Bien, buenas tardes. Gracias por la oportunidad de poder participar en este evento. Para no quitar mucho tiempo y así avanzar, entraré de una vez explicando lo que ya William había hablado en la inscripción del formulario.

Pues yo propuse los siguientes textos:

  • El extranjero, de Camus
  • El existencialismo es un humanismo, de Sartre
  • El anticristo y Ecce Homo, ambos de Nietzsche
  • San Manuel Bueno, mártir, de Miguel de Unamuno
  • La rebelión de las masas, de Ortega y Gasset
  • La insoportable levedad del ser, de Milan Kundera
  • La banalidad del mal, de Hannah Arendt

Esos fueron los textos que propusimos.

De ellos, obviamente, voy a hablar del que entienda que es más práctico en este caso. Y posiblemente podría haber un gancho porque Will es especialista en Sartre, entonces tendría posiblemente otra visión a la que manejamos.

Pero bueno, esto es abierto.

Hablaré brevemente de El existencialismo es un humanismo.

¿Por qué Sartre y por qué El existencialismo es un humanismo? Bueno, para nadie es un secreto que lo que hemos aprendido de la filosofía y de lo que nos hemos enamorado es por vía del profesor Eulogio Silverio, quien fue nuestro profesor de grado en Santiago, en la asignatura de Ética.

Con una manera muy suya de dar la clase, siempre tenía unos textos fundamentales, y uno de ellos es El existencialismo es un humanismo, de Sartre.

Comenzaba a cuestionar y a plantear en el caso mío, lo que estudié y lo que estudio fue Historia, pero Sartre me llevó a ver otra visión de lo que es la historia y del contexto en que se encontraba Europa en ese momento posguerra.

La gestación de Sartre… Uno siempre empieza con algunas crisis existenciales y Sartre, de una u otra manera, ayudaba a eso.

Entonces, en este texto, ¿qué es lo que Sartre plantea?

Bueno, que el hombre es lanzado, arrojado al mundo. Primero empieza por existir y después viene la parte de la esencia.

Y de ahí empieza a desarrollarse todo lo que es la existencia y la frase:

«La existencia precede a la esencia».

Una frase lapidaria de Sartre y todo lo que plantea sobre la decisión o la manera en que uno elige.

Él plantea también la responsabilidad y el tema de la angustia.

Entonces, todo esto en este proceso conlleva a Sartre a plantearse en un mundo de choque, en un mundo de posguerra, en un mundo donde los valores no son considerados, donde la guerra está a la puerta, está al día, y donde la muerte, el humano, no es tomado en consideración.

Pues Sartre empieza a decir:

Bueno, ¿qué es lo que importa realmente?

¿Existe un Dios que tiene un proyecto, que tiene una visión, o el hombre solo empieza por existir y después, a partir de esa existencia, empieza a construirse y a desarrollarse?

Entonces, esta visión de Sartre es la que nos hace entender el mundo desde la existencia y todo aquello que le adorna, que podría ser la esencia y, en este caso, otros lo podrían llamar naturaleza, cosa que Sartre no asume.

Sartre plantea que el hombre no es una condición concebida desde un ser supremo que lo atiende, que tiene una naturaleza, que tiene una función y que está determinado.

Sino que, repito, con esto concluyo: el hombre es lanzado, arrojado al mundo, empieza por existir y se construye a sí mismo. Esa es más o menos la idea de este texto.

Me gustaría preguntarle, profesor Anthony, si usted entiende, a propósito de otro de los libros que ha incluido en la lista, si esta noción de libertad o de existencia de El existencialismo es un humanismo, y podría, en este caso, darse un deus de mala fe que está ahí implícito en el existencialismo sartreano, ¿podría operar bien si la aplicamos al hombre-masa, a propósito de La rebelión de las masas de Ortega y Gasset, que usted también incluyó en la lista?

Bueno, yo creo que no podría operar, en el sentido de que el hombre-masa es un ser que entiende que sabe de todo, pero no profundiza en nada.

En el caso de Sartre, la libertad es una responsabilidad, y hay que estar consciente al momento de elegir.

Entonces, al uno decidir ser libre, o estar condenado a ser libre, está consciente de que todas las acciones que realiza son su responsabilidad.

Por lo tanto, no creo que haya una comparación o una unificación entre lo que plantea Ortega con el hombre-masa, porque el hombre-masa es un hombre superficial, es un hombre que no tiene responsabilidad sobre nada y que simplemente se aprovecha de los escenarios.

Podríamos hablar de un hombre-masa en el mundo contemporáneo, porque lo que Ortega planteaba en los años 30 es lo que estamos viendo hoy en día: un hombre-masa más liviano, por así decirlo.

Nos gustaría entonces, Antonio Almonte, que nos pueda vincular con los términos de existencialismo y humanismo, el concepto del hombre como proyecto en Sartre.

Bueno, el hombre como proyecto es aquel que se va construyendo en la medida en que se desarrolla.

Sartre plantea —y esto es una interpretación que hago— que uno se desarrolla a través del conocimiento que va adquiriendo, de la conciencia, de la cultura.

Sería como el hombre en potencia.

Por ejemplo, el médico en potencia es aquel que está estudiando Medicina, adquiere los conocimientos y, al final, si concluye el proceso, se convierte en médico.

Entonces, ese hombre en construcción, en proyecto, es aquel que se va desarrollando, que va adquiriendo los elementos que le plantea la cultura, la esencia y todo eso.

Desde ahí empieza a tomar las decisiones que lo llevan a convertirse en el proyecto que está planteando en el presente para lo que será su futuro.

Anthony, uno de los puntos de partida de Sartre en esa conferencia de El existencialismo es un humanismo es, de una u otra forma, autoproclamarse ateo.

¿Sartre presenta de manera explícita o implícita alguna argumentación de por qué se debe ser ateo en El existencialismo es un humanismo?

No, él no presenta una razón por la que se debe ser ateo.

Sartre dice: «Yo soy ateo por esto», y explica por qué el existencialismo que él propone también es ateo.

Él da elementos para justificar su ateísmo y empieza a poner ejemplos como un lapicero o un cortapapeles.

Es decir, estos objetos no surgen por sí solos; alguien los diseña con una función específica.

Pero Sartre dice que el hombre no ha sido concebido con un propósito determinado.

Por eso concluye que Dios no lo ha creado, porque no existe una naturaleza humana predeterminada.

Si Dios existiera y hubiera creado una naturaleza humana, todos tendríamos una definición, estaríamos estructurados de una manera específica y cumpliríamos el propósito con el cual Dios nos hizo.

Si usted le pregunta a cualquiera aquí cuál es el propósito de la creación de Dios, nadie tendrá una respuesta universal.

Cada quien encuentra su propósito en el proceso de vivir.

Por eso Sartre es ateo: porque entiende que no existe un ser sobrenatural que haya creado la condición humana con un propósito definido.

Terminamos aquí. Muchas gracias.