Crítica del Dr. Hans A. Lindemann (*)

Buenos Aires, Julio 27 de 1956. J. M. Gutiérrez 2558.

Señor

Profesor Waldo Ross, Santo Domingo. Carta

Muy estimado profesor:

Con gran interés he leído el primer número de la nueva Revista Dominicana de Filosofía, cuyo editor es usted. y cuyo contenido se destaca por la variedad de los temas tratados y por el entusiasmo y la erudición de los que han contribuido con artículos y ensayos.

Hojeando la revista se advierte que la mayoría de los pensadores son adictos al existencialismo, algunos con reserva, pe ro todos seguramente creen (para citar al Sr. Armando Cordero) que «el existencialismo puede llegar a ser la piedra angular de una Era Filosófica en que la filosofía intuitiva esté por encima de la filosofía especulativa y el método analógico por encima del método matemático».

Ahora bien, el concepto de «filosofía» abarca, como es sabido, campos tan vastos que se ha dicho que filosofía es lo que los pensadores históricos de la filosofía han llamado filosofía. Sin embargo, los grandes filósofos se ocuparon en primer lugar con las bases de nuestro saber más exacto de las ciencias, pues buscaron «la verdad» y ¿dónde encontrarla sino en las

(*) El Dr. Hans A. Lindemann es autor del libro «Pláticas filosóficas’ que, publicado en Chile por la Editora Zig-Zag, constituyó un éxito de librería hace algunos años.

ciencias?. Seguramente también ha habido siempre pensadores que buscaron un «camino real» al lado de las ciencias fiando sólo a su razón o a su intuición para conseguir «de una vez» una visión cósmica que satisfaga a sus anhelos más profundos. A este anhelo debemos los sistemas filosóficos de la historia de la filosofía que se combatieron constantemente. Esto es muy natural porque sabemos hoy que ni el racionalismo puro ni el intuicionismo nos puede suministrar un saber relativamente seguro. La razón o el manejo de los símbolos humanos se basa sobre transformaciones tautológicas (según Bertrand Russell y los logicistas de hoy). Sólo la unión de los símbolos idiomáticos, incluso la matemática, con un empirismo severo nos da un saber relativamente seguro. En cuanto a la intuición, no tenemos ninguna seguridad de que la intuición más sublime y más hermosa no sea una equivocación o un desvío peligroso. La mayoría de las intuiciones de la vida ordinaria fracasan, Sólo la investigación minuciosa nos enseña más tarde si hemos bien intuido o no. Usamos la intuición constantemente, aun cuando queremos solucionar un problema matemático. Muy valiosa es la intuición en la investigación de los estados emocionales y en los estados místicos, pues nos revela las  vivencias más íntimas de nuestra psique. Sin embargo, la explicación de esta vida más íntima nos da sólo la psicología de profundidad, incluso el psico-análisis. La intuición más valiosa es la del artista, pues su intuición o su instinto unido a una rica fantasía le revelan mundos fabulosos portadores de las emociones más sublimes de la humanidad. Sin embargo, también esas intuiciones sólo tienen valor cuando sean tan disciplinadas que nos revelan la vida más íntima de una colectividad entera; lo que el existencialista quiere hacer mediante construcciones arbitrarias y metafísicas. En vista de lo explicado es lo más natural que la poesía y el arte son los medios expresivos de las culturas primitivas. A veces el poeta es el creador del mito y aún de la religión, como Homero en el caso de Grecia.

Lo que se llama hoy existencialismo es en verdad construcción metafísica de las bases de una psicología de profundi.dad y de acción. Por eso mismo, los existencialistas se contradicen constantemente, pues la suya no es una disciplina objetiva sino cada pensador es su propia disciplina, y esto es muy natural, pues sus raíces irracionales tienen otro matiz que las de su vecino. Como las religiones oficiales les dicen poco, buscan una religión de propia construcción o la de un profesor exitoso para llenar el vacío que sienten. Ustedes admiran la filosofía alemana de hoy, lo que comprendo, porque en el alemán existe un fondo místico tanto como en el sudamericano o mejor dicho americolatino. Sin embargo, hay que darse cuenta de que el existencialismo es la última flor de la filosofía romántica alemana de Fichte, Schelling y Hegel continuada por los neo kantianos y Husserl, Scheler y otros. En los países más avanzados, esto es, en los del habla inglesa, incluso los países escandinavos, la filosofía científica hace rápidos progresos. Sólo esta filosofía puede solucionar los problemas filosóficos que hoy ya se tratan internacionalmente como los problemas de las ciencias. Al lado de esta filosofía científica habrá, sin embargo, siempre muy diversas ideologías individuales y sociales, pues cada nación tratará siempre de crear su ideología conforme a sus anhelos más profundos y conforme a su situación en el conjunto de las naciones. Como el latinoamericano es también heredero de la latinicidad, será siempre muy individualista y por eso de gran variedad espiritual. Además tenemos que diferenciar al americano del oeste del americano del este. El primero es más bien soñador e introvertido, mientras que el segundo es más bien agresivo y extrovertido. La Cordillera divide a los pueblos más que los mares como ya explicó el colombiano Arciniegas. El Océano Atlántico es el nuevo «Mediterráneo», portador de la cultura más avanzada y la latinicidad encuentra su renovación también en Sud-América. Sin embargo, España ha tenido su posición especial y el existencialismo de Unamuno es más original y más legítimo que la construcción ecléctica, medio escolástica, de Heidegger o de Japers.

Habría que decir aún mucho pero tengo que concluir. Con la mayor simpatía y deseándole el mejor éxito de su empresa lo saluda,

Cordialmente,

Hans A. Lindemann.