Muy buenas tardes a todos.

Agradezco al maestro Eulogio por la invitación y a todos los que han hecho posible la realización de esta actividad.

La lista de libros que envié incluye las siguientes obras:

  • El discurso del método, de René Descartes
  • La República, de Platón
  • Diálogos, de Platón
  • La Poética, de Aristóteles
  • El arte de tener siempre la razón, de Arthur Schopenhauer
  • El arte de ser feliz, del mismo autor
  • El existencialismo es un humanismo, de Jean-Paul Sartre
  • La deshumanización del arte, de José Ortega y Gasset
  • España invertebrada, del mismo autor
  • ¿Qué es filosofía?, un curso impartido por Ortega y Gasset en Argentina
  • El Príncipe, de Nicolás Maquiavelo
  • Del sentimiento trágico de la vida, de Miguel de Unamuno
  • El ocaso de los dioses, de Friedrich Nietzsche
  • El Anticristo, de Friedrich Nietzsche
  • Meditaciones, de Marco Aurelio

El libro que he elegido para mi disertación es El Anticristo, de Nietzsche, ya que fue la obra con la que me introduje en la filosofía.

Básicamente, lo que Nietzsche propone en El Anticristo es que el cristianismo es la criptonita del posible superhombre.

Este es un texto de 1888, es decir, de finales del siglo XIX, un periodo de crisis y replanteamiento de la religión, marcado por el avance del secularismo.

En la obra, Nietzsche presenta una crítica radical a la moral judeocristiana, centrándose específicamente en el cristianismo. Su argumento principal es que el cristianismo es una religión que promueve valores decadentes y sumisos, los cuales impiden la aparición del superhombre, su ideal filosófico.

Un concepto clave que atraviesa toda su filosofía y que aparece en este texto es el de la voluntad de poder, que Nietzsche considera el principio fundamental de la vida y lo que debería regir a los seres humanos.

Nietzsche era un filósofo vitalista, lo que significa que atribuía un papel fundamental a los instintos en la vida humana. De ahí su énfasis en la voluntad de poder como motor esencial de la existencia.

El diagnóstico final que ofrece en la obra es que vivimos en una sociedad totalmente nihilista, producto de la pérdida de valores provocada por el cristianismo.

Algo que me parece particularmente interesante es que Nietzsche, más que atacar al cristianismo como religión, centra su crítica en figuras clave, como Pablo de Tarso.

Nietzsche presenta a Pablo como el verdadero creador del cristianismo, lo responsabiliza de su difusión y lo sataniza en el sentido de que lo considera el gran artífice de la decadencia de Occidente.

Según Nietzsche, Pablo deformó el mensaje de Jesús y lo convirtió en un instrumento para la sumisión de las masas.

En ese sentido, El Anticristo es un texto polémico y profundamente provocador, que busca socavar los cimientos del cristianismo y proponer una alternativa basada en la afirmación de la vida y la voluntad de poder.

Con mucha frecuencia, se ha identificado el concepto de superhombre nietzscheano, que aparece no solo en El Anticristo, sino también en Así habló Zaratustra, con el ideal del nazismo.

¿Qué opina usted al respecto? ¿Hacia dónde cree que apunta realmente el Übermensch?

A mi juicio, creo que Nietzsche no tenía intención alguna de fomentar una ideología como la del nazismo.

Si bien es cierto que el superhombre tiene características que podrían parecer afines a algunos elementos del nazismo, creo que Nietzsche nunca buscó construir algo similar.

De hecho, si tomáramos su pensamiento de manera dogmática para instaurar una nueva doctrina, estaríamos cayendo en lo mismo que él criticaba.

Nietzsche promovía la transgresión de los valores establecidos, no la imposición de una nueva ideología rígida.

En relación con Nietzsche, hay muchas cuestiones abiertas al debate.

Ahora que has reflexionado sobre este texto, ¿crees que Nietzsche era completamente ateo o, dado que la religión es un tema tan presente en su obra, conservaba algo de su infancia en su pensamiento?

En cuanto a eso, creo que Nietzsche se acerca mucho a la perspectiva del vitalismo y de los instintos.

Para mí, su Dios era la voluntad de poder, un concepto que ya venía de Schopenhauer.

Lo que hizo Nietzsche fue ponerle otro nombre, uno que encajaba en el contexto de su tiempo, donde el cristianismo todavía era la referencia central del pensamiento europeo.

Pero realmente, si lo analizamos a fondo, creo que nadie es completamente ateo.

Siempre se cree en algo, aunque ese algo no sea un Dios tradicional.

A Nietzsche se le ha catalogado con frecuencia como uno de los maestros de la sospecha, junto con Marx y Freud.

¿Qué opinas sobre esta clasificación? ¿Realmente merece ese estigma?

Creo que Nietzsche encaja perfectamente en la categoría de maestro de la sospecha porque no confiaba en nada de lo que estaba establecido.

Para él, el pensamiento tradicional debía ser sometido a un análisis radical, sin aceptar ninguna verdad de forma acrítica.

Más que desconfianza en sí misma, lo que caracteriza a Nietzsche es su búsqueda incesante de una verdad que no estuviera contaminada por dogmas.

En ese sentido, Nietzsche es un referente indispensable, porque no solo criticó el cristianismo, sino que desmontó las bases de toda la sociedad occidental.

Era un pensador que no confiaba en ninguna de las estructuras que sostenían la cultura de su tiempo.

Y por eso, el título de maestro de la sospecha le sienta muy bien.