Eulogio SilverioLa inteligencia no es una propiedad innata ni atribuible a una etnia específica, sino que está condicionada por las estructuras materiales, culturales y sociohistóricas en las que los individuos se desarrollan. Esta perspectiva rechaza el esencialismo étnico y subraya la influencia determinante del entorno en las capacidades cognitivas.

La idea de que ciertos grupos étnicos, como el judío, poseen una inteligencia superior per se es una simplificación que no resiste un análisis riguroso. Las figuras destacadas de origen judío en campos como la ciencia, el arte o la filosofía no emergen en un vacío histórico, sino que son producto de contextos sociales, económicos y culturales específicos que han facilitado el florecimiento de sus capacidades cognitivas. Es decir, el entorno material y las instituciones culturales desempeñan un papel crucial en el desarrollo de las capacidades individuales.

Si aplicamos el principio de symploké, que reconoce que no todo está conectado con todo, pero tampoco existen elementos completamente aislados. Esto implica que el surgimiento de un genio como Albert Einstein no es resultado de una predisposición genética aislada, sino de una compleja interrelación de factores materiales, educativos, culturales y naturalmente la voluntad del sujeto que posibilitaron su desarrollo intelectual. Por lo tanto, afirmar que «el próximo Albert Einstein podría estar viviendo hoy en una tribu africana» es una especulación que desconoce las condiciones materiales necesarias para el desarrollo de tales capacidades. Sin un entorno que proporcione los medios educativos, científicos y culturales adecuados, es improbable que un individuo pueda alcanzar niveles de desarrollo cognitivos e intelectual comparables.

Desde nuestro punto de vista, las afirmaciones de James Watson sobre diferencias en inteligencia entre grupos étnicos deben ser analizadas críticamente para evaluar sus fundamentos y sus implicaciones filosóficas y científicas. Watson, galardonado con el Premio Nobel en 1962 por su descubrimiento de la estructura en doble hélice del ADN, hizo un aporte revolucionario en biología molecular. Sin embargo, este mérito no le otorga autoridad para emitir juicios sobre inteligencia desde perspectivas antropológicas o filosóficas, ámbitos que requieren conocimientos específicos ajenos a su área de formación.

La afirmación de Watson de que «los negros son menos inteligentes que los blancos» carece de fundamentación en las ciencias humanas. Reducir la inteligencia a una variable genética ignora su carácter complejo donde la dinámicas histórico-culturales tienen un peso especifico. Este reduccionismo biologista intenta explicar fenómenos complejos exclusivamente desde factores genéticos.