La pregunta es: ¿se puede ser cristiano y homosexual al mismo tiempo? Desde la óptica del cristiano, no es posible, porque los cristianos, en sentido general, se guían por unas normas que están contenidas en un texto bíblico. Es decir, la Biblia es su guía en el plano moral. En ese sentido, si ellos cumplen al pie de la letra lo que dice el texto que consideran sagrado, entonces un homosexual que practica la homosexualidad —no el homosexual latente o aquel que no está ejerciendo, que no está viviendo su preferencia—, si es activo, es decir, si practica la homosexualidad, no en el sentido en que los mismos homosexuales se clasifican como activos o pasivos (el que da y el que recibe, respectivamente), entonces, para el cristiano, no puede ser, no puede serlo. Es decir, no puede tener simultáneamente las dos condiciones: ser un homosexual practicante y un cristiano en el sentido pleno o verdadero del término.
Naturalmente, puede estar —es decir, yo no niego, personalmente, que un sujeto homosexual no tenga el mismo nivel de creencia en una religión que tiene un cristiano. Sin embargo, el homosexual no acata ese mandato bíblico que dice: “Maldito el varón que se echa con otro varón como si fuera mujer”.
Ese es el texto al que siempre se alude. Pero los homosexuales señalan que existen muchos otros textos bíblicos que ya están desfasados y que ningún cristiano menciona, como aquellos que autorizan la esclavitud, entre muchos otros que ellos esgrimen en su defensa.
A mí me surge la siguiente interrogante: ¿una pareja de homosexuales, o de mujeres lesbianas, puede formar en la sociedad una familia que sea ejemplar y que, al mismo tiempo, pueda ser respetada?