En primer lugar, agradezco al señor director por organizar esta actividad, cuyo propósito principal no es buscar un ganador, sino fomentar el pensamiento crítico en los jóvenes de esta universidad. Los libros que elegí para comentar fueron:
- La metamorfosis de Franz Kafka
- El extranjero de Albert Camus
- El mito de Sísifo de Albert Camus
- Temor y temblor de Kierkegaard
- Cándido o el optimismo de Voltaire.
El texto que comentaré es El mito de Sísifo de Albert Camus.
El relato homérico, que Camus retoma, narra la historia de Sísifo, rey de Corinto, quien enfrentaba la falta de agua en su ciudad. Al presenciar que uno de los ayudantes de Zeus secuestraba a una ninfa, Sísifo informó al padre de esta a cambio de que los dioses le concedieran agua para su ciudad. Por su astucia y por haber engañado repetidamente a los dioses, fue condenado a empujar eternamente una piedra cuesta arriba por una montaña, solo para verla rodar de nuevo hacia abajo cada vez que alcanzaba la cima. Esta acción interminable y fútil se convierte, según Camus, en una representación del absurdo de la existencia humana.
Camus utiliza este mito para explorar la noción del absurdo en la vida cotidiana. En las primeras páginas de El mito de Sísifo, afirma que el único problema filosófico verdaderamente importante es el suicidio, es decir, decidir si la vida merece o no ser vivida. Propone tres respuestas posibles ante el absurdo: el suicidio literal, el suicidio metafísico o religioso, y la aceptación del absurdo.
El suicidio literal surge cuando la vida se torna insoportable y no se encuentra un sentido que la justifique. Ante situaciones de sufrimiento profundo, como problemas pasionales, económicos o existenciales, algunas personas optan por acabar con su vida. El suicidio metafísico o religioso, en cambio, ocurre cuando el ser humano, al no poder dar sentido racional a su existencia, se refugia en la fe o en una divinidad, delegando así la responsabilidad de sus acciones a una fuerza trascendental. Finalmente, la tercera opción es la aceptación del absurdo, que implica reconocer que la vida carece de un sentido intrínseco, pero aun así elegir vivirla con plena conciencia de su falta de significado.
Para Camus, Sísifo encarna esta tercera opción: acepta el absurdo de su destino al empujar la piedra cada día, sabiendo que su esfuerzo es inútil. En esta aceptación reside su acto de rebeldía: vivir sin ilusiones trascendentales, asumiendo la falta de sentido sin rendirse ante ella.
A partir de la tesis del suicidio como el problema cardinal de la filosofía, planteada en las primeras páginas de El mito de Sísifo, surge una pregunta en relación con otro texto mencionado: La metamorfosis de Kafka. ¿En cuál de las tres respuestas al absurdo podríamos ubicar el caso de Gregor Samsa? Nadie lo mata, pero Gregor deja de ser humano para convertirse en otra cosa mediante su metamorfosis.
Considero que la situación de Gregor Samsa podría interpretarse como una forma de aceptación del absurdo. Él no comete suicidio literal ni adopta una postura metafísica o religiosa. Acepta su condición de insecto sin cuestionarla ni rebelarse contra ella. De hecho, en las primeras páginas de la novela, su mayor preocupación no es haberse transformado, sino la posibilidad de llegar tarde al trabajo. Esta actitud refleja una resignación pasiva ante el absurdo de su existencia.
Todo texto está marcado por su contexto. En el caso de El mito de Sísifo, la reflexión de Camus está influenciada por el momento histórico en que fue escrita. Recordemos que Camus elabora esta obra poco después de la Segunda Guerra Mundial, en una época en la que la humanidad enfrentaba una profunda desorientación y frustración. Este sentimiento se refleja en personajes que deambulan sin rumbo, como ocurre también en El extranjero. Camus, como pensador de su tiempo, se pregunta por el sentido de la existencia en un mundo marcado por el sufrimiento y la absurda repetición de las tragedias humanas.
Retomando los argumentos de Camus sobre el suicidio, él sostiene que el cuerpo, de manera natural, tiende a la autoconservación, pero el pensamiento, cuando se enfrenta al absurdo, puede llevarnos a cuestionar si la vida merece ser vivida. Si aceptamos todos los argumentos de Camus, podríamos justificar el suicidio como una respuesta válida ante el absurdo de la existencia.