y en donde cada persona se siente dueña de un imperio como si en su fuero íntimo oyera fermentar las energías de una individualidad poderosa» (Balaguer 1951) y en donde «existe una población negra, víctima del más inhumano discrimen racial (Jimenes Grullón 1977).

 

Asímismo pudo Duarte percibir, dada la agudeza de su inteligencia, las contradicciones políticas vigentes

 

en la Francia derrotada, pero fiel expresión de la Revolución Democrática Burguesa.

 

En Barcelona, España capta con mayor amplitud la agitación producida por la diversidad de corrientes políticas, en particular el liberalismo, el romanticismo y el nacionalismo.

 

Esta búsqueda permanente de Duarte por diversos países de Europa y en Estados Unidos, obedece a un proceso de construcción de su propia existencia ya que «El individuo sólo puede fundamentar su propia vida en la vida de otro y otros individuos» (Hidalgo Tuñón Et al, 1978) y en Duarte este proyecto se cristalizó en la independencia del Estado Dominicano, porque solo así él pudo ser dominicano, es decir, fundamentar su propia vida.

 

El pensamiento político de Duarte es el resultado de una reflexión racional y sistemática que parte de la «certeza sensible» hacia la construcción dialéctica del espíritu subjetivo como demiurgo del «espíritu objetivo» concretizado en el Estado Dominicano como proyecto histórico.

 

Al orientar Duarte su ideal político hacia una filosofía de la libertad, trabaja sumergido en una angustia permanente, para lograr la independencia de su patria, vinculado en una relación dialéctica cl pensamiento y la acción; y en una correcta interpretación de la coyuntura histórica de la sociedad en que vivía, fundaría el 16 de julio de 1838 la sociedad secreta «La Trinitaria» luego de una intensa y discreta labor proselitista, con la marcada finalidad de separar de Haití la parte Este de la isla y conformar un Estado independiente que se concebiría luego como República Dominicana.

El espacio histórico y social en donde se fraguan las ideas libertarias del hoy padre de la patria está saturado de situaciones contradictorias y conflictivas. La batalla de Palo Hincado, el período de la España Boba, las guerras de independencia de las colonias españolas del Continente Americano, la Revolución Haitiana del 1804, el Conato de Independencia de Núñez de Cáceres, La Batalla de Ayacucho (Perú), el crecimiento de la pequeña burguesía urbana, se constituyeron en los factores objetivos a partir de las cuales emergen en la conciencia de Duarte valores y sentimientos independentistas y republicanos, los cuales quedaron plasmados en sus versos, fragmentos, en su proyecto de constitución y su influencia en el «Manifiesto del 16 de enero de 1844».

 

Como factor subjetivo de la conformación del pensamiento filosófico de Duarte hay que destacar la influencia que sobre los intelectuales de la época ejerció la doctrina política del Estado de Naturaleza, el Derecho Natural, el Contrato Social y los filósofos Locke, Montesquieu y Rousseau. «En otras palabras, la independencia y la organización política democrática fundadas en la teoría del Estado de naturaleza, el Derecho Natural y el Contrato Social, eran las ideas fuerzas del siglo» (Avelino 1995).

 

De lo antes expuesto se desprende a manera de conclusión que la filosofía política de la Trinitaria es el resultado dialéctico contradictorio del pensamiento filosófico político de su fundador Juan Pablo Duarte, quien asume el Estado como Modelo ideal, y por otro lado la configuración de un Estado Nación como resultado de las contradicciones internas de una sociedad dividida en clase sociales antagónicas.

 

Siendo así, el Estado Dominicano se revela como la síntesis de esas contradicciones, es decir constituye el devenir histórico y antinómico del ser y el deber ser.

 

BIBLIOGRAFÍA

 

1.- Alfau Durán, Vetilio. «DOCUMENTOS PARA LA HISTORIA DE LA FILOSOFIA EN SANTO DOMINGO», (Anales de la UASD 53-56, Enero-Dic. 1950, pág. 243-259).

 

2.- Avelino, Francisco Antonio. «REFLEXIONES SOBRE ALGUNAS CUMBRES DEL PASADO IDEOLÓGICO DOMINICANO». Santo Domingo. 1995.

 

3.- Balaguer, Joaquín. «EL CRISTO DE LA LIBERTAD», Edición Especial, Fundación Crédito y Educación, Inc. 1970.

 

4.- Cordero, Armando. «PANORAMA DE LA FILOSOFIA EN SANTO DOMINGO», Impresora Arte y Cine, 1962 (2 Tomos SI) 109 C 77). 5.- Duarte, Rosa. «APUNTES DE ROSA DUARTE», Edición y Notas E. Rodríguez, Santo Domingo 923.7 D812a.

 

6.- Duarte, Juan Pablo, (1813-1876). ESCRITOS RECOPILACIÓN POR MARIANO LEBRÓN SAVIÑÓN». Santo Domingo ONAP 1982, (SD868.2 D8121).

 

7.- Franco, Franklin y otros. «DUARTE Y LA INTERDEPENDENCIA NACIONAL». Santo Domingo, Edición Intec 1976, (SD972.930-1).

 

8.- García Lluberes, Alcides. «DUARTE Y OTROS TEMAS». SD, Editorial El Caribe 1971, SD923.7 D 812, G. Pág. 160-167, 127-138, 179-203, 51-54. 9.-Gutiérrez Félix, Euclides. «HEROES Y PROCERES DOMINICANOS». lera. Edición, Alfa y Omega, Santo Domingo, 1995.

 

10.- Henríquez Carvajal, Federico. «DUARTE, PRÓCERES, HÉROES Y MÁRTIRES DE LA INDEPENDENCIA». R. D. 864.082 H5181).

 

  1. Hegel G. «LECCIONES SOBRE LA HISTORIA DE LA FILOSOFÍA». FCE, México, 1977.

 

12.- Hungría Morel, José Joaquín. «DUARTE Y LIBERACIÓN DE DOMINICANA, SD Edición UASD 1976, SD Vol. 202.

 

13.-Hidalgo T., Alberto y otros. «HISTORIA DE LA FILOSOFÍA». Edición Anaya, Madrid, 1978.

 

  1. Jiménez Grullón, Juan Isidro. «LA IDEOLOGIA REVOLUCIONARIA DE JUAN PABLO DUARTE. SUS ORÍGENES Y MANIFESTACIONES». FED, Santo Domingo, 1977.

 

15.- Pérez, Carlos Federico Duarte. «IDEAL Y REALISMO». S. D. De. Del Caribe 1968, SD S 23 88120 PPS 49-89. 179-186.

 

16.- Patín Veloz, Enriquez. «EL LIDERAZGO JUVENIL DE DUARTE». Revista de la Facultad de Humanidades UASD, año 1 No. 1, 1998.

 

17.- Rodríguez Demorizi. «EN TORNO A DUARTE» Santo Domingo, Editora Taller, 1976, SD 923, R696c, Págs. 8-58, 180-181.

 

18.- Rodríguez D. Emilio. «DUARTE ROMÁNTICO» SD Edición del Caribe, 1969, sd923-27293 d812 r.

 

19.- Tenas Reyes, Jorge. «DUARTE EN LA HISTORIOGRAFÍA DOMINICANA». SD, Taller, 1976, SD 923, SD 923 D812T.

 

20.- Vásquez, Pedro R. «DUARTE, APÓSTOL Y LIBERTADOR». Santo Domingo, 1980.