Dr. Roberto Marte

Deseo reflexionar sobre lo sucedido en la mañana de hoy, en la que por ignorancia o por olvido, muchos pasan por alto la importancia de la fecha del 28 de abril. Un día marcado por un acontecimiento que, esperamos fervientemente, no vuelva a repetirse. 

En en nuestro discurso de esta mañana, destacamos la importancia de mantener el espíritu del pensamiento progresista, liberal y nacionalista que tanto caracterizó a la época de 1870-1880.

Recuerdo con particular afecto a una figura relevante que llegó a nuestras tierras, Eugenio María de Hostos, quien gracias a Dios provenía de Puerto Rico. Este intelectual recibió el apoyo político del líder más liberal, nacionalista y progresista de la época. Hablo, por supuesto, de Luperón, líder del Partido Azul, una de las organizaciones más liberales en la historia de la República Dominicana.

Al entrar a las aulas, filósofos y pedagogos hablamos a menudo de Sócrates, Platón y Aristóteles y del mundo griego. Discutimos sobre temas filosóficos que, a veces, pueden parecer ajenos a la asignatura de filosofía, pero es fundamental tener una filosofía para concebir en nuestras mentes el ideal educativo y la sociedad en la que vivimos. Es por ello que se dice que la filosofía es la madre de todas las ciencias.

Aunque algunos de mis alumnos a veces pueden tener dificultades para comprender la filosofía de la educación, lo que quiero resaltar es que fuimos oprimidos por una de las naciones más fuertes de América en su momento, Haití. Después de años de ocupación, surgió una figura que todos reconocemos hoy: nuestro Padre de la Patria, Juan Pablo Duarte.

Impregnado de una nueva concepción filosófica, influenciado por las ideas del Viejo Mundo tras la Revolución Francesa -Igualdad, Fraternidad y Libertad- Duarte dio forma a su partido con el objetivo de crear nuestra nacionalidad, una república libre, democrática e independiente, basada en esa concepción filosófica que veía como el ideal para la sociedad.

Quisiera recalcar que quizás ella no estuviera preparada para esa época, pero decidió prepararse. Para lograrlo, transformó los almacenes de su padre en el crisol de sus sueños, construyendo así la concepción filosófica que posteriormente afloró en el pensamiento liberal y trinitario. 

Para concluir, quisiera destacar lo siguiente: dentro de esa concepción, cuando Hostos llega aquí, lo primero que hace es instaurar una filosofía positivista y progresista. No solo crea una escuela con carácter social, sino también funda la Escuela Normal para la formación de maestros. Ahora, ¿bajo qué posición filosófica se iban a formar estos maestros? Estaba basada en su concepción, la cual le trajo numerosos problemas, especialmente con Meriño. 

Recuerdo que se le criticaba por supuestamente alejar a las personas de la fe, alegando que la religión debía estar en la iglesia. Deseo destacar que, Salomé Ureña de Henríquez, como discípula aventajada de Hostos, es una mujer que no solo tuvo el honor de fundar el Instituto Nacional de Señoritas, sino también la primera persona en el país que sacó a la mujer del hogar para integrarla en la sociedad. 

En un tiempo en el que las mujeres no tenían derecho a estudiar, ella fundó el Instituto con una concepción filosófica social. No voy a detenerme en profundizar la historia de Ureña, ya que demandaría más tiempo del que disponemos, pero sí quiero resaltar que nos dejó una gran obra como legado.

Sé que Sonia tiene una intervención en este sentido, y ella continuará con esta parte.

 Muchas gracias.