La afirmación de que «la medicina también es una ciencia humanística» es interesante. Interesante porque nos permite cuestionar, si es cierto que la medicina es una ciencia o es una tecnología.
El filósofo español Gustavo Bueno, creador del sistema filosófico del materialismo filosófico, afirma que la medicina es una tecnología. Esta afirmación se basa en que la medicina no busca producir conocimiento, sino aplicar el ya existente; como toda tecnología, se sirve de conocimientos científicos producidos por áreas como la biología, la química y la física y se enfoca en aplicar estos conocimientos ya existentes para resolver problemas específicos relacionados con la salud y la enfermedad.                                                                                            Cuando un médico se enfrenta al nacimiento de siameses, no se pregunta cuáles fueron las razones que produjeron este fenómeno, más bien se concentra en analizar las posibilidades médicas existentes para corregir esta anormalidad. Mientras, el biólogo, frente a este mismo fenómeno, estará interesado en entender las leyes y principios fundamentales que lo producen, sin preocuparse mucho por corregir nada.
A diferencia de las ciencias, la medicina tiene objetivos pragmáticos: curar o prevenir enfermedades.
Las ciencias buscan entender los principios subyacentes en cada problema.
La medicina se apoya en el conocimiento de muchas ciencias y se enfoca en su aplicación para la solución de problemas prácticos.
Las ciencias se preocupan por el desarrollo y producción de conocimientos, no en su aplicación.
La innovación en medicina busca mejorar la eficacia de sus prácticas.
Las ciencias buscan la comprensión teórica de su campo de trabajo.Finalmente la parte de la expresión que afirma que la medicina es un quehacer humanista, me parece apropiado, porque la práctica médica relaciona directamente al médico con el individuo corpóreo y esa relación es una relación ética.
La relación de individuo a individuo siempre es una relación ética, porque el cuerpo del otro convoca al médico a cuidar su integridad, sobre todo su integridad física.
El médico no puede realizar ninguna práctica que dañe el cuerpo de su paciente y además, está obligado a preservar su integridad social al tener que informarle de todos los procedimientos que le realizará y está obligado respetar su voluntad aun en los caso cuando no esté de acuerdo la decisión del paciente.
Porque el paciente tiene derecho a elegir cómo vive su vida y cómo enfrenta su realidad.

En ese sentido como expresó el profesor Gustavo Bueno, “La profesión ética por excelencia es la medicina”