La primera vez que vi al profesor Luis Cruz Paulino fue en una de las aulas de la Facultad de Humanidades; impartía Fil-136 (Historia de la Filosofía II), asignatura que impartía a una sección de estudiantes de Educación, Mención Filosofía y Letras, entre los que me encontraba. Fue un sábado, en horario matutino, 10:00 A.M a 1:00Pm. Este horario, si mal no recuerdo, se me tornaba incómodo puesto que estaba en la Universidad desde las 7:00 A.M, pero la metodología del profesor hacía que las horas transcurrieran sin darnos cuenta.

Recuerdo muy bien la pasión con la que nos enseñaba; desde la pizarra, entre trazos y palabras, nos animaba a conocer lo que sabía; se esforzaba por hacernos comprender lo que él veía en ese mundo que, para nosotros, muchas veces se tornaba ininteligible; y cuando terminaba alguna idea, inquiría sobre nuestra comprensión, dejando por sentado que estaba en la mejor disposición de explicarnos, las veces que fueran necesarias, aquello que no entendiéramos. Insistía en que nos adentráramos en el mundo de la filosofía; su pasión en la enseñaban ponían en evidencia su entrega incondicional por eso que enseñaba.

Lo que describo, alude al perfil de un maestro; un profesor puede ser cualquiera, alguien que opta por enseñar, o asume el oficio como un mero trabajo, un modo de subsistencia (sin deseo de ofender). Pero el maestro asume su oficio de manera sacerdotal. Lo lleva en los huesos; es una labor de la que no puede desprenderse sino con la muerte. Él, Luis Federico Cruz, podía sacar, incluso ventaja personal de su situación, pero no lo hizo así; siempre procuró, y aún procura, dar todo de sí, desde las aulas, hasta lo más mínimo.

Siempre estuvo preocupado por el buen desarrollo de la institución; y, en lo que se refiere a la enseñanza de la Filosofía, que sus estudiantes, colegas y la Universidad, estuviéramos al tanto de todo. Basta recordar los boletines de filosofía que dirigía. Yo, que en ese entonces estudiaba otra carrera, había logrado enterarme de muchas cosas, saber lo que sucedía en el mundo de la filosofía, y eso fue gracias a la labor sacerdotal del Prof. Cruz.
La humildad fue parte de la peculiaridad de Luis Cruz. No obstante, su vasta formación, parecía un niño ante un juguete nuevo cuanto se trataba de alguna novedad; quería saber más, abordaba a su interlocutor con insistencia. No apocaba a nadie; aún uno dijera una tontería, buscaba la forma de orientar por el camino correcto respetando la dignidad de uno.

Ese era, y aún es, el Prof. Cruz; nada en él ha cambiado. Su labor debe ser reconocida, y, ¿qué mejor forma que hacerlo en sus propias aguas, desde el debate filosófico?

Generatio Nova Universitas, quiere rendirle honra al Prof. Luis Cruz, por las razones prescrita. Queremos que todos conozcan de nuestro Maestro, que participen de un evento que procura dar honra a quien la merece. Por eso este viernes 4 de agosto, desde las 9:00 A.M., en la explanada de la Facultad de Humanidades, todos nos concentraremos en la explanada de la Facultad de Humanidades, a celebrar 24 Horas de Filosofía, evento que procura retornar el libre debate racional y filosófico en la Universidad. Es un tributo a nuestro Maestro Luis Cruz Paulino.

Prof. José Flete.-