Leonardo Díaz*

RESUMEN: Se analiza el enfoque de Evandro Agazzi expuesto en un seminario sobre «la interdisciplinariedad desde la filosofía de la ciencia». Se cuestiona la noción de interdisciplinariedad como antítesis del saber disciplinar. Junto con Agazzi, se sostiene que el saber disciplinar es un presupuesto de la investigación interdisciplinar. Se plantea la inexistencia de comunidades epistémicas en la cultura intelectual dominicana y, por ello, la inexistencia en la misma de una cultura disciplinar.

INTERDISCIPLINARIEDAD Y SABER DISCIPLINAR

El 14 de marzo del año 2002, el Departamento de Filosofía de la Universidad de Navarra celebró un seminario dentro del proyecto de investigación «Interdisciplinariedad desde la filosofía de la ciencia». Evandro Agazzi (2001) estuvo como conferencista invitado, proponiendo su perspectiva sobre el problema de la interdisciplinariedad en la cultura científica contemporánea. Agazzi parte del fracaso de la interdisciplinariedad entendida como la antítesis del saber disciplinar. Concebida de este modo, la interdisciplinariedad fracasa desde el punto de vista pedagógico en el objetivo de rediseñar el sistema de educación superior para lograr una comprensión menos limitada de los problemas y falla desde el punto de vista epistemológico, por su falta de contribución al incremento de nuestro conocimiento del mundo.

La interdisciplinariedad presupone la existencia del saber disciplinar. Sin la existencia de un sistema constituido de disciplinas autónomas, la interdisciplinariedad se reduce a un intercambio de concepciones personales del mundo debido a la carencia de marcos conceptuales, procedimientos comunitarios o prácticas de investigación compartidas. Agazzi entiende la disciplinariedad como una condición necesaria para la constitución de la ciencia moderna. Verdaderamente, se requiere de un «recorte ontológico» para delimitar un dominio específico que permita un mayor conocimiento y control de las entidades que habitan el mismo. Además, la disciplinariedad es un aspecto constitutivo de la evolución del conocimiento de la naturaleza. Las modificaciones conceptuales y, especialmente, las rupturas taxonómicas señaladas por Kuhn (2000) generan nuevas especialidades y subdisciplinas. Así, contrario a la perspectiva común de que la acumulación del conocimiento científico produce la especialización (siendo imposible para un conjunto limitado de investigadores acumular el acrecentado sistema de conceptos dentro de su respectivo campo disciplinar), las modificaciones y las rupturas conceptuales que socavan la acumulación de conocimientos son las que generan nuevos saberes disciplinares.

EL DESAFÍO DE LA INTERDISCIPLINARIEDAD

Agazzi (2001) propone las siguientes orientaciones metodológicas para la investigación interdisciplinar: a) Toda investigación interdisciplinar debe partir de la individualización exacta del problema y de los aspectos del mismo que requieren del enfoque de disciplinas bien individualizadas. b) Establecer claramente los distintos criterios disciplinares para abordar los datos. c) Explicitar el marco teórico de las distintas disciplinas, sin cuestionar sus supuestos. d) Definir claramente los conceptos empleados por las distintas disciplinas involucradas, relacionándolos con su marco conceptual y su metodología de acceder a los datos. e) Aceptar la autonomía de los procedimientos lógicos de las disciplinas involucradas. Todas estas recomendaciones se relacionan con la exigencia de la individualización exacta del problema de investigación. En este contexto, la individualización exacta del problema significa que nunca debe iniciarse la investigación buscando un problema que se adapte a un equipo interdisciplinar previamente formado. Es la pregunta de investigación la que determina el enfoque interdisciplinar, no el enfoque interdisciplinar el que determina cuál va a ser el problema de investigación. Un proyecto interdisciplinar auténtico surge ante la existencia real de un problema bien detectado, el cual, por su complejidad, exige el enfoque interdisciplinar.

La individualización exacta del problema y de los enfoques disciplinarios bien delimitados conlleva la aceptación de los criterios, los marcos conceptuales y los procedimientos autónomos de las disciplinas involucradas en el estudio. La investigación interdisciplinar no implica el intento de fusionar estos distintos criterios, marcos conceptuales o procedimientos. Como existe una cierta inconmensurabilidad entre los mismos, el resultado de este intento será la imposición artificial de uno de los criterios disciplinares, marcos conceptuales o procedimientos involucrados. La investigación interdisciplinar es un auténtico diálogo entre enfoques disciplinares. Semejante diálogo no es posible si no están bien individualizados los agentes y las perspectivas dialogantes. El gran desafío es realizar la transición de perspectivas disciplinares autónomas a una perspectiva unitaria. Esto no constituye la imposición de una de las perspectivas disciplinares sobre las demás, ni tampoco, la sumatoria de todas estas perspectivas. La unidad exigida por la interdisciplinariedad parte del reconocimiento de los límites propios de todo enfoque disciplinar y su contexto, así como también, parte del objetivo de ir más allá de estos límites, gracias a la apertura y el diálogo con los otros enfoques disciplinares.

LA SITUACIÓN DOMINICANA

Agazzi (2001) remite el surgimiento del problema de la interdisciplinariedad a un contexto reciente de desarrollo industrial, en el que las empresas de las sociedades de mercado requieren, para la competencia eficaz, de la coordinación de un abanico amplio y disímil de habilidades y experticias que posibilite la toma de decisiones correctas. No disponemos del espacio para abordar esta cuestión, pero consideramos que el problema de la interdisciplinariedad, entendido en este sentido, no es el mismo que el problema de la interdisciplinariedad tal como se entiende dentro de la filosofía de la ciencia y de la educación superior. Al margen del desarrollo de las sociedades postindustriales, el desarrollo mismo de la ciencia, con el consiguiente surgimiento de nuevas especiales

Compartamos o no los supuestos sobre los orígenes del problema de la interdisciplinariedad, lo cierto es que el supuesto aceptado y defendido en este artículo sobre la existencia del saber disciplinar como un presupuesto de la investigación interdisciplinar, nos lleva a pensar la situación dominicana como carente de un auténtico problema de la interdisciplinariedad. El problema existente en el mundo académico dominicano es la ausencia de una auténtica cultura disciplinar. El saber disciplinar conlleva la existencia de unas comunidades epistémicas. Estas comunidades se conforman en torno a las universidades, los institutos de investigación, las sociedades científicas y los organismos de publicación. Se desarrollan con un trabajo básicamente comunitario. La ausencia de este trabajo conjunto muestra la ausencia de una comunidad epistémica e incentiva a la actividad intelectual aislada. Esta constante a través de las décadas refuerza la concepción romántica de la investigación científica, entendida como la actividad que lleva a cabo el científico genial, quien, por obra de su intelecto cuasi omnipotente, produce descubrimientos significativos.

Una comunidad científica no es la sumatoria de las mentes brillantes de una sociedad, ni la sumatoria mecánica de las universidades, los institutos de investigación, los investigadores profesionales o los doctores en una especialidad. Para que exista una auténtica comunidad epistémica debe existir una interacción, un diálogo y un debate permanente entre los especialistas. La existencia meramente docente de las disciplinas en el sistema universitario dominicano crea la imagen de la existencia de una cultura académica. No obstante, en el mundo académico actual, la sostenibilidad docente de las disciplinas es posible gracias a las prácticas científicas generadas por las comunidades epistémicas.

El logro de constituir comunidades epistémicas en República Dominicana está indisolublemente ligado al incremento público de la inversión en el sistema educativo, y al diseño de un plan de educación superior que tenga como fundamento una estrategia nacional de investigación. No obstante, sin una transformación estructural de los hábitos y las prácticas educativas, el incremento de la inversión se convertirá en derroche y el plan de educación superior en un marco legal de buenas intenciones. La transformación estructural debe iniciarse con la promoción y sustentación de programas doctorales y el diseño de una estrategia de incorporación de los grupos de doctorandos, doctores e investigadores profesionales a un sistema nacional de investigación. El diseño del nuevo plan de educación superior debe reformular el sistema de escalafón profesoral, modificando el esquema vigente de docencia-extensión-investigación a favor de un esquema de investigación-docencia-extensión.

Al mismo tiempo, debe reestructurarse el sistema de educación superior modificando el esquema empresarial actual de la oferta y la demanda, a favor de un esquema de producción del conocimiento que no tenga como único interés la salida profesional hacia el mercado, ni acabe subordinando al mismo todo el sistema universitario nacional.

Muchos otros pasos deben darse para la constitución de las comunidades epistémicas dominicanas. Una vez conformadas, tendremos las condiciones para discutir sobre el problema de la interdisciplinariedad. Por el momento, ya tenemos suficiente trabajo.


*«Coordinador de la Cátedra de Filosofía General de la Universidad Autónoma de Santo Domingo y profesor de Filosofía de la Ciencia. Estudios de doctorado en Filosofía por la Universidad del País Vasco con el Certificado-Diploma de Estudios Avanzados (DEA) en Epistemología. Este artículo forma parte de un ensayo más extenso publicado originalmente en Cuademos de Pedagogía Universitaria, Año 4, No. 8, Julio-Diciembre, pp. 5-8.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Agazzi, E., (2001). El desafío de la interdisciplinariedad: dificultades y logros. Texto resumido del seminario para profesores impartido en el Departamento de Filosofía de la Universidad de Navarra. Extraído el 28 de octubre de 2007, de https://dadun.unav.edu/bitstream/10171/5877/1/EVANDRO%20AGAZZI.pdf Kuhn, T. (2000). El camino desde la estructura. En: Kuhn, T. (2000). El camino desde la estructura. (págs. 90 a 104). Chicago: Chicago University Press. Trad. elenco.: El camino desde la estructura. En: Kuhn, T. (2002) El camino desde la estructura. (págs. 113 a 129). Barcelona: Paidós.