/Yadira Marte
Para aquellos que no me conocen, mi nombre es Yadira Marte. Desde el año 2016 he sido activista, defendiendo la Constitución y los derechos de los dominicanos hasta el día de hoy. No importan las opiniones que otros puedan tener sobre lo que deberíamos saber; debemos acogernos a la Constitución. Quiero pedir un fuerte aplauso para el orador, quien expuso de manera clara y precisa su punto de vista. Señores, nada es gratis; alguien lo está pagando.
Quisiera hacerles una pregunta a todos los presentes: ¿Cuántos de ustedes ganan más de 30,000 pesos mensuales? Bien, vamos a abordar brevemente el tema de los impuestos. Nos han hecho creer que el gobierno nos regala cosas, pero en realidad no es así. Esta universidad fue construida con los impuestos de todos ustedes. Si van a una pizzería y gastan 10,000 pesos en una noche, 800 pesos de eso son impuestos. Si hacen una compra de alimentos en el supermercado por valor de 20,000 pesos, recuerden que el 10% es propina y que 800 pesos son impuestos.
Soy empresaria y me he especializado en el área administrativa. Poseo una maestría en negocios internacionales de EAE, España, y tengo certificaciones de Harvard y del Disney Institute. Me apasiona el mundo de los números y los negocios. Si el estado gestionara adecuadamente las contribuciones que hacemos como ciudadanos, no estaríamos tan desinformados. Como mencionó el colega, estaríamos enfrentando la realidad.
No hay nada gratis, y quiero darles algunos ejemplos. Más que venir aquí a ofrecer una retórica que podría aburrirlos, mi objetivo es que se vayan con un conocimiento claro. Empecemos desde la base de las constituciones y cómo se forma el derecho que tienes como dominicano. A ninguno de ustedes, ni en la primaria, ni en la secundaria, ni en las universidades, les enseñan sus derechos constitucionales. En la escuela, no les enseñan finanzas; les enseñan a gastar y a consumir, pero no a producir dinero ni cómo mantenerlo. Para desarrollar naciones, se necesita gente empoderada, con capacidad y conocimiento en números. Por ejemplo, en Estados Unidos, se enfoca en educar a las personas en estos temas.
Desde un punto de vista constitucional, el artículo 18 de la Constitución establece quién es dominicano y quién no. Sin embargo, deseo ampliar esta discusión a un contexto internacional. En otras naciones, hay 120 países, incluyendo Haití, que adoptan una constitución de sangre, al igual que la República Dominicana. Es interesante observar cómo, cuando alguien dice: «Si me subo a un avión y voy a Estados Unidos, y mi hijo nace allí, le otorgan la nacionalidad», entonces surge la pregunta: ¿Por qué no pueden otras personas hacer lo mismo aquí? No pueden, porque nuestra Constitución se basa en el jus sanguinis. Por ejemplo, si una mujer dominicana y un hombre dominicano se mudan a Haití y tienen un hijo allí, ¿de qué nacionalidad sería ese niño? Aquí se explica claramente que si una pareja haitiana tiene un hijo en la República Dominicana, ese niño no es dominicano. Además, la cuestión de la apatridia se aclara internacionalmente: una persona pertenece al país de su nacimiento, y si naces en un avión, la nacionalidad correspondería al país de matrícula de ese avión; lo mismo aplicaría si naciera en un barco.
Estos casos no permiten la apatridia. Por ejemplo, si un niño nace en un avión estadounidense, ese niño es estadounidense porque en Estados Unidos, el país concede la ciudadanía no solo por el lugar de nacimiento, sino también por el jus sanguinis. Es decir, si un ciudadano americano tiene un hijo con una dominicana aquí en República Dominicana, ese niño tendría doble nacionalidad, porque Estados Unidos también reconoce el jus sanguinis. Si naces en ese país, aunque tus padres sean ilegales, el niño nace con ciudadanía estadounidense; y si el niño nace aquí de un padre americano, igualmente adquiere esa nacionalidad.