Andres Avelino Garcia Ramón La Escuela de Filosofía de la UASD, a traves de los profesores Israel Peralta Bonifacio y Edwin Santana Soriano, organizó un debate titulado «Minería en República Dominicana: ¿Riqueza o pobreza social?» en la UASD-Recinto San Juan, con el fin de reflexionar críticamente sobre la explotación minera en el país y su impacto en el medio ambiente y la sociedad. A pesar de la presencia de representantes de la minera GoldCuest, el evento fue un espacio para defender el medio ambiente y denunciar la corrupción política en torno a la explotación minera.

A lo largo de la historia, la minería en República Dominicana ha dejado una stella de pobreza y devastación ambiental con consecuencias irreversibles. Los contratos firmados por los gobernantes nuestros han resultado en beneficios insuficientes para las poblaciones locales afectadas por la extracción de minerales. En cambio, estos recursos han servido para enriquecer políticos corruptos y envilecer a la población trabajadora vinculada a las mineras.

Los expertos participantes en el debate coincidieron en que los recursos minerales no deben ser explotados hasta que la República Dominicana tenga la capacidad de extraerlos por sus propios medios y comercializarlos con valor agregado. Mientras tanto, la prioridad debe ser proteger el medio ambiente y los recursos naturales para las futuras generaciones. «El agua es un tesoro que vale más que el oro», resumieron los panelistas, haciendo hincapié en la necesidad de conservar los recursos hídricos y el entorno natural.

En la discusión, se abordaron temas como el marco legal de la minería, los riesgos y desafíos para la salud del uso de sustancias químicas, la ética y el entorno natural, y la minería desde la perspectiva del desarrollo sostenible. Los expertos también analizaron el impacto psicológico de la explotación minera en la población y la química del agua en la minería.

Este evento es un llamado a la conciencia crítica y a la acción, en busca de un futuro en el que el medio ambiente sea protegido y valorado como un recurso estratégico de la nación. La República Dominicana merece una política minera sostenible y justa, libre de corrupción, y es responsabilidad de todos exigir ese cambio.