Recientemente encontré un video en el que el filósofo español Carlos Madrid Casado responde la pregunta ¿Por qué Dios no existe?
Madrid Casado sostiene que esta pregunta puede ser abordada desde dos perspectivas. La perspectiva idealista y la perspectiva materialista. Desde la perspectiva del materialismo filosófico, escuela a la que él se adscribe, no se puede hablar de un Dios, al modo aristotélico, hebreo, cristiano o musulmán, es decir, como un ser único, universal, omnisciente y omnipotente. Desde la óptica del materialismo se habla de dioses: Zeus, Odín, Jehová, Alá o Jesucristo.
El profesor Gustavo Bueno, en su obra El animal divino, distingue tres fases de la religión. Los dioses aparecen como una realidad evolutiva. Las religiones primarias aparecen en el paleolítico superior, cuando el hombre en su lucha por dominar a los grandes animales, los convierte en númenes pintándolos en las paredes de las cuevas. Las pinturas rupestres encontradas en múltiples cuevas, en todas las culturas, constituyen una evidencia irrefutable de esta realidad.
En la medida en que los hombres fueron dominando estos grandes animales, fueron desapareciendo de sus panteones sagrados, lo que poco a poco fue dando paso a un nivel superior de la expresión religiosa, lo que conocemos como religiones secundarias, que incluyen deidades como: Zeus, Odín, Atenea, Apolo y Afrodita.
Las religiones terciarias aparecen con las religiones del libro. Como son las tres grandes religiones monoteístas: judaísmo, cristianismo e islamismo. La idea de ese dios terciario aparece con Aristóteles, que es el creador de la teología natural. Es quien primero define a dios, como acto puro, como motor inmóvil, como causa sui o autocausado.
Tomás de Aquino, tomará como modelo el dios de Aristóteles, pero con una diferencia fundamental, el dios de Aristóteles es una especie de autista, metido en sus propios asuntos, totalmente ajeno a las contingencias de este mundo, mientras que el dios de Aquino comienza a comunicarse con la humanidad, a llenarse de ira por el comportamiento de los hombres, un dios que controla la naturaleza y que finalmente se hace hombre y muere sangrando en la cruz.
Este dios de Aristóteles aparece también en el judaísmo y la religión musulmana a través de Filón y de Averroes. Como nota curiosa debemos señalar que los dioses de las religiones superiores no tienen más de 3 mil años.
Madrid Casado observa que, frente a los dioses de las religiones terciarias o religiones del libro, caben dos tipos de ateísmo: el ateísmo existencial, que sobreviene cuando el hombre alcanza la mayoría de edad y descubre que no existe un correlato de dios en el mundo. Algo similar ocurre cuando un dominicano busca un correlato entre la leyenda de la ciguapa, que es una mujer que tiene los pies invertidos y que atrapa a los hombres, se los lleva a su cueva y allí los obliga a copular con ella, para reproducirse, y no encuentra ninguna evidencia fáctica. El ateísmo que se produce por estas razones es un ateísmo existencial.
Por otro lado estaría el ateísmo de quienes se plantean el asunto de la siguiente manera: no es que Dios no existe; es que Dios no puede existir, sencillamente porque la idea de dios es una idea imposible.
Según el argumento ontológico de San Anselmo, la idea de Dios implica su existencia. Desde el materialismo filosófico se afirma todo lo contrario, que la idea de Dios implica su inexistencia. Es similar a decir que puede existir un círculo cuadrado. Pues no, porque es imposible construir un círculo cuadrado. Quien se afana en decir o pensar que existe un círculo cuadrado, no está diciendo nada, lo que está haciendo es ruido y nada más. Es que el círculo cuadrado no es ni siquiera una idea, es puro humo en la cabeza. Igual ocurre con la pseudo idea de Dios, por cuanto es imposible su existencia. En ese orden, Dios es un círculo cuadrado, puro humo en la cabeza de quien piensa en eso.
Madrid Casado plantea, asimismo, que uno de los argumentos más recurrentes para sustentar la existencia de Dios, es el ejemplo de que todos tenemos padres. A Dios se le reputa como padre de todos los seres humanos, pero resulta que ese Dios padre no tiene padre.
El sistema del materialismo filosófico del Prof. Gustavo Bueno, contrario a estas posturas idealistas, apuesta por argumentos de pluralidad. La pluralidad externa, por ejemplo, afirma que en verdad no existe Dios, al menos ese dios monoteísta. Lo que tenemos en realidad es una pluralidad de dioses. Cada cultura tiene su propia cosmovisión y, en consonancia con ella, crea sus propios dioses, a su imagen y semejanza, como afirmaba Jenófanes: Jehová, Alá, Jesucristo.
Estas cosmovisiones a menudo se quieren reducir a una versión del mismo Dios, por las raíces históricas que vinculan a las tres grandes religiones. Pero esta tarea resulta absurda, en razón de que para nivelar dichas expresiones sería necesario eliminar los dogmas fundamentales de cada una de ellas. De ahí su imposibilidad.
Los musulmanes, por ejemplo, durante las cruzadas llamaban politeístas a los cristianos, porque estos creían que Dios era Padre, Espíritu Santo e hijo (Jesucristo) que, al propio tiempo, constituyen una realidad unitaria. Asimismo, el hecho de que Dios se hiciera hombre, en la persona de Cristo, a los musulmanes les parece una gran blasfemia, puesto que, para su modo de razonar, Dios no puede ser hombre de ninguna manera, mientras que para los cristianos este dogma es fundamental.
Como se podrá apreciar fácilmente, si eliminamos los dogmas de las religiones hebrea, musulmana y cristiana, desaparecen ellas también.
Otro argumento que se puede presentar para probar que Dios no puede existir, es que tanto dios como el alma no tienen partes. En la tradición escolástica se definía a Dios como un ser simplicísimo, que no tiene partes. Ahora bien, desde el sistema del materialismo filosófico nos preguntamos ¿existe algo en el mundo que no tenga parte? La respuesta a esta pregunta nos lleva a concluir que Dios no puede existir.
A Dios se le suele definir como causa de sí mismo, como causa sui, un ser que se autogenera dentro de sí mismo, concepto central en la filosofía de Baruch Spinoza. Sin embargo, resulta evidente que toda causa debe tener una causa anterior. Por ejemplo, en teoría del caos se suele decir que Dios es omnipotente y desde el materialismo filosófico nos preguntamos, ¿puede Dios hacer que los lados de un triángulo sumen 200 grados en vez de 180 grados?
A esta pregunta, los franciscanos tienen una respuesta bastante humorística, cuando afirman que Dios puede hacer cosas que a los hombres les parecen contradictorias. Afortunadamente, en la tradición católica siempre han existido tendencias encontradas. Recordemos la discusión sobre los universales, en la que se enfrentaron las posturas realista y nominalista. Recientemente, el papa Benedicto, siguiendo la tradición racionalista dentro de la iglesia afirmó, que Dios tiene que ser un ser que actúa de acuerdo a la razón.
Otros puntos de la visión católica apuntan al irracionalismo. Por ejemplo, la aceptación de la providencia de Dios, pues si Dios todo lo ve, todo lo puede, todo lo ordena, la libertad humana es imposible. De igual manera, si Dios es la bondad absoluta, no se podría explicar por qué existe la maldad en el mundo. A propósito de esto, Schopenhauer decía que si un hombre habla con Dios es que está rezando, pero si Dios le habla a ese hombre es que tiene que ir al psiquiatra.
Finalmente, Carlos Madrid Casado, recuerda que los romanos llamaban ateos a los primeros cristianos, porque negaban a todos los dioses excepto el suyo. Afirma, siguiendo las ideas del Prof. Gustavo Bueno, que el catolicismo tiene el gran mérito de haber realizado una crítica demoledora de todas las supersticiones anteriores, lo que sin duda constituye su mayor virtud, pero su efectivo trabajo de triturar todas supersticiones anteriores, dejó a la humanidad en la antesala del ateísmo. Pues en la misma medida en que se trituraban las supersticiones de otras religiones, se creaban los argumentos para una crítica bien fundamentada contra su propio sistema de creencia.