Buen día. ¿Cómo están ustedes? No escuché cómo están ustedes… Me alegra, me alegra. Bien, pues se me ha invitado aquí, a estas 24 horas de Filosofía, para hablar de un tema apasionante como lo es la música. Y como este espacio siempre reflexiona sobre distintas temáticas que nos tocan como país, en esta ocasión hablaremos de Félix Cumbé, un artista domínico-haitiano que está muy destacado últimamente. El título que hemos dado a esta intervención es: «Félix Cumbé: Un ejemplo de la solidaridad del dominicano con el haitiano».
Así que trataremos de responder algunas preguntas relacionadas con este tema, exploraremos momentos de su carrera y las acciones que respaldan nuestra tesis: que el dominicano es solidario con el haitiano. Para ello, usaremos el ejemplo de Félix Cumbé.
Lo primero que debo decir es que nosotros somos la comunidad Bachata Republic. Analizamos la bachata y la llevamos a la academia, ya que la academia no suele acercarse a la bachata. No hacemos farándula, sino análisis: letras, biografías, documentales, y comentarios. Pueden seguirnos como Bachata Republic en las distintas redes sociales y en nuestra web, donde encontrarán artículos sobre esta temática.
Al hablar de Félix Cumbé, debemos mencionar su nombre de pila: Chris Stny. Este es su nombre legal, aunque artísticamente no se le conoce así. Es importante destacar que el pueblo dominicano es un pueblo solidario con el haitiano. Lo digo desde mi experiencia: en mi comunidad, mi madre y mi familia viven frente a ciudadanos haitianos. Muchas veces, esos niños se quedan solos en casa, y mi madre es quien les cuida, les vigila y les ayuda cuando necesitan algo.
En ningún momento hemos tenido problemas con ellos. Digo esto porque hay quienes afirman que el dominicano es anti-haitiano o racista. Yo no creo que sea así. En todas las sociedades hay personas que denigran a otros, pero eso no define a todo un pueblo. Lo que define al dominicano es su solidaridad. De hecho, somos el único pueblo que recibe a los haitianos y les ofrece una vida digna.
Ahora bien, ¿por qué somos solidarios con el pueblo haitiano, y cómo Félix Cumbé representa ese ejemplo? Félix nació en 1964 (o 1961, según algunas fuentes) en Haití. Cruzó la frontera a los 13 años, en 1974, montado en un burro. Su destino era Santo Domingo, donde vivía una hermana. En La Vega, fue detenido junto con un compañero que también cruzaba la frontera. Me parece que estuvo detenido uno o dos días, pero fue liberado porque, según se cuenta, le cayó bien al jefe del servicio en ese entonces. Desde este acto inicial de solidaridad, vemos cómo su historia refleja la humanidad del dominicano.
Luego, Félix se estableció en Santo Domingo. En un inicio, llevaba una vida sencilla, como la de cualquiera. Sin embargo, siendo inmigrante, sus logros tienen un peso especial. Un ejemplo de solidaridad fue cuando Félix, apasionado por la música, se sentaba en una piedra cerca de la casa de Fernando Villalona para disfrutar de sus ensayos. Villalona, una persona extremadamente humilde (como demuestran sus obras), le permitió entrar a los ensayos, algo que ni siquiera muchos dominicanos logran. Imaginen: un inmigrante, en una condición humilde, invitado a un espacio tan privado.
En uno de esos ensayos, surgió un coro espontáneo: «Félix Kundé, Félix Kundé». Félix lo tomó como inspiración. Villalona, reconociendo su talento, le pidió que escribiera una letra para la canción basada en ese coro. Félix se llevó el casete con la melodía y, usando su idioma natal, el criollo, compuso la letra, que luego tradujo al español. De ahí surgió la famosa canción de Navidad, donde «Félix Kundé» se convirtió en «Félix Cumbé». En criollo, «cumbé» significa «borrachón». La canción reflejaba esta identidad y humor autocrítico, pero también hablaba de superación.
Este ejemplo no solo demuestra el talento de Félix Cumbé, sino también la humildad y solidaridad de Villalona al brindarle una oportunidad. La canción no solo fue un éxito, sino que consolidó la carrera de Félix Cumbé, quien sigue siendo un símbolo de la conexión y la solidaridad entre dominicanos y haitianos.
Cuando hablamos de compositores —y me incluyo—, hemos tocado muchísimas puertas sin conseguir que una figura destacada nos preste atención. Villalona, siendo una de las figuras más icónicas y exitosas del merengue, no solo pidió a Félix que le escribiera una canción, sino que la grabó, sin ponerle trabas ni contratos desventajosos. Esto es un claro ejemplo de solidaridad.
En contraste, la experiencia de muchos compositores es diferente: te graban un tema, lo guardan por años, y cuando finalmente lo lanzan, debes pelear en los tribunales para recibir reconocimiento. Incluso, a veces transforman el tema de tal manera que resulta casi imposible demostrar que es tuyo. Villalona hizo todo lo contrario: grabó el tema y, además, llevó a Félix Cumbé a la televisión para cantar juntos. Hay videos que muestran a un joven Félix Cumbé compartiendo escenario con Villalona, quien lo presentó al público como una figura emergente.
Esto es algo que no cualquiera hace. Hoy en día, los featurings con artistas como Ozuna o Bad Bunny pueden sumar millones de vistas, pero siempre son con figuras consolidadas. Villalona, en cambio, apostó por alguien sin background, indocumentado, en una situación económica y social deplorable, que apenas sobrevivía. Este gesto es un acto de gran solidaridad.
De ahí nace el nombre de Félix Cumbé. Fue él quien compuso la canción, y siempre ha expresado su gratitud hacia Villalona por haberlo presentado al ambiente artístico dominicano. Villalona lo hizo de manera desinteresada, sin esperar nada a cambio. Félix no podía ofrecerle más que la canción. Incluso, Villalona pudo haber reclamado la autoría del tema, ya que el coro inicial había sido creado por ellos en los ensayos. Sin embargo, en todo momento exaltó el talento de Félix Cumbé.
Esto es una muestra clara de solidaridad. Ahora, pensemos en otros ejemplos. Por ejemplo, Julio Iglesias, quien ha pasado gran parte de los últimos 20 años viviendo en República Dominicana, tiene propiedades aquí y una conexión significativa con el país. Sin embargo, ¿cuántas veces se ha hablado de ofrecerle la ciudadanía dominicana? Seguramente, debido a su renombre y popularidad mundial, esto sería algo natural. Pero Félix Cumbé adquirió la ciudadanía dominicana en 2022 no por iniciativa propia, sino gracias a los dominicanos.
Todo surgió en el programa El Show del Mediodía, donde le preguntaron si ya tenía la nacionalidad dominicana. Al responder que no, el equipo del programa, junto con las autoridades correspondientes, gestionó el proceso para que la obtuviera. Además, Félix está casado con una dominicana, lo que facilitaba el trámite, pero lo significativo es que fue una iniciativa del pueblo dominicano.
Si hablamos de artistas como Ricky Martin, Enrique Iglesias o Zayn Malik (quien tiene ascendencia dominicana), estos nombres suelen ser más comerciales. Sin embargo, a pesar de sus vínculos con el país, no los consideramos plenamente dominicanos. Félix Cumbé, en cambio, no es un astro internacional ni un millonario, pero posee un carisma y talento que lo han convertido en alguien profundamente querido por el pueblo dominicano.
Dani Rivera y Gilberto Santa Rosa han recibido la ciudadanía dominicana por sus vínculos y obras benéficas. Sin embargo, Félix Cumbé la obtuvo porque, dentro del merengue, ha alcanzado una popularidad comparable —o incluso superior— a la de muchos artistas con formación académica en el conservatorio. Esto demuestra que, en el arte, no todo depende de la técnica o la educación formal; el talento y la conexión con el público son igualmente fundamentales.
Artistas como El Zafiro, que también disfrutaron de cierta popularidad, no han mantenido la vigencia de Félix Cumbé. Aquí voy a compartir un dato: Félix Cumbé es uno de los pocos artistas que lograron destacarse en el merengue después de que Villalona lo presentara. Posteriormente, Aníbal Bravo lo integró a su orquesta en la época dorada del merengue, cuando muchos cantantes, incluso dominicanos con buena voz y apariencia, eran rechazados. Félix, con su carisma y talento, se impuso, y Bravo lo incluyó no solo como un integrante más, sino como vocalista principal. De esta etapa destaca el tema El gatito yo te lo compro.
Pensemos en cuántos artistas soñaron con cantar en una orquesta y nunca lo lograron. Félix Cumbé, gracias a su talento y al apoyo de los dominicanos, lo consiguió. Más adelante, formó su propia orquesta y realizó presentaciones. Sin embargo, como sabemos, a partir de los años 80, el merengue comenzó a decaer. Además, financiar una orquesta con recursos propios, sin el respaldo de empresarios, es sumamente difícil. A pesar de esto, Félix logró algo que pocos artistas dominicanos han conseguido: destacarse tanto en el merengue como en la bachata.
Si hacemos un recuento, son contados los merengueros que también se han posicionado en la bachata. Podemos mencionar a El Torito, Alex Bueno, y, en menor medida, a Fernando Villalona, quien ha tenido éxitos en este género, aunque no de la misma magnitud que en el merengue. Juan Luis Guerra podría incluirse, aunque muchos no lo consideran ni bachatero ni merenguero, ya que él nunca se ha identificado como tal. Esto resalta aún más el logro de Félix Cumbé, quien ha demostrado que el talento puede superar cualquier barrera.
Este éxito también refleja que el pueblo dominicano no es racista ni anti-haitiano. Si así fuera, Félix Cumbé no tendría la popularidad que tiene aquí. Y aquí añado un dato curioso: los que menos apoyan a Félix Cumbé en República Dominicana son los haitianos. Recuerdo una experiencia personal: cuando visitaba a mi primo en el sector El Embrujo, asistíamos a reuniones de estudiantes haitianos, muchos de los cuales eran clasistas. Pedirles que pusieran un merengue o una bachata era un desafío; preferían música culta, como piano y compa, y no se mezclaban con haitianos que trabajaban en construcción. Esto me lleva a reflexionar que, en ocasiones, el clasismo puede ser más marcado entre ellos mismos que entre los dominicanos.
Volviendo a Félix Cumbé, su éxito no es casualidad. Él es un ejemplo de un ciudadano extranjero que se ha integrado plenamente a la sociedad dominicana, respetando y valorando nuestra cultura. Nunca ha estado involucrado en conflictos legales ni ha hecho comentarios negativos sobre el país. Por el contrario, su amor por la cultura dominicana, especialmente la música, es evidente. Incluso, cuando le propusieron grabar bachata, al principio rechazó la idea. Esto no fue porque fuera haitiano, sino porque provenía del merengue, un género históricamente clasista, donde muchos artistas han menospreciado la bachata por considerarla de menor calidad.
Félix Cumbé es un trabajador incansable que, gracias a su esfuerzo, ha alcanzado el estatus que tiene hoy. Es respetuoso con nuestra cultura, sin renunciar a la suya. Sus composiciones en creol, su peculiar estilo y su integración entre ambas culturas lo han hecho único.
Para finalizar, quiero resaltar otro caso de solidaridad dominicana con artistas haitianos: el de Los Diplomáticos de Haití, un grupo que logró reconocimiento aquí gracias al merengue. También podemos mencionar a Tony Sugar y, en el extremo opuesto, a Palito de Coco, un vendedor callejero sin formación musical que se ganó la simpatía del pueblo dominicano por su carisma y creatividad.
Estos ejemplos muestran cómo el pueblo dominicano valora el talento y ofrece oportunidades, sin importar el origen social, económico o cultural de una persona. Félix Cumbé es un claro ejemplo de esto: su perseverancia, respeto y amor por nuestra cultura lo han llevado a ganarse un lugar especial en el corazón de los dominicanos.
En ese sentido, lo toman en cuenta y, de la noche a la mañana, se convierte en un artista que canta en el Estadio Cibao ante una gran multitud. Un hombre que apenas habla español, un indocumentado haitiano. Si realmente fuéramos racistas, como afirman algunos, o anti-haitianos, no habría posibilidad para que alguien en esa situación lograra tanto. Félix Cumbé no tiene un físico llamativo como el de Julio Iglesias, ni como el de William Levy o Vin Diesel, quienes han sido considerados símbolos de atractivo internacional. Nacionalizar a una estrella de Hollywood es un acto que cualquiera celebraría, pero lo significativo es nacionalizar a alguien como Félix Cumbé, conocido principalmente en este país, sin esos atributos comerciales.
Otro ejemplo claro de solidaridad dominicana es el caso de Palito de Coco, quien alcanzó popularidad a pesar de ser un vendedor callejero sin formación musical formal. Además, no podemos olvidar a José Francisco Peña Gómez, un líder político de padres haitianos, criado y educado en República Dominicana. Peña Gómez tuvo una formación excelente, con Juan Bosch como mentor principal, un dominicano blanco de ojos claros que le guió tanto en las letras como en la política. Peña llegó a ser líder del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), el más populoso del país en su tiempo, y hasta candidato presidencial.
Se ha dicho que Peña Gómez no ganó la presidencia por racismo, pero eso es falso. Si fuera por racismo, no habría llegado a liderar un partido tan importante ni a ocupar cargos públicos. El hecho de que no ganara las elecciones se debió a una estrecha diferencia en los votos, además de alianzas entre partidos opositores, algo común en la política.
En cuanto a los prejuicios, debemos recordar que existen en todas las sociedades. Algunas personas pueden ser racistas o tener estigmas, pero no por ello se puede generalizar a todo un pueblo. Desde la llegada de los españoles y la mezcla con los africanos, en República Dominicana hemos construido una sociedad diversa. Aquí no existe un sistema de segregación; lo que determina el acceso a ciertos espacios suele ser el dinero, un fenómeno global que trasciende las barreras culturales o raciales.
El ejemplo de Félix Cumbé como bachatero, ahora en su fase más exitosa, es un claro testimonio de la solidaridad dominicana con los haitianos, especialmente aquellos que, como Félix, llevan una vida marcada por el esfuerzo y la perseverancia. Félix ha superado todas las barreras para convertirse en el bachatero más destacado del año, algo que ni Anthony Santos, Luis Vargas, Raulin Rodríguez, ni Zacarías Ferreira lograron este año. Esto demuestra que en República Dominicana, el talento siempre encuentra su lugar.
[Pregunta del público]
—Perdón, ¿cómo se llama?
—Yariel.
—Yariel, mi pregunta es: tomando en cuenta sus argumentos anteriores, ¿cree usted que debería diversificarse más el apoyo al talento emergente? Ya entiendo que tenemos una gran gracia en el campo de la música, que cualquiera con talento puede lograrlo, pero ¿no cree que a veces se bloquea el camino a quienes tienen potencial? ¿Cuál es su opinión sobre eso?
[Respuesta]
—Fíjate, siempre se ha dicho que hay personas con gran potencial a quienes se les «cortan las alas», pero yo creo que, aunque eso puede suceder, también depende de la perseverancia de cada quien. El ejemplo de Félix Cumbé es claro: un extranjero, sin recursos, en un país con otro idioma y una música diferente, logró abrirse camino. Su persistencia fue clave.
Después de su éxito con El Gatito yo te lo compro en los años 80, pudo haberse detenido, pero siguió trabajando y grabando bachata durante más de 20 años hasta alcanzar su éxito actual. Ha sido un camino largo, pero su constancia lo llevó a donde está hoy.
Por supuesto, sería ideal que se brindaran más oportunidades a quienes tienen talento, pero también es fundamental que las personas aprovechen esas oportunidades y persistan. El tiempo es la prueba definitiva.
Un ejemplo que me viene a la mente es Julio Iglesias. Aunque proviene de una familia acomodada, su carrera artística no estaba planificada. Quería ser portero del Real Madrid, pero un accidente lo alejó del fútbol. Durante su recuperación, le regalaron una guitarra, y esa experiencia lo llevó a explorar su talento musical. Su éxito muestra que a veces las adversidades pueden abrir caminos inesperados.
En resumen, creo que las condiciones materiales influyen, pero no son determinantes. A veces, la falta de recursos es el motor que impulsa a las personas a alcanzar sus metas. Como dicen: «La necesidad es la madre de la invención». Sin embargo, el talento debe estar acompañado de perseverancia y esfuerzo.
Muchas gracias por su atención. ¿Alguien más tiene una pregunta?
—Sí, soy músico retirado, pero todavía hago algunas cosas…
—Perfecto, muchas gracias por tu participación.