Buenas tardes, compañeros, amigos, académicos, maestros, estudiantes de esta Universidad Autónoma de Santo Domingo y a todo el público que nos sigue a través de las redes, donde estamos transmitiendo este coloquio.
Este panel, titulado Federico García Godoy: Vigencia de su pensamiento a 101 años de su partida, tiene como objetivo analizar la actualidad de su obra y su legado intelectual. Antes de pasar a los saludos iniciales, invitamos a los expositores a acercarse a la mesa principal. Llamamos al doctor Neido Nova, coordinador de la Cátedra de Historia Universal de la Escuela de Historia y Antropología. También pedimos al doctor Julio Minaya, exdirector de la Escuela de Filosofía y expresidente fundador.
Ambos nos acompañarán en esta reflexión sobre la vigencia del pensamiento de Federico García Godoy en conmemoración de los 101 años de su fallecimiento. Aprovechemos el tiempo para escuchar a quienes tienen aportes valiosos sobre la actualidad del mensaje patriótico contenido en El derrumbe, obra fundamental de García Godoy.
Damos la bienvenida al doctor Neido Nova.
Buenas noches. Agradecemos la presencia de este público que nos acompaña en este importante evento.
Uno de los grandes sabios de la antigüedad, Servio Tulio Cicerón, decía: «La historia es la maestra de la vida. Si no conoces el pasado, no puedes entender el presente; y solo comprendiendo el presente se puede proyectar el futuro».
Federico García Godoy, el autor al que hoy rendimos homenaje, fue, ante todo, un historiador, además de literato. Su obra nos permite comprender la realidad nacional desde una perspectiva crítica. En este espacio, haré una presentación breve y puntual sobre su legado, dado que desde las cuatro de la tarde hemos estado aquí y muchos de mis estudiantes han tenido que retirarse.
Hoy, precisamente un 12 de febrero, conmemoramos 101 años del fallecimiento de este insigne pensador dominicano.
El tema que nos ocupa se titula Actualidad del mensaje patriótico en El derrumbe. Permítanme, antes de iniciar, agradecer a mi estimado colega y amigo, el maestro Eulogio Silverio, director de la Escuela de Filosofía, así como a su equipo, por la organización de este evento y la gentileza de invitarme en representación de la Escuela de Historia y Antropología.
El derrumbe es una obra de contenido patriótico escrita en un momento crucial para la República Dominicana, justo antes de la primera ocupación estadounidense, que tuvo lugar entre 1916 y 1924. Su autor, el destacado intelectual, periodista, ensayista, historiador, educador y literato Federico García Godoy, nos dejó en ella un análisis profundo de la realidad nacional y una denuncia de las amenazas a nuestra soberanía.
La estructura de esta intervención será la siguiente:
- Breve esbozo de la vida de Federico García Godoy.
- Contexto histórico en el que escribió El derrumbe.
- Cuerpo de sus ideas y su crítica social.
- Lenguaje estético y subjetividad en su obra.
- Pertinencia de su mensaje en la actualidad.
- Consideraciones finales.
El propósito fundamental de esta exposición es reflexionar sobre los aportes patrióticos de García Godoy, quien es considerado por muchos como uno de los más grandes pensadores nacionalistas dominicanos de finales del siglo XIX y principios del XX.
Federico García Godoy nació el 25 de diciembre de 1857 y falleció un día como hoy, en 1924, a los 67 años.
Fue una figura central en la historia cultural dominicana, no solo por la diversidad de áreas que cultivó, sino por la profundidad con la que abordó cada disciplina. Sus intereses abarcaron la política, la historia, el periodismo, la educación, la literatura y la crítica literaria. Siempre ejerció estas funciones con un profundo sentido de responsabilidad social y con el compromiso de un verdadero humanista y patriota.
Aunque nacido en Cuba, García Godoy llegó a la República Dominicana en 1868, con apenas 11 años. En ese momento, su tierra natal estaba sumida en la llamada Guerra de los Diez Años (1868-1878), primer intento de independencia cubana. Al establecerse en el país, residió en Puerto Plata, luego en Santiago y finalmente en La Vega, ciudad que adoptó como su patria chica.
Bajo la guía de su padre, adquirió una sólida formación intelectual que sentó las bases de su destacada trayectoria. Difundió sus investigaciones y críticas literarias en periódicos y revistas tanto nacionales como internacionales, y fundó importantes publicaciones, entre ellas:
- El Esfuerzo (1880)
- El Pueblo (1889)
- El Día (1914)
- Patria (1910), una influyente revista literaria.
A lo largo de su vida, García Godoy se mantuvo en constante actividad intelectual, combinando investigación, publicación y docencia. Su trabajo trascendió el ámbito nacional y llegó a establecer comunicación con destacados escritores latinoamericanos, como:
- Pedro y Max Henríquez Ureña (República Dominicana)
- Rufino Blanco Fombona (Venezuela)
- José Enrique Rodó (Uruguay)
Rodó, uno de los más grandes exponentes del modernismo y del antiimperialismo en América Latina, mantuvo correspondencia con García Godoy desde 1901 hasta su prematura muerte en 1917, a los 46 años.
(09:09) Desde su infancia, García Godoy participó activamente en tertulias culturales y literarias, consolidando su visión humanista y crítica. En El derrumbe, menciona la importancia de la tertulia al aire libre que se realizaba en el parque de La Vega, donde interactuaban intelectuales y líderes de la época, entre ellos, Monseñor Adolfo Alejandro Nouel.
Obra literaria y patriótica de Federico García Godoy
Su producción literaria es vasta y se puede agrupar en tres categorías principales:
- Narrativa:
- Margarita (1888)
- Rinito (1908)
- Alma dominicana (1911)
- Guanuma (1914)
- Cuentos:
- Sor Clara (1888)
- Crítica literaria y ensayos:
- La literatura dominicana (1916)
- Americanismo literario (1918)
Sin embargo, su mayor reconocimiento proviene de su Trilogía patriótica, compuesta por:
- Rinito: refleja el período que va desde la proclamación de la independencia hasta la anexión a España. Su protagonista representa al dominicano común, el hombre del pueblo.
- Alma dominicana: narra la lucha del pueblo contra la ocupación extranjera y enfrenta al personaje histórico Pedro Santana.
- Guanuma: abarca el proceso de la Guerra Restauradora (1863-1865) hasta la salida de las tropas españolas.
Federico García Godoy es, sin duda, una figura clave para comprender la historia y la literatura dominicanas. Su pensamiento, a 101 años de su partida, sigue siendo un referente indispensable para la construcción de la identidad nacional y la resistencia frente a cualquier amenaza contra nuestra soberanía.
En su obra Historia Dominicana, Joaquín Balaguer realiza una crítica sobre Federico García Godoy. Cito: «En las tres novelas escritas por García Godoy se encuentran cualidades excepcionales: soltura en la frase, flexibilidad en el lenguaje, el cual se adapta fácilmente a las más opuestas situaciones. Su criterio independiente le permite juzgar a los hombres y reflexionar sobre la realidad histórica con un conocimiento progresivo».
Esta afirmación de Balaguer resalta la capacidad de García Godoy para analizar con profundidad la historia dominicana y expresar sus ideas con claridad literaria.
Además de su faceta como escritor, García Godoy también incursionó en la política. Fue diputado por La Vega y promovió distintas organizaciones cívicas y culturales. No obstante, su voz alcanzó mayor resonancia con la intervención militar estadounidense de 1916, un acontecimiento que lo llevó a escribir su obra cumbre: El derrumbe.
En El derrumbe, García Godoy describe el deterioro del gobierno dominicano en los años previos a la intervención estadounidense. Critica la inestabilidad política del país, caracterizada por el personalismo, el continuismo y la falta de cohesión nacional. La fragmentación política era tal que hubo gobiernos que apenas duraron tres meses, e incluso algunos de un solo mes.
Luis F. Cáceres fue una excepción en esta inestabilidad, al mantenerse en el poder de manera dictatorial durante doce años (1887-1899), hasta su asesinato el 26 de julio de 1899, en un acto que algunos consideraron un ajusticiamiento.
García Godoy dedicó gran parte de su producción intelectual a combatir el caudillismo, el personalismo y la intervención extranjera. Su crítica abarcó no solo la dictadura y la ignorancia política, sino también la defensa de los símbolos nacionales y la literatura dominicana. Entre los intelectuales a los que rindió homenaje destacan Fabio Fiallo, Tulio Manuel Cestero, Pedro Henríquez Ureña y Salomé Ureña, a quienes consideraba exponentes de la conciencia crítica nacional.
Contemporáneo de Max Henríquez Ureña, Arturo Pellerano Castro, Américo Lugo y Gregorio Billini, García Godoy se inscribió en el movimiento de la literatura nacionalista de pensamiento criollo. Su obra refleja las preocupaciones de una época en la que la actividad literaria se extendía por los principales pueblos del país y servía como plataforma para la resistencia cultural.
Pedro Henríquez Ureña señala sobre ese período que, en términos culturales, el país realizó su mayor esfuerzo desde la fundación de las universidades en el siglo XVI. Este contexto fue fundamental en la formación de García Godoy y en la configuración de su pensamiento político y literario.
El derrumbe es un conjunto de reflexiones sobre el devenir de la República Dominicana, más allá del contexto inmediato de la ocupación estadounidense de 1916. Cada capítulo de la obra plantea una problemática específica, siempre con un enfoque en la realidad nacional, aunque también incluye referencias a héroes, tiranos y presidentes civilistas o dictatoriales que influyeron en el destino del país.
Por sus características generales, El derrumbe puede considerarse un ensayo literario. En este análisis, examinaremos sus elementos esenciales desde la perspectiva del género ensayístico, centrándonos en su estructura argumentativa, su lenguaje literario y su crítica social.
García Godoy intenta penetrar en la conducta social y la práctica política de la época, remontándose al origen étnico-cultural del pueblo dominicano. En su análisis, encuentra una explicación parcial en el mestizaje, en especial el hibridismo étnico, aunque su interpretación puede resultar determinista en algunos aspectos.
Entre los problemas que señala en la sociedad dominicana de su tiempo, destaca el culto a la violencia, una inclinación que, según él, persistía sin mayores atenuaciones en la psicología nacional. También critica el pasado colonial, describiéndolo como una época de monotonía piadosa, rezos y procesiones que absorbían la mayor parte de la actividad mental. Para García Godoy, esta estructura de pensamiento generó un sentimiento incondicional de obediencia a la autoridad y una sumisión absoluta a lo que venía «de arriba», lo que con el tiempo se convirtió en servilismo. Según su análisis, esta mentalidad representó un obstáculo para la evolución social y la unidad nacional.
A pesar de reconocer la existencia de una minoría intelectual ilustrada, García Godoy lamenta su inclinación al individualismo, lo que impedía la formación de un verdadero proyecto colectivo. En este sentido, afirma que muchos intelectuales querían el poder únicamente para sí mismos, lo que contribuía a la fragmentación política.
Otro aspecto central de su crítica es la falta de sanción ética en la sociedad dominicana. Según García Godoy, la impunidad era un problema estructural que se manifestaba en todas las esferas de la vida pública. En una de sus reflexiones más contundentes, señala que encarcelar, encadenar, expulsar, robar o matar no eran considerados crímenes cuando se cometían en el ámbito político.
El derrumbe es un texto fundamental para el estudio de la génesis de la primera intervención estadounidense de 1916 y del comportamiento de las tropas extranjeras en el país. García Godoy denuncia cómo Estados Unidos, apegado a sus intereses geopolíticos, aplicó la doctrina de Monroe bajo la premisa de «América para los americanos», justificando así su intervención en la región.
En su análisis sobre la reacción del pueblo dominicano ante la ocupación, el autor expresa con pesar: «En el termómetro de la dignidad nacional hemos descendido casi a cero. De muchas ciudades de América he recibido cartas con preguntas dolorosas. A todos he respondido lo mismo: el pueblo dominicano no se ha defendido, no porque haya degenerado en sus tradiciones, atributos o decisión, sino porque, hondamente dividido en facciones personalistas, no ha habido quien lo unifique y lo cohesione frente a las calamidades que vive el país».
García Godoy veía la fragmentación política como el principal obstáculo para la resistencia nacional. Su diagnóstico del problema era claro: la falta de unidad permitía que el país cayera repetidamente en crisis políticas y quedara vulnerable ante la intervención extranjera.
Frente a esta situación, García Godoy apelaba a la educación como el único camino para la regeneración nacional. Entendía la educación no solo como un proceso académico, sino como un mecanismo de transformación social basado en las realidades de la vida moderna. Su pensamiento sigue siendo relevante en la actualidad, pues plantea la necesidad de una formación ciudadana que fomente la conciencia crítica y el sentido de responsabilidad nacional.
García Godoy plantea la necesidad de una educación basada en el desarrollo de la voluntad, mencionando a pensadores como Eugenio María de Hostos y Augusto Comte, con una clara referencia al positivismo. Una de sus propuestas más audaces en El derrumbe es la necesidad de una élite pensante que intervenga en la dirección del país. No duda en reiterar su idea de que «los grandes hechos que han transformado colectividades sociales no han sido producto de la totalidad, sino de la acción de minorías esclarecidas».
Siempre con una actitud propositiva, sostiene que la reforma más eficaz y positiva comenzaría con la descentralización completa de la administración de justicia, liberándola por completo de la influencia del poder político. Para ello, propone que la justicia cuente con rentas propias y que los empleados sean nombrados directamente por la institución, sin depender de la voluntad del poder ejecutivo. Según su visión, la independencia del sistema judicial garantizaría que los funcionarios no estuvieran expuestos a la presión de la suspensión de sueldos o amenazas de destitución.
A más de un siglo de la publicación de El derrumbe, esta descentralización sigue siendo una asignatura pendiente en la República Dominicana. García Godoy, un intelectual comprometido con la realidad nacional, mostró un dominio excepcional del lenguaje estético y de la subjetividad en su obra. Su escritura, cargada de citas y referencias, lo revela como un hombre de vasta cultura y profunda sensibilidad literaria.
Además de abordar con rigurosidad los problemas políticos y sociales del país, García Godoy proyecta en su obra una dimensión poética que enriquece su discurso. Su manejo del lenguaje literario y de los recursos estilísticos otorga un valor adicional a El derrumbe. En la primera página del libro, lo define como «un libro de honda sinceridad, escrito con un dolor desbordante». Más adelante, confiesa: «Lo he escrito para dar expansión a mi alma acongojada ante los sombríos espectáculos de bajeza e indignidad que presenciamos en esta hora de duelo para los buenos dominicanos».
El derrumbe trasciende lo político, lo literario y lo social para proyectar una visión profundamente humana. García Godoy no concibe otra idea que no sea ver a su pueblo en lucha por su dignidad. Su sufrimiento por la situación del país es evidente a lo largo de la obra.
Al leer El derrumbe, se percibe a un Federico García Godoy de pensamiento firme, vertical en sus ideales y esperanzas, aunque con la amarga sensación de que su visión pudiera desvanecerse. Su crítica del panorama nacional se enfoca en aspectos muy específicos: los políticos responsables de la crisis, la corrupción, la hipocresía y la inconsciencia del pueblo dominicano.
Desde una perspectiva crítica y razonada, reconoce la importancia de las reformas y valora el pensamiento de intelectuales como Américo Lugo, Mariano Cestero, Moisés García y Francisco J. Peinado, quienes también plantearon diversas soluciones a la crisis nacional.
García Godoy admira el pensamiento optimista de Juan Pablo Duarte y se identifica con su ideario. En este sentido, critica con dureza a los pesimistas que, a su juicio, no creen en las fuerzas propias de la nación. También rechaza de manera frontal a los anexionistas, ya fueran favorables a España o a los Estados Unidos.
Su análisis sobre el personalismo político sigue siendo pertinente. Nos coloca frente a una realidad que, a pesar del tiempo transcurrido, sigue vigente. A 108 años de la publicación de El derrumbe (1916), el personalismo sigue afectando no solo a los políticos, sino también a casi todas las esferas de la sociedad dominicana.
Este problema plantea la necesidad de una reflexión profunda y de una decisión colectiva que permita superar este lastre que tanto afecta el desarrollo político, la movilidad social y la inclusión. Como bien señala García Godoy, «todos los períodos históricos tienen carencias y necesidades que deben ser reconocidas y afrontadas».
El derrumbe nos invita a confrontar nuestras propias deficiencias como sociedad y nos urge a cerrar definitivamente las puertas a las malas prácticas políticas. Su mensaje es una guía y un estímulo para el cambio.
La figura de Federico García Godoy es la de un ciudadano despierto, un hombre profundamente comprometido con la causa nacional. En una época en la que el término «patriotismo» era utilizado despectivamente para descalificar a quienes defendían la soberanía, él se mantuvo firme en su convicción de que el amor a la patria es la mayor fuerza social creada por el hombre.
En sus propias palabras: «Entre todas las cosas que el hombre ha creado en su secular evolución a través del tiempo y el espacio, ninguna representa una fuerza social tan grande y poderosa como el verdadero patriotismo».
A pesar de las adversidades, mantuvo la confianza en la posibilidad de un país mejor. Cuando el Congreso eligió como presidente al doctor Francisco Henríquez y Carvajal tras la renuncia de Juan Isidro Jimenes, García Godoy expresó su esperanza en un futuro más prometedor:
«Por fin despunta un rayo de esperanza, iluminando con vivo fulgor el horizonte de la nación».
Su obra fue censurada por las autoridades estadounidenses. En El derrumbe, relata las dificultades que enfrentó para lograr la publicación del libro y los argumentos que presentó ante las autoridades interventoras para defender su derecho a la libre expresión.
En este contexto, escribe: «Ante todo, debo y quiero expresar con claridad el pensamiento fundamental de este modesto libro, tan duramente perseguido. Escrito con gran precipitación bajo el imperio de circunstancias dolorosas, El derrumbe se resiente de tales condiciones, adversas para un juicio sereno. Este volumen tiene dos aspectos principales: mi completa rebeldía ante la abusiva injerencia extranjera en nuestra vida nacional y mi feroz crítica al personalismo político, causa principal de nuestra tremenda y dolorosa caída bajo el dominio del imperio».
Federico García Godoy fue un periodista, crítico literario, educador, novelista e historiador, nacido en Cuba el 25 de diciembre de 1857. Llegó a la República Dominicana con apenas 11 años, huyendo con su familia de la guerra independentista cubana de 1868. Se radicó en La Vega, donde desarrolló su carrera intelectual hasta su muerte, el 12 de febrero de 1924, a los 67 años.
Su legado literario incluye novelas históricas como Rinito, Alma dominicana y Guanuma. No obstante, su obra más influyente es El derrumbe, un ensayo de historia y sociología en el que denuncia los planes de intervención de los Estados Unidos en la República Dominicana.
El derrumbe fue escrito en 1916, meses antes de la ocupación estadounidense. Cuando las tropas interventoras tomaron el control del país, el libro fue censurado y prohibido por las autoridades militares. García Godoy intentó explicarles que la obra había sido impresa antes de la ocupación, pero su reclamo no fue escuchado.
La obra describe la historia dominicana desde la fundación de la República hasta 1916, y su mensaje sigue siendo de gran relevancia. Es lamentable que el pensamiento patriótico de García Godoy sea desconocido por gran parte de la población dominicana, especialmente por los estudiantes de los niveles preuniversitario y universitario.
El currículo educativo nacional no destaca sus aportes ni su legado patriótico. Sin embargo, es digno de reconocimiento el trabajo del Archivo General de la Nación, bajo la dirección del doctor Roberto Cassá y con la colaboración de Andrés Blanco Díaz, quienes han recopilado gran parte de su obra. También merece mención la destacada maestra Pura Hemeterio Rondón, cuyos estudios sobre García Godoy han sido fundamentales.
A todos los jóvenes e interesados en la historia dominicana, los exhortamos a leer esta obra. Valoremos su extraordinario contenido y emulemos la actitud de su autor, su talento humanista, su fe en el porvenir de la nación y su vocación patriótica.
¡Viva la memoria histórica de Federico García Godoy! ¡Viva la patria!
Muchas gracias.