1. INTRODUCCIÓN

 

Elsa Saint-Amand*

 

La cultura dominicana es la gran desconocida. Para los hombres que la viven diariamente, la comprensión de su pasado es parte importante de sus perspectivas de futuro y la posibilidad misma de un planteamiento, en cuanto a línea programática de trabajo para la elaboración de su propia idea.

 

Junto al descubrimiento de América, el proceso de la conquista y la implantación de la cultura europea en el nuevo continente, el asentamiento de la cultura española en la isla de Santo Domingo o la Española, dejó características intelectuales que yacen indelebles e intocadas en la preconsciencia dominicana que emerge de cuando en vez a lo largo de la historia vertiginosa de nuestra cultura y cada vez que un hombre se esclarece por el estudio realizado con un corazón limpio sustentado ojos claros para servir a la historia como es digno en el hombre.

 

En nuestros días anatema e injuria abundan en el discurso que fluye sobre nuestro país. «En este país» «esto sólo ocurre en este país». Expresiones demasiado comunes para ser eludidas por cualquier investigador del intelecto plastificado en el lenguaje. Hemos recibido la impresión reiterada de que la dominicanidad aparece formulada por primera vez en el 1844 con la independencia del 27 de febrero y por este motivo nuestro trabajo presente tiende a la conquista de valores dominicanos típicos propios y dignos que afloran en las frustraciones del siglo XVII por primera vez y ante el trauma de las devastaciones y que se desarrolla en Basilea cuando ya en siglo XVIII las contradicciones europeas generadas por la burguesía emergente llegan o alcanza la plastificación jurídica del Estado Moderno.

 

las manifestaciones concretas de la consciencia dominicana, que como toda consciencia tiene primero que «ponerse fuera» para después poder ser conocida, tuvo una prehistoria ineludible en la herencia de la escolástica que vino al continente de la mano de la iglesia católica. Con su estructura feudal y sus objetivos claros. Con la herencia católica, decimos, llegó a América hispana el pensamiento político del tomismo, como un parto de sangre, mediante el cual Europa entregó lo mejor de ella en los momentos en que iba a iniciarse su decadencia.

 

No por casualidad en España se gestó la empresa conquistadora después de haber recibido la inyección filosófica que el mundo árabe llevó a la península ibérica que antes de eso al igual que toda Europa permanecía bajo las corrientes filosóficas agustinistas con cierto platonismo adecuado a las estructuras políticas del Imperio Romano.

 

El descubrimiento y conquista de América coincidió con el derrumbe del feudalismo europeo, proceso que se inicia teóricamente dentro de la misma iglesia católica.

 

Las fuerzas existenciales de identificación internacional que tomando forma teórica desde el siglo XIV se precipitan haciéndose a la mar detrás de España hacia Occidente necesitan para su afirmación previa al reconocimiento una participación en la conquista y la buscan con desesperación organizada de manera peligrosa e insistente.

 

En el Caribe, le tocó a nuestra isla, el accidente geográfico que afectó su esencia y su naturaleza colonial la peligrosa contingencia de hacer borroso su estatus

 

*Profesora de los departamentos de Filosofia y Ciencias Políticas de la UASD. Realizó estudios en España. Brillante conferencista, en oportunidades ha entusiasmado al público con sus exposiciones magistrales.

cultural y entregarlo a la discreción de los intérpretes.

 

Lo que ahora nos interesa resaltar de entrada es la incidencia de las corrientes de pensamiento político que sacudieron a Europa en período de transición que va desde el siglo XIV hasta el Estado Moderno en el siglo XVIII en la historia intelectual de nuestra cultura, que fue resonancia de todas las tendencias europeas y que impulsa a los dominicanos en ciernes a tomar postura ante la relación entre las naciones, desde antes del surgimiento del derecho internacional moderno, por que sencillamente no había naciones todavía cuando en la etapa final de edad media ya se hablaba de derecho natural y se tematizaba la relación entre culturas que se hacían armonizar bajo la estructura lógica de la Iglesia Católica en sus pretensiones teológico-políticas y a la luz del cristianismo que se propuso la relación entre los reinos temporales y espirituales como tema primordial de trabajo en las escuelas.

 

La isla de Santo Domingo fue desde el siglo XVI en adelante la literal manzana de la discordia. La sede del asentamiento hispánico y el crisol de la conquista, pero ¿qué tiene que ver con filosofía? Veamos cuál fue la España que tomó posesión del territorio en base a la bula papal. En 1493 Alejandro VI, papa valenciano hizo donación a los Reyes Católicos de toda la tierra descubierta en la empresa del Nuevo Mundo, a través de la bula Inter coetera. La iglesia Católica en el siglo XV cuestionada y criticada desde su mismo seno había perdido poder político en Europa frente a las monarquías terrenales. En su lucha contra el moro, España había necesitado de la unificación católica y por esc la península ibérica se constituyó en el único asidero de los papas y concedieron a España el derecho de propiedad sobre el Nuevo Mundo, hecho este que iba a despertar la codicia, muy pronto, en las nuevas naciones que se gestaban en el viejo continente.

 

Lo interesante filosóficamente de la cuestión histórica arriba mencionada, tan llevada y tan traída desde el Relativismo burgués contemporáneo con su ¿quién descubrió a quien? Es que el cuestionamiento de la capacidad de la iglesia para otorgar propiedad, surge desde el seno de la misma teoría política que dio origen al fenómeno de la apropiación. ¿No es esa la existencia de una postura teórica?

 

  1. TOMISMO

 

La doctrina tomista en general es el núcleo del pensamiento católico. El aristotelismo latinizado que

 

apareció trabajado magistralmente en Tomás de Aquino, tiene sus orígenes en el pensamiento árabe que se asentó en la península ibérica.

 

Avicena y Averroes introdujeron en Europa y a través de España los códices aristotélicos que iban a revitalizar a la Filosofía en los siglos XII y XIII, llegando hasta la Universidad de París.

 

Las tesis averroístas, deducidas de la manipulación de la Física y Metafísica aristotélica fueron, sin embargo, rechazadas por el pensamiento cristiano en aquellos puntos en que la teoría se hacía incompatible con los postulados de su fe. Aquino, por supuesto, rechazó las tesis de la no creación del mundo o la de la finitud del alma individual, que fueron las tesis paganas que del aristotelismo dedujeron los árabes y que causaron en París el impulso catalizador que llevó a la investigación siempre saludable.

 

Si fuera extenso este trabajo, como me propongo para etapas posteriores, hablaríamos aquí de Boecio, precursor y mártir del aristotelismo latino, que va a culminar con la preponderancia política de la Iglesia Católica en el desarrollo del feudalismo europeo y que aterriza en Santo Domingo, por decirlo así, cuando se siente atacado por la burguesía emergente.

 

Si algunos pensadores dominicanos de la preconsciencia del siglo XVIII, como Antonio Sánchez Valverde hubieran conocido a Boecio, no hubieran detractado de Aristóteles en su falta de compresión interpretativa del estagirita. Boecio provocó con sus escritos la controversia sobre los universales que atravesó toda la escolástica y que fue el germen del protestantismo que comenzó en el XIV y que produjo la sustantividad teórica de la burguesía naciente, como clase política determinante.

 

Sin embargo, Tomás de Aquino recoge todo aquello que en Aristóteles sirve para la justificación teórica de la fe cristiana y al hacer esta integración o recogida de elementos simpáticos, dota al cristianismo de un armazón conceptual racionalista que lo habilita para funcionar como teoría ético-política y que se presta para la armonización de las notas personalizadas y de los tonos individuales de la palestra política de Europa.

 

Aquino tomó de Aristóteles la teoría del movimiento como paso potencia-acto, la concepción hilemórfica de la realidad, la teoría de la sustanciaaccidente y la teoría de las cuatro causas. De estas tesis Tomás de Aquino va a tomar los elementos para

proceder a la racionalización del cristianismo. Es proverbial reconocer que en Aquino se racionalizó al Jehová del Sinaí hasta hacerlo comprensible por toda la especie humana.

 

Las relaciones entre la fe y la razón en las cuales se ven envueltas filosofía y teología son el problema fundamental del «angélico» que considera que si bien hay incompatibilidad entre ambas, podemos detectar confluencias entre ellas para desterrar la idea agustiniana de una Civitates Dei alejada del mundo de la existencia de la concupiscencia en la cual se alcanza la justicia a nivel de post mortem tal y como en el marxismo filosófico se alcanza la sociedad sin clases en la metahistoria.

 

Tomás recoge del estagirista la tesis de la que felicidad es el bien del hombre. El bien descable, porque no da mucha importancia a los bienes deseados a nivel de factum.

 

Una sociedad justa que es la acepción política del término moral «bueno» cuando en ella se cuida de la felicidad de los hombres y de lo contrario es suscep tible de ser perfeccionada. Nótese antropológico de la concepción política heredada de Grecia por santo Tomás. acento

 

La deducción de un juego de leyes abstractas, a partir de una naturaleza humana que se supone constante y subyacente ante la presencia de los accidentes diferenciales, es la tesis revolucionaria que tuvo repercusiones obligadas en el descubrimiento de América y en la conquista y que se manifiestan en la sensibilidad de Las Casas y de Montesinos.

 

En Europa, las leyes deducidas de la naturaleza humana hicieron época en las manos de grandes y mezquinos tomadas en cada caso para beneficio u opresión de la humanidad que como siempre está a expensas de las interpretaciones doctrinales para recibir estructura política en que reposar su cabeza.

 

Pero ¿Po qué recurrió Tomás a la formulación de un Derecho Natural? Sus intenciones fueron evidentemente la creación de una esfera restrictiva para el control y depuración de los códigos legales positivos.

 

Algunos pensadores posteriores, por ejemplo Locke en la ilustración, confunden esta esfera del Derecho Transnacional que pudiera hacer las veces de código positivo en un punto dado de la geografía en el cual no se hubiera desarrollado la civilización.

 

Es evidente que Locke pensaba en América cuando escribió su tratado sobre «El espíritu de las leyes». Pero Tomás no. Mucho más refinado intelectualmente que el ilustrado, al Angélico no se le escapa la relación problemática entre el Derecho Natural y los códigos positivos de guiar conducta concreta y espaciotemporalizada en una sociedad determinada.

 

Aquino parte de que en el hombre hay tendencias, es más el hombre es la presencia de esas tendencias que él entiende a la manera de los esquemas categoriales de la potencia y el acto. Se separa de la tradición de corte mecanicista que considera al hombre como un haz de tendencias mecánicas estímulo-respuesta, que a fuerza de ser tan vicja, va a volver al escenario de la cultura para justificar los científicos de la burguesía y sus concepciones positivas post-revolución francesa.

 

Cuando Tomás habla de tendencias del hombre, piensa en objetivos teleológicos, en metas propuestas y en planes racionalizados para la adquisición de esos objetivos. Del racionalismo aristotélico, riquísimo, sólo toma la idea de que el hombre como racional es el único ser que puede conocer las tendencias de su naturaleza y aunque la presencia de esas tendencias es factor común a todos los seres naturales, la vertiente epistemológica introduce un factor de varianza en la naturaleza humana.

 

En Tomás el Derecho Natural, control Occidental de los excesos y parangón lógico para la crítica de los códigos positivos de legislación tiene su primera formulación teórica de la siguiente manera: En el hombre se presentan tendencias que pueden ser clasificadas en tres categorías dado el gusto de la escolástica que llega a impactar a Kant por guardar los intelectuales de manera simétrica. Las tres esquernas leyes de la naturaleza, viene por supuesto de la trinidad y por sacar partido al esquema trinitario.

 

Esas tendencias básicas, pueden ser conocidas por el hombre, el cual puede crear leyes o normas de conducta para canalizar y llevar a feliz téri esas tendencias.

 

Como sustancia el hombre tiende a su conservación y de este punto de partida tendencial, e derivan leyes que protegen a la vida y que condenan cualquier atentado en contra de ella.

 

En segundo lugar y como animal, el hombre tiende a la procreación y esta tendencia es la fuente, según Tomás, de las leyes que regularizan la procreación y la crianza de los hijos; una tercera se desprende de la

 

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racionalidad del hombre y esta condición esencial de nuestra especie, da lugar en Tomás a las leyes que protegen el conocimiento y las reglas de justicia para la estructuración de la sociedad.

 

Ahora bien, una serie de problemas se desprenden para su aplicación desde dentro de la teoría del Derecho Natural que dan lugar todavía hoy a controversias (por ejemplo los temas de la huelga de hambre y el aborto), pero siempre se ha echado mano de este parangón jurídico en la crítica de las prácticas que amparadas en el derecho positivo, acosan al ombre en el despliegue político de sus actividades.

Las características de Derecho Natural, esbozadas por el núcleo fuerte de la escolástica tardía, tiene mucho que ver con el descubrimiento de América y con la relación entre europeos y aborígenes en el continente americano.

 

Nótese, sin embargo, que el derecho de propiedad no aparece entre las tendencias naturales. No hay tendencias burguesas en el hombre visto por los ojos de Tomás. El derecho de propiedad va a emerger después en la medida en que la burguesía se infiltre en el derecho, penosa y paulatinamente a través de los antecedentes del internacionalismo burgués y de los ilustrados. Es notaria además la radical oposición de Rosseau a la consideración del derecho de propiedad como parte del derecho natural convirtiéndolo en un derecho político. En Locke sin embargo, aparece el derecho de propiedad como parte primordial de las tendencias naturales y es aquí cuando la burguesía se viste de derecho y cuando el diablo se sienta verdaderamente en la Iglesia.

 

Para Tomás, sin embargo, y en plena escolástica, derecho y moral son caras de una misma moneda y es así como se exige en su teoría política que los códigos positivos deben ajustarse al control del derecho natural, después de establecer que el derecho natural implica al positivo, dado que el carácter de socialización y convivencia se desprende de tendencias humanas constitutivas de la metafísica del hombre.

 

  1. Fray Bartolomé de Las Casas

 

En la primera colonia española de América, el padre Las Casas representa la más alta expresión del pensamiento católico en los primeros años del siglo XVI.

 

El descubrimiento de América significó momento

 

trascendental en el surgimiento de la Edad Moderna.

 

Las instituciones políticas medievales en sus características propias de interdependencia, en la cual los pueblos se relacionaban a base de intereses comunes y se mantenían ligados en Europa bajo el control de los Papas como príncipes de la Iglesia Católica, habían comenzado su derrumbe desde el siglo XIV cuando el pensamiento crítico de Occam, Marsilio de Padua o el Dante, habían justificado teóricamente la conveniencia de la separación de poderes entre la Iglesia y el Estado y proponían la autoridad absoluta de los grandes imperios del poder político temporal.

 

En Europa el siglo XVI es el siglo de la Reforma, movimientos religioso que termina definitivamente con el poder de la Iglesia Católica, como armonizadora de identidades políticas diferenciadas y este movimiento que tiene su contraparte pagana en el Renacimiento termina por abrir camino a las monarquías europeas en la búsqueda de sus reafirmaciones nacionales.

 

Las Casas se adhiere a la hora de formular sus posturas políticas y antropológicas en las tierras recién descubiertas a las primeras aplicaciones prácticas de la teoría del derecho natural que pertenece a la escolástica y que ha sido utilizada en los sentidos más diversos en Occidente desde su formulación.

 

Con La Iglesia Católica que llegó a nuestras į los primeros conquistadores había mermado en su esplendor y poderío en Europa en los primeros movimientos del siglo XVI, sin embargo contenía el germen del cristianismo cuyas aportaciones en la cultura europea fueron renovaciones críticas que llevó a la revisión de la antigüedad griega.

 

En Grecia y en la antigüedad clásica el individuo, la persona no es el sujeto de derecho de gentes. Las concepciones antropológicas son objetivas en el sentido de definir al hombre para su consideración en las bases sociales de sus funciones públicas en identidad absoluta entre hombre y grupo social.

 

El cristianismo trajo la visión del hombre como centro del mundo. El espíritu y los valores intelectuales que sólo atañen al hombre en su naturaleza humana y lo hacen diferente y respetable, son el núcleo de la nueva visión del mundo que se desarrolló en la Edad Media. Hegel lee este período de la historia evolutiva del hombre como una crucifixión y extrañamiento en el cual el hombre es desprendido de los nexos sociales en que se enmarca para aislarse y caer bajo las redes del

imperio, primero alejandrino y después romano.

 

El hombre medieval, sin embargo, al amparo de estructuras políticas bien estructuradas y armónicas se encierra con su conciencia individual y tiene que hacer frente a dos juego de reglas superpuestas: El reino de las leyes espirituales y el reino del poder político temporal.

 

Las Casas, como Tomás de Aquino, era creyente y como aristotélico sentía un profundo respeto por el hombre.

 

La igualdad proclamada por el mismo Jesús simpatizaba con la racionalidad aristotélica que ve al hombre como dotado de razón y capaz de entenderse a si mismo y de desarrollarse, sin importar las diferencias culturales raciales o económicas individuales.

 

En su carta a Felipe II da cuenta al rey de que los indios son los naturales poscedores de esta tierras y apela al derecho natural en el cual -y según Santo Tomástodo hombre tiene derecho a una sociedad justa para cuestionar los derechos de propiedad concebidos por la corona española a los conquistadores. Para Las Casas en primera aplicación práctica del derecho natural, las concesiones de propiedad en tierras de Santo Domingo son enajenación, al privar de su fuente natural de alimentos a los indios que estaban en sus tierras cuando se inició el proceso conquistador.

 

Según el Padre Las Casas en su defensa del indio, los primeros cuarenta años de la conquista fueron de crueldad espantosa en la cual el sentimiento cristiano de reconocimiento de la dignidad humana estuvo ausente, en la ambición desmedida.

 

Normalmente Las Casas, se sitúa en el origen de la leyenda negra acerca de la conquista española de Santo Domingo. Cuando se refiere a la autoridad del monarca le recuerda su jurisdicción sobre las Américas y además que la ha recibido de Dios y la iglesia para controlar la aplicación efectiva de la justicia en las nuevas tierras así como para salvaguardar la libertad de los indios.

 

El concepto libertad es en Las Casas compatible con la monarquía española y su jurisdicción, mas se levanta en contra de la esclavitud a base de sus concepciones cristianas de igualdad y al respeto de la dignidad humana que es el primer postulado del cristianismo.

 

Trata de conquistar la voluntad real armonizando el interés de los súbditos con el del monarca y manifiesta

 

con esta idea su identificación con las urbes armónicas feudales que toman forma en la jerarquía eclesiástica.

 

Ante la injusticia, dice Las Casas, «la corona pierde vasallos en el atropello» y llama a no escandalizar a los espíritus en el maltrato alejándolos de Dios.

 

Cuando se refiere a los tesoros encontrados en nuestra tierra, Las Casas habla de hurto e indica que ningún hombre, ni siquiera el rey tiene el derecho de enajenar a los habitantes naturales de estas tierras, de los tesoreros encontrados en ella. Defendió la reputación de los reyes Incas y sus descendientes y quiso explicar en la relación con culturas diferentes de la suya propia, la armonía en las relaciones el respeto y el amor a que sus convicciones cristianas le llevaron.

 

Las Casas advierte que el derecho natural no se puede enajenar y que ni siquiera el rey, vuelve a decir, está en el derecho de permitir que se enajena a los indios de los llamados bienes reales. Estos en la preocupación de Las casas son públicos y no enajenables, pertenecen, recuerda, al príncipe para la defensa del pueblo. Su preocupación por las riberas, aduanas y portazgos, ríos navegables, etc., revelan su formación eclesiástica y su pertinencia a la urbe bien delimitada del feudo. Igualmente su desaprobación a la expansión individualistas que si bien en Europa había tomado forma teológica con la reforma de Martín Lutero; en América desarrollaba las ambiciones privadas y desconsideradas que darían forma muy pronto, al Estado Moderno y al Capitalismo.

 

Haciéndose eco de las teorías medievales sobre la guerra Las Casas habló de guerras justas e injustas. Las guerras justas son aquellas cuyo modelo representó David frente a la cultura filistea y dependen de la injuria. Las demás, dice Las Casas, son injustas; por ejemplo la que se hace a lo ndios no presenta causa razonable. Al igual que el doctor Angélico, Las Casas considera inaceptable la tiranía y los crímenes por ser acciones con la razón y contra natura que no tienen justificación para ser aceptadas.

 

En Las Casas, al igual que en Montesinos, tenemos a los primeros gérmenes del pensamiento dominicano, porque vibran al calor del primer choque de culturas y porque pertenecen a la escolástica tardía de los últimos momentos del

 

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feudalismo a nivel de pensamiento y son sus voces racionales, como estalactitas preciosas que adornan naturalmente los laberintos de la historia de las Américas hispanas, desde el crisol de Santo Domingo.

 

III. UN POCO DE HISTORIA

 

En el siglo XVI, en Europa se refortalecen los poderes civiles para luchar contra el feudalismo. La función del Papa como armonizador entre culturas, se había excedido en sus aplicaciones de poder y los poderes políticos laicos, tomaban la forma del imperio para superar los excesos del control en la política del papado.

 

Desde Carlomagno como heredero del Imperio Romano de Occidente, y aunque los poderes laicos e imperiales se superponían al poder de la Iglesia Católica, esta estaba presente también y como poder político, manejando situaciones y neutralizando poderes «temporales» en Europa. Al morir el emperador, el imperio se deshace en feudos y las naciones de Occidente comienzan a prefigurar su personalidad política.

 

En Alemania el Rey Otón intenta el imperio, pero se deshace por falta de identidad interior y a falta del aglutinante de la iglesia.

 

En el feudalismo (desde el siglo V al XI) la iglesia se pone por debajo del poder de los príncipes. Esta situación de subyugación deteriora a la institución eclesiástica y la deshace en contradicciones y promiscuidad hasta llevarla a la pérdida de respeto en los ciudadanos.

 

En el siglo XI y con el advenimiento de Gregorio VII se inicia una etapa nueva en la historia política de Occidente, de la Iglesia y de las relaciones entre culturas diversas ci el continente europeo y en las islas.

 

El papa Gregorio VII moralizó el clero y procedió a separar al poder civil del poder espiritual representado por la Iglesia.

 

Tiempo después y con el papa Inocencio III la iglesia reclama supremacía política por sobre los poderes civiles representados en los reyes.

 

El siglo XIII en que se desarrolla la filosofía aristotélica tomista es el siglo de Inocencio III o siglo de oro de la iglesia en que su triunfo absoluto de hegemonía sobre los príncipes laicos es determinante

 

en la relación Iglesia Estado.

 

En este período la teoría jurídica se centra en torno a dos líneas opuestas de pensamiento. Por un lado los canonistas partidarios del Papa y por el otro los llamados legistas o defensores del emperador, doctores estos últimos en derecho civil.

 

Además de Agustín cuya política presenta un ideal teocrático de Estado, y de Tomás que presenta una posición ecléctica o de mediación que vemos tomar forma por ejemplo en el pensamiento de Las Casas imponiendo desde su aristotelismo límites al poder del príncipe, quisiera detenerme aquí en el Código Graciano, por la presencia en el de las donaciones de Constantino cuya esencia me parecc básica en la cuestión de los derechos de propiedad en América.

 

La tradición asumía que el emperador Constantino había cedido al papa Silvestre el Imperio Romano de Oriente, quitándoselo a los griegos para donarlo a los germanos. Sin más fundamentos que esta tradición, la Iglesia reclamaba terrenos en propiedad en toda Europa y hasta en el caso de la península Ibérica, supuestamente donada por san Pablo.

 

La escuela de Bolonia defiende la autonomía del poder civil tratando de frenar los excesos de Gregorio VII.

 

En estos juristas, doctores en derecho civil se parte de bases tan injustificadas como puedan ser las de los canónicos, a saber la proclamaba perpetuidad del imperio romano y la universalidad de la monarquía.

 

Las posiciones internacionalistas de Dante y Occam como representantes del movimiento legista dentro del Renacimiento, deben ser tomadas en cuenta aunque sólo sea de paso, ya que junto a la Reforma y el Descubrimiento de América, constituye el paso pagano hacia el mundo Moderno, que surge gracias al deterioro de España, y que tiene sus repercusiones en las contingencias de nuestra cultura en Santo Domingo como primer asentamiento colonial de la España de la contra reforma, y para esclarecer las causas que movieron al abandono que se precipita en la isla en el siglo XVII.

 

La posición del Dante como decíamos resulta interesante y tan visionaria como cabe esperar de su genialidad inspirada también en asuntos de política.

 

En contra de la Santa Sede en el rebelde siglo XV se constituye en defensor de la Autonomía del poder

LISTOND.

 

civil. Dante defiende el imperio porque asume la necesidad antropológica de factores como la paz y la libertad para el desarrollo de la especie y piensa que la paz sólo se puede alcanzar dentro del imperio de un monarca que armonice las diferencias entre los principios particulares de cada cultural in two artiq

 

shy Sólo un sob Rumune sy la paz. Por sunde finge la jurisdicción un soberano único e imperial, podría asegurar supuesto que Dante del Papa a los asuntos espirituales y propone no una nación única de magnitudes ciclópeas sino una federación de naciones cada una con sus características propias y autonomía que sólo cede el poder judicial al emperador. Eesto paties p

 

La historia no lo benefició, sin embargo, y en los momentos de su muerte se inicia la gestación de la nacionalidad francesa, cuyo proceso de identidad nacional se desarrolla a lo largo de dos siglos y alcanza en guerra con España, frente a ella, en Westfalia (164246) el estatuto definitivo de nación independiente.

 

En el Renacimiento y con el movimiento en contra de la Iglesia Católica, se hicieron intentos laicos y ¡efectivos para una ruptura con medieval y su sistema político, el feudalismo,

 

Maquiavelo y Hobbes, cuentan ya en sus tratados políticos con la figura del individuo, líder de la empresa capitalista que tomará forma en el Estado Moderno. Se ensayan teorías sobre la justificación del poder. Se utilizan en Maquiavelo recursos sofistas para l la justificación de la injusticia y cludiendo la racionalización de la política. Mientras que en Hobbes se formula por primera vez una justificación teórica del autoritarismo, a base de descripciones sofisticas de la naturaleza humana. 224 10 96

 

20.1, Este cortesano, amigo y preceptor de Guillermo de Orange en Inglaterra, prefigura a Hugo Grocio en muchos elementos sin alcanzar la talla jurídica del holandés. Pero de todos modos ya se acerca el Capitalismo y ya emerge el individuo como unidad ¡Y reducto político del Estado Nación; y estamos en presencia ya del enajenamiento político moderno. TORSTRO BL

 

La expansión de las fuerzas capitalistas emergentes había tomado cuerpo en la Reforma. España que se había constituido como estado en lucha contra los moros, tenía al catolicismo como núcleo básico de su personalidad. La intolerancia religiosa era en España tan natural como va a ser para los holandeses muy pronto el mercantilismo capitalista y es por ello que España asume el proceso católico de la Contra Reforma

 

El Papa Pio V representando al poder católico, se und a Carlos V en el inicio del Concilio de Trento y’a II en su 22bsbiguardación. Sólo unidos España y él Felipe freno a la e COURSE expansión c ‘capitalista, que amenazaba con la liberación de fuerzas individuales Under atomizadas, que se el Estado como Unidad política bastarda al manifestarse como incapaz de socialización ordiliups sb oigioning 1

 

از Los pueblos protestantes y calvinistas se unen en tiga contra la alianza Ca católico española y asumen una carrers obert ich leiderbeviserene al Carmarítima hacia las Américas que ibe como objetivo primordial y a la isla de Santo Domingo, por ser el asentamiento originario que refuerza el poder de la conquista. oup enobabongob

 

t: España no tenía la movilidad naval que ameritaban las circunstancias del momento, lo que fue aprovechado, por los calvinistas unidos que ganaron al fin la batalla, gracias a dos fenómenos políticos económicos de graves consecuencias antropológicas como son: el nacimiento del Estado Soberano y el Mercantilismo Capitalista. oubinbul ish obmoins beboloop of oilpo su

 

Los calvinistas, hicieron uso de diversos recursos como el dinero fiduciario y fue en estos momentos Leuando se edificaron las prinieras compañías por acciones. Se recurrió a capitales asociados y se planificó un ensanchamiento comercial a base de guerras oceánicas. o stg sb nonsens ons robanne asp of batrodi arazione 20 off orciumotabuy

 

IV HUGO GROCIO 27 donio and poli nobsMisa 42 susy zobstuger

 

En 1604 Hugo Grocio publica su primera obra Mare liberum que fue escrita’ con la intención de desacreditar la política monopolística española de puertas cerradas para los mares de América.201

 

si ob El jurista holandés había nacido en Delft y se había radicado en Orleáns, Francia donde se doctoró en leyes, togas zobubnoris cal ob

 

Duy Las concepciones políticas de Grocio, estuvieron a tono con su época y en sus obras sobre las guerras «sobre el derecho de la guerra y la paz» defiende, por ejemplo que hay guerras justas y que se llevan a cabo sobre la base de razones y que esta razón la determina la procedencia de la guerra o su conformidad uerra o su conformidad con los designios de Dios, cobeliskaq 13

 

En su filosofía política se combinan elementos individualistas típicos de la emergencia burguesa de la época, con elementos autoritarios para la socialización forzada del individuo recalcitrante al cumplimiento armónico de funciones, como en Hobbes.

 

WAL 37

El tratado de Jure Pracdac (del derecho del botín) es la justificación jurídica de la acción de la piratería en el Océano, que debilitó la empresa de la conquista española del continente y reforzó las individualidades nacionales emergentes en Europa, dándoles participación en el botín que representaban las tierras descubiertas.

El principio de equilibrio, como base de las relaciones internacionales modernas, tiene su origen en Grocio y depende de sus teorías jurídicas, al igual que la organización individualista del Estado Moderno.

 

Según Grocio las sociedades surgen del interés mutuo. Esto estaría aceptable si los individuos depredadores que describe y con los cuales cuenta para edificar sus sociedades, no tuvieran intereses contrapuestos e irreconciliables. Los holandeses, padres del mercantilismo sustituyen la idea de interés mutuo y objetivo común por la de compañías por acciones. Es interesante observar en Grocio el señalamiento de que una vez contraído el pacto social al cual hay que recurrir para explicar la sociedad partiendo del individuo capitalista, es obligatorio obedecer.

 

En esto el capitalismo no ha variado nada. El sistema educativo y sus conglomerados humanos se conforman en base una idea espúrea de libertad que, entienden como ausencia de guía o según ellos, de condicionamiento. Pero es esa misma libertad la que llena las cárceles y los sanatorios con hombres incapacitados para su realización.

 

La fuerza ha de ejercer la aglutinación social, ante la falta de desarrollo racional del individuo.

 

  1. LAS DEVASTACIONES DE OSORIO.

 

En los inicios del siglo XVII la parte Norte de la isla de Santo Domingo fue devastada, como una medida desesperada de las autoridades españolas ante la proliferación del contrabando y del comercio ilícito que realizaban los colonos dominicanos con las naves holandesas, francesas e inglesas, desde hacía mucho tiempo.

 

Los holandeses, al amparo del Jure praedae estaban participando en el negocio de las indias Orientales, sobre la base de postulados pragmáticos que prefiguraban ya el Capitalismo.

 

Gerónimo de Torres.

 

En 1577 Gerónimo de Torres, quien residía en la Yaguana, escribió a la metrópolis peninsular en la per

 

sona del Rey Felipe II y le advirtió las condiciones de dependencia en que se hallaba la economía de esta isla.

 

El contrabando es el que determina la vida de la colonia y los colonos se han establecido en las costas para entablar correspondencia comercial ilícita con los piratas calvinistas que desconocen las leyes imperiales españolas y evitan impuestos, estrangulando así la vida de la primera comunidad española del nuevo mundo.

 

La abundancia de puertos abiertos imposibles de proteger y la proliferación del ganado, convertían a la Española en el centro del interés calvinista.

 

Los jueces se corrompían y según la situación narrada por Gerónimo de Torres de 1577, al finalizar el siglo XVI y principios del XVII no se podía controlar el comercio ilegal en la española.

 

Este cronista recomendaba la población de la isla con campesinos y gente que trabajara en agricultura en lugar de comerciantes para palcar la situación, pero no hubo ocasión de que fuera atendida su recomendación.

 

La presencia de las provincias calvinistas unidas era cada vez más contundente en el Caribe. Unidos en contra de los españoles «papistas» y en busca del compartimiento del botín apetecible.

 

El banco de holanda y la compañía de las indias Orientales fueron las instituciones financieras que prestaron base a la empresa.

 

En cuanto a ingleses y franceses, hubieron de esperar que en el continente se debilitara España, con la derrota de la Armada Invencible para lanzarse a la aventura pirata que iba a darles participación y entrada como nación fuerte en el mundo moderno. Francia fue más tímida porque estaba desecha en contradicciones internas.

 

Los ingleses usaron el principio de «posesión efectiva» a la hora de legitimar las ocupaciones. Este principio legitimador de empresas de pillaje, en el cual se daba derecho de propiedad sobre territorios habitables a empresarios comerciales que no tenían compromisos antropológicos, como la educación, por ejemplo, con poblaciones previamente asentadas, fue creado por la reina Isabel en 1580 para legitimar a Francis Drake frente a los embajadores de Felipe II.

 

Ante esta situación el arzobispo Fray Nicolás Ramos cuestionó en Real Audiencia en 1594 a los delincuentes contrabandistas que pudo capturar. Sin embargo las penas impuestas no pudieron ser ejecutadas y por el contrario fueron los delincuentes amparados por su

monarcas, los que cuestionaron los derechos de propiedad que sobre América tuviera Felipe II. Ellos basaban este cuestionamiento en la extrema generalidad de la bula de Alejandro VI y en la ausencia de especificación delimitada de la aludida propiedad.

 

Al igual que en Europa, la reacción católico española ante la muralla de pillaje que representó la empresa capitalista recurrió incluso a la instalación de tribunales de inquisición. Alonso López de Avila y Hernando de Varela realizaron juicios y ejecuciones que no pudieron frenar la onda expansiva ya de la historia que llega hasta nuestros días de riquezas fáciles y obtenida sin respeto por el ser humano.

 

  1. LA TORTUGA Y HAITÍ

 

A través de la Tortuga, los franceses pasaron pronto a las costas de la isla grande. Solitaria y hermosa fue provisión de cueros que significaban ganancias suculentas para gente sin escrúpulos y se produjo de hecho el asentamiento. En 1672 bajo el mando de Bertrand D’Ogerón los franceses legalizaron la situación de la invasión en territorio español.

 

El primer reconocimiento oficial lo hizo el gobernador de Santo Domingo Francisco Segura Sandoval. Este reprodujo el acuerdo de Nimega (1678) entre España y Francia cuyo artículo 7 el rey de España se compromete a «devolver» a Francia sus antiguas posesiones en cualquier lugar.

 

En Riswick en 1697 se produce íntegro el artículo 7 de Nimega.

 

Especialistas dominicanos en derecho internacional como Peña Batlle y Sánchez y Sánchez cuestionan el hecho y anulan las gestiones al carecer de poderes el gobernador Segura Sandoval para comprometer a la isla en cuestión tan delicada. Pero la situación en el tercio terminal del siglo XVII era delicada políticamente para España que se enfrentaba con Cromwell en esos momentos y no pudo proceder con energía en el asedio de sus propiedades.

 

En 1680 se hizo un «tratado y se levantó un acta para determinar la separación en el territorio en la isla grande entre el Padre Escoto y Puancey representante de la usurpación fraudulante de territorios que no eran rex nulius y se sucedieron a pesar de ello enfrentamientos entre poblaciones pertenecientes a distintas culturas, lenguas y credos; depredaciones y pillaje.

 

En 1777 en Aranjuez los gobiernos de España y Francia se reunieron para Zanjar la cuestión y trazar la línea fronteriza. En esta ocasión se legitimaba por segunda vez la ocupación.

 

VII. ANTONIO SÁNCHEZ VALVERDE

 

Nació en Santo Domingo en 1729 y representa el pensamiento dominicano del siglo XVIII, en una colonia hispánica como la de Santo Domingo que estaba abandonada como reflejo de las circunstancias españolas en Europa.

 

Sánchez Valverde estudió con los jesuitas y en el Colegio de Gorjón se licenció en teología en 1755 y en 1778 se doctoró en derecho civil con los dominicos.

 

En el desarrollo de su carrera hubo grandes dificultades pues la iglesia cuestionaba los postulado del pensamiento de San Ignacio de Loyola.

 

Ciertas infiltraciones utilitaristas prematuras se hacen presentes en el pensamiento de Sánchez Valverde, así como un cuestionamiento de la filosofía católica y aristotélica.

 

En su pensamiento podemos advertir ciertas características burguesas que adopta sin darse cuenta en virtud de la emergencia del capitalismo ya próximo. La relación padre-hijo es sustituida a veces por la administrador-administrado, lo cual manifiesta la importancia de los factores económicos y de producción en el jesuita doctorado en derecho civil.

 

Sánchez Valverde estuvo influido por el pensamiento de la época. En sus viajes por Europa conoció el enciclopedismo francés y sus pretensiones del aburguesamiento del saber, manejable, vendible y resumido para rápida elaboración del intelectual ad hoc. Escribió acerca del «fomento de la isla » en la.cual resalta y contabiliza la posición privilegiada de la isla y el carácter abundante de sus riquezas. Piensa en este caso como los franceses del siglo XVIII que las cuestiones políticas son de primera importancia y tiene la responsabilidad de cuidar del desarrollo de la vida en los territorios que desarrolla el hombre.

 

Sánchez Valverde se muestra preocupado por el abandono de la cultura hispánica en América, antepone la salud del «estado» en general, ante la felicidad particular de su suelo natal, pero solicita un plan general de acción para la hispanidad amenazada de América en el siglo XVIII.

  1. Mecanicismo

 

Sin saberlo Sánchez Valverde manifiesta corrientes burguesas que nada tienen que ver con la escolástica tomista. Su rechazo e incomprensión simultáneos de Aristóteles hablan de las características mecanicistas de su pensamiento. Las relaciones sociales son entendidas a la manera de Helvecio y así las culturas son leídas como relaciones mecánicas entre partes.

 

Sin embargo rechaza las justificaciones psicológicas de los mercantilistas para abordar el tema del abandono y atraso de la primera colonia de la hispanidad en América. En el pensamiento de Sánchez Valverde hay vestigios de modernidad antiescolástica, que se manifiesta en su crítica de Aristóteles. Su Aristóteles criticado no es, por supuesto, el original y por lo tanto en sus exposiciones sólo podemos leer su adhesión a las corriente que desde el Renacimiento operaron un rechazo a la metafísica y a la física del estagirísta en base a una defensa del quehacer científico e inductivista.

 

Su admiración por Newton y sus críticas que no llegan a dar en el blanco de Aristóteles, nos recuerdan a Bacon en el período europeo de gestión de la ciencia moderna. Sánchez Valverde posee tendencia empirista y su visión del saber resulta en este sentido moderna, burguesa y superficial.

 

Cuestiona la escolástica tomista en la relación ferazón en la cual el angélico relacionó la dialéctica política entre los reinos de lo espiritual y temporal que conmovía los cimiento de Europa. Pero Sánchez Valverde no parece ser consciente de las corrientes que los envuelven desde el pensamiento Occidental. Se siente «contemporáneo» al señalar la discordia entre las escrituras sagradas y la metafísica del estagirista.

 

Su cuestionamiento de los estudios aristotélicos del movimiento nos mueven a risa permisiva, lo mismo, haría Aristóteles desde la esfera o plano lógico intelectual en que se encuentra, pero señalan rasgos mecanicistas que van a tomar las riendas del potro de la ciencia enseguida y cuando el siglo avance un poco más en Newton.

 

VIII. BASILEA

 

No entendemos como se trivializa la historia de Santo Domingo porque estas tierras se ciernen poderes interactuantes que determinaban la expansión del capitalismo industrial y comercial hacia Occidente después del descubrimiento de América. El territorio nuevo y sus problemas característicos adicionaron

 

factores conflictivos a tener en cuenta, pero todos los elementos del juego de emergencia capitalista se prefiguran en esta isla, centro de la empresa española de expansión colonial en el siglo XVI y objetivo de la ambición de las demás naciones europeas, escenario de pactos y alianzas diplomáticas de unas contra otras, según fuera conveniente a nivel de las necesidades económicas y de las relaciones amo-esclavo, a la manera capitalista de la dialéctica. Al mismo tiempo dialécticas raciales verbales y terminológicas han hecho de nuestra tierra escenario parecido a la fabricación de «palomitas de maíz», con el único consuelo para los que amamos y respetamos esta cultura, de que ocurre lo mismo en todas las llamadas naciones civilizadas del mundo contemporáneo.

 

En 1790 el directorio francés y después de la revolución, le declaró la guerra a España. Los reyes españoles, no son ya descendientes del Felipe II, pero vienen de la casa francesa de Borbón y de los luises, lo cual explica la tensión entre los jacobinos y la monarquía española.

 

La declaración de guerra en Europa trajo manifestaciones aquí en Santo Domingo porque la cultura es hispana, por más y que no se haya trabajado y porque la lengua en las que nos sorprendemos de las bestialidades políticas que se llevan a cabo a nombre del mercado, es la castellana.

 

La frontera de Aranjuez se vio nutrida de colonos hispanos que se enfrentaron con los comisionados de la revolución.

 

Realistas y republicanos franceses hicieron su entrada en el escenario Occidental de la isla dividida a cantazos mercantiles, pero los republicanos que hablaban de abolición reclutaron grandes masas esclavas para que lucharan por sus intereses, lo mismo que movieron en Francia al proletariado incipiente que ya había abandonado los talleres feudales para que colaboraran con la emergencia de la burguesía industrial que todavía hoy se vuelve camaleón y se mantiene al pie del cañon depauperando al mundo.

 

En 1795 se firmó en Europa la paz de Basilea Carlos IV entregó a Santo Domingo en manos de los ‘ franceses a cambio de Cataluña y Vascongadas habían sido invadidas por el gobierno francés. que

 

Francia quería ganarse a España, como aliada en su lucha de identificación contra Inglaterra y por eso no ejecutó el tratado; durante cinco años permaneció la colonia traspasada, con su mismo esquema

 

administrativo de autoridades españolas, si no fuera en el trópico, diríamos congelada ente la avanzada de las fuerzas comerciales inescrupulosas que sabían bien como y donde actuar a conveniencia.

 

Los reyes españoles habían ayudado a Estados Unidos con su independencia y por ello Inglaterra estaba dolida con España.

 

  1. DUARTE

 

y Su vida, su diario y sus cartas han merecido el respeto, la consideración la estima de lo mejor del pensamiento latinoamericano. No nos dejó un tratado de filosofía política, pero dedicó su existencia, en medio de persecuciones, a la búsqueda de la plástica del valor independencia, como valor político de principal importancia para el mundo contemporáneo que se colocó en América para la conservación dialéctica de los elementos precapitalistas de la cultura europea al fuego de la expansión de los intereses individuales que llenaron de espanto y de dolor a las poblaciones de América del siglo XIX y de Santo Domingo también.

 

La independencia es un valor griego que pertenece a una política estatal clásica, cuando el Estado coincidía con la sociedad.

 

El pensamiento de Duarte no es fácil de manejar de manera teórica, le ocurre en este sentido como al Sócrates histórico que asiste como partero al nacimiento de la filosofía, mientras deja a la cultura sin una sola letra de su puño, ante la necesidad de su intelección.

 

Son muchas las circunstancias históricas y lógico abstractas, así como políticas que nos llevan a comparar a Duarte con Sócrates, por su puesto y sin pasar por alto las diferencias de formación y de contexto que separan a ambos personajes.

 

La importancia concebida por ambos a la filosofía como actividad de primera fila entre las humanas posibles.

 

El rechazo de las actividades políticas partidarias y por si fuera poco, la ausencia de textos sistemáticos, la importancia de la acción y el amor a la Patria, como condición antropológica necesaria para la constitución del hombre.

 

Por supuesto que las diferencias en el contexto que rodea a cada uno, condicionan las posturas y si hacemos caso a Rousseau son estas circunstancias las que producen al hombre y precipitan sus actuaciones.

 

Pero al igual que Sócrates, Duarte, y aunque lo sentimos nuestro, perinanece como un desconocido suelo inseguro en el que se sostiene la república siempre amenazada como toda la historia, por las contingencias amenazadoras de desastres, sujeto a interpretaciones variadas en las cuales no faltan las intenciones de desvirtuar.

 

  1. La Primera Mitad del Siglo XIX.

 

Las revoluciones americanas y francesa producen la entrada en siglo XIX lleno de optimismo y hasta los filósofos, que en Alemania se mantienen aislados de la actividad revolucionaria, se plantean en primer lugar las cuestiones políticas y consideran los problemas humanos como principales en cuanto al nuevo estado político que tomaba forma frente a los absolutismos que pretendían en Europa, mantener el control centralizado de las diferentes culturas ante la expansión de las fuerzas independiente y comerciales que venían cobrando poder económico desde el descubrimiento de América.

 

Desde el siglo XIV se operaba en el viejo continente el deterioro progresivo del feudalismo y los poderes económicos independientes luchaban por emerger jurídicamente en un estado que se llamaría «moderno» y que se precipitó con las revoluciones americanas y francesas y sus respectivas declaraciones de los derechos del hombre.

 

Las fuerzas burguesas, sin embargo ya habían conseguido su estatus en el «mare liberum» de Grocio y habían participado activamente en la epopeya americana, anticipando con ello el triunfo de la burguesía liberal en las dos grandes revoluciones que fueron recibidas con optimismo y muy pronto produjeron desengaño en las mentes y corazones de los filósofos románticos como Hegel y Fichte.

 

En el siglo XIX europeo que Duarte conoció en su viaje de juventud presencio el despliegue de varios movimientos de ideas, situación comprensible en medio de cambios vertiginosos en la configuración política del continente. No había tiempo ni lugar para reflexiones profundas o aclaraciones en la biografía lógica de los conceptos. La acción, tanto en Europa como en América, precedía a la reflexión y las líneas teóricas que cruzaron la primera mitad del XIX, se transfiguran sobe la marcha.

 

En Francia, por ejemplo y después de la revolución los liberales están en el poder como ideología de la

 

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burguesa, pero son «oposición» en los países que todavía no han operación su unificación nacional.

 

No cs extraño que el joven Duarte se impactara con las primeras corrientes del nacionalismo romántico de los indios del siglo XIX, tomando forma teóricopráctica en Mazzini o Michelet, porque ese nacionalismo romántico y victoriano todavía no ha pasado por la derrota de los ideales en el 48 francés y no se ha convertido por ello en el nacionalismo con sabor a poder en el cual las naciones industrializadas contemplarán el deseo de imponerse sobre las otras.

 

La revolución industrial en la mitad del siglo, hace la separación entre las naciones desarrolladas y las no desarrolladas y entre dos tipos de nacionalismo teórico en el cual pasamos desde el sueño con la confraternidad universal del primero, hasta la guerra entre naciones en el segundo a la búsqueda de la imposición imperial de unas sobre otras.

 

  1. El Idealista y Religioso.

 

Al repercutir en la conciencia duartiana, vemos la no conformación del pensamiento a lo dado, como en el positivismo o en la fenomenología, sino una analítica de la estructura lógica de la idea para concentrarse en esclarecer lo que debe ser dado, frente a las condiciones existentes.

 

Por ejemplo el pensamiento de Mazzini repudia la aceptación de lo dado, implícita en el utilitarismo de Bentham o John Stuart Mill para fijarse en lo que debe ser y dejarlo bien descrito y puntualizado. Estos pensadores románticos y Duarte incluido, se alinean antes y Nietzsche después del apogco del utilitarismo para criticarlo como ideología burguesa que justifica en base a una noción abstracta de felicidad cuantificable, al mercantilismo en toda su crudeza.

 

Duarte, ciertamente es un antiliberal y antiburgués tanto como Michele, si bien es cierto que no vivió en una comunidad industrializada y su problema político no tuvo que enfrentar la interferencia de los estratos burgueses en el suelo patrio.

 

Los ideales románticos de Duarte se ponen de manifiesto en su recurso a la idea de Dios y en su confianza en el progreso de la humanidad. En su ideario sentimos su fe en la fusión de las clases y en la fraternidad de la humanidad; su confianza en la dignidad del pueblo, visto como unidad homogénea, haciendo caso omiso a la división de las clases.

 

Duarte se rebela contra la influencia de la economía en la política y se manifiesta de manera romántica también en contra del despotismo y la anarquía, enemigo temidos por igual en el hombre que reclama para el pueblo una libertad que significa evasión de la opresión dictatorial y absolutista, pero que reclama sujeción a la ley como garantía para la realización de los sueños e ideales de los pueblos.

 

El romanticismo europeo que deviene connatural con el Duarte del Santo Domingo oprimido, tiene sus orígenes en Rousseau. El mundo y la cultura producen a Rousseau en la antesala de la revolución francesa y su contribución a Occidente está centrada entre otras cosas en la producción del romanticismo como superación de los modelos clásicos, en la introducción de la categoría histórica en las coordenadas lógico-inmóviles de la filosofía racionalista, así como también es señalada su influencia en la producción de la revolución francesa.

 

Duarte comparte con Rousseau la idea de la nación como orgánica en la cual no está presente la diferencia de clases. Esto ha sido leído en varias oportunidades como una ingenuidad política; pero Hegel parece impresionado ante la visión política de Rousseau y cuando escribe en su fenomenología la evolución conceptual de la historia, insiste en que la conciencia y superación de un problema es lo que decide los momentos diferenciales en la historia y no la secuencia de movimiento aparente e insustancial en la cual el tiempo pasa, pero no se produce evolución lógica en los conceptos políticos. Así el romanticismo filosófico de Hegel parece gritar desde la fenomenología que en la medida en que los hechos históricos reflejen la dialéctica que «vive» en los conceptos políticos las concreciones son reales y que si los pueblos no superan la dialéctica de clases que es connatural al capitalismo, no son pueblos de manera real y efectiva. Podría incluso estar presente en los románticos europeos y en Duarte, una crítica a la forma de producción que les era contemporána y antes de que afectara a sus naciones (que para ellos eran culturas) particulares.

 

Asímismo Duarte comparte con el romanticismo del siglo XIX una concepción sentimental de la política en la cual se involucra a los «pueblos» con un ideal a través del entusiasmo.

 

La primacía social ante lo político, cuya única justificación está -según Duarte- en prestar apoyo jurídico al desarrollo de una vida social digna de ser vivida por hombres libres que se la merecen.

 

Su nacionalismo prefirió plantear problemas antes que resolverlos y esta es otra condición que recuerda al Sócrates crítico que no se adaptó a sus propias coordenadas políticas, pero no ofreció una estructura capaz de superar el problema. Duarte, que concretizó a la republica al calor de los modelos constitucionales de Barcelona y Cádiz de 1812, dejó problemas sin resolver ante la emergencia de nuevos imperialismos y en la debilidad de la nación recién nacida, joven y tierna en plena emergencia del desarrollo industrial de la primer revolución y en la cercanía geográfica del nacionalismo económico de Hamilton, biznieto intelectual de Hobbes.

 

Con su nacionalismo idealista, Duarte puso bien claro lo que no se quiere, pero quizás su fórmula político histórica de intransigencia hacia toda la forma de pacto entreguista y su obsesión por la independencia absoluta de nuestra cultura, como condición sine qua non de la

 

realización de sus hombres, dejó abierta una incógnita con respecto del camino a seguir para alcanzar la meta.

 

Para Duarte, como para Michelet, la República Dominicana es un ser personal que pertenece a otra esfera lógica ante la plástica de sus conciudadanos. Ella va primero, tiene su sentido en sí misma que importa más a la historia que todos los sentidos parciales implicados en su desenvolvimiento.

 

Juan Pablo Duarte es antiliberal, anti-individualista y antiburgués, en un mundo de febril mercantilismo en el cual una explotación va a ser suplantada por otra explotación. El es un grito de esperanza, un clamor latinoamericano, un intelectual de barricada que no quiso, como Fichte, sujetar el alma de los pueblos a las eventualidades coyunturales de la historia. Más bien quiso mover la historia para adaptarla a las necesidades de su pueblo.

Su nacionalismo prefirió plantear problemas antes que resolverlos y esta es otra condición que recuerda al Sócrates crítico que no se adaptó a sus propias coordenadas políticas, pero no ofreció una estructura capaz de superar el problema. Duarte, que concretizó a la republica al calor de los modelos constitucionales de Barcelona y Cádiz de 1812, dejó problemas sin resolver ante la emergencia de nuevos imperialismos y en la debilidad de la nación recién nacida, joven y tierna en plena emergencia del desarrollo industrial de la primer revolución y en la cercanía geográfica del nacionalismo económico de Hamilton, biznieto intelectual de Hobbes.

 

Con su nacionalismo idealista, Duarte puso bien claro lo que no se quiere, pero quizás su fórmula político histórica de intransigencia hacia toda la forma de pacto entreguista y su obsesión por la independencia absoluta de nuestra cultura, como condición sine qua non de la

 

realización de sus hombres, dejó abierta una incógnita con respecto del camino a seguir para alcanzar la meta.

 

Para Duarte, como para Michelet, la República Dominicana es un ser personal que pertenece a otra esfera lógica ante la plástica de sus conciudadanos. Ella va primero, tiene su sentido en sí misma que importa más a la historia que todos los sentidos parciales implicados en su desenvolvimiento.

 

Juan Pablo Duarte es antiliberal, anti-individualista y antiburgués, en un mundo de febril mercantilismo en el cual una explotación va a ser suplantada por otra explotación. El es un grito de esperanza, un clamor latinoamericano, un intelectual de barricada que no quiso, como Fichte, sujetar el alma de los pueblos a las eventualidades coyunturales de la historia. Más bien quiso mover la historia para adaptarla a las necesidades de su pueblo.